El ataque, considerado el más letal en Kiev desde el verano pasado, afectó seis distritos de la ciudad, provocando incendios en edificios residenciales y administrativos, así como en vehículos y una estación de metro.
Entre los proyectiles utilizados, se identificó un misil de fabricación norcoreana, lo que ha generado preocupación internacional.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó el ataque y destacó la necesidad de que la comunidad internacional comprenda la gravedad de la situación.
Este bombardeo se produce en un contexto de tensas negociaciones de paz, poco después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmara haber alcanzado un acuerdo con Rusia para poner fin al conflicto, acuerdo que aún no cuenta con la aprobación de Ucrania.
Las operaciones de rescate continúan, con equipos de emergencia trabajando para localizar a personas atrapadas entre los escombros.
Este ataque subraya la persistente violencia en Ucrania y la complejidad de alcanzar una solución pacífica al conflicto.