Para sorpresa de muchos, antes de arrancar, la 49.º Feria del Libro de Buenos Aires arrancó a buen ritmo. Parece un juego de palabras pero sucede que, tres días antes de la apertura oficial al público, las Jornadas Profesionales comenzaron con más de 15.000 inscriptos, de los cuales, alrededor de 5.000 estuvieron presentes el primer día de funcionamiento, el martes, en el predio de La Rural, en Palermo.
Desde Fundación El Libro, organizadora de la Feria, recibieron el dato con entusiasmo en comparación con los 12.000 inscriptos de 30 países en la edición anterior. Un aumento del 25% entre un año y otro.
A simple vista, hubo más gente para hacer negocios con sus pares o dispuestos a participar en cursos de capacitación que en la Feria 2024, aunque los números finales se conocerán recién al tercer y último día, es decir, este próximo jueves, en coincidencia con la apertura oficial de la 49.° Feria.
Mucha concurrencia
“Hoy tuvimos un día con mucha concurrencia, con mucho movimiento en los sectores de logística. Eso quiere decir que visitaron el stand, cerraron un acuerdo, hicieron negocios y despacharon libros. Quiere decir que se generaron operaciones”, dijo a Clarín Jorge Gutiérrez Brianza, director General y de Operaciones de Fundación El Libro.
También, se refirió a los 15.000 registrados como visitantes profesionales. “Es un buen número para arrancar la Feria: son proveedores, consumidores e integrantes del ecosistema del libro. El jueves vamos a tener el número definitivo. Estamos muy satisfechos con el primer día. La Feria arrancó muy bien”, aseguró.
Como cada año, la Feria del Libro destinó tres días a las Jornadas Profesionales en la que participaron editores, libreros, distribuidores, agentes literarios, ilustradores, bibliotecarios, diseñadores, traductores y personas involucradas en diversas áreas que forman parte de la cadena de valor del libro tanto a nivel local como del exterior.
A las Jornadas Profesionales acudieron editores, libreros, gerentes de compra, dibujantes e ilustradores, entre otros, provenientes de distintos puntos del país. Muchos son de Santa Fe y Mendoza. En el caso de los extranjeros, la mayoría, de países limítrofes como Brasil, Chile y Uruguay. También de España, que además posee stand específico para concretar negocios entre sus pares.

Para ello, Fundación El Libro contó con diversos programas de incentivo para facilitar la llegada de visitantes de negocios locales e internacionales, como el pago de estadías en los hoteles para las librerías del interior, el estacionamiento a libreras y editoriales más cercanas y pasajes aéreos para profesionales extranjeros.
“Nosotros apoyamos cubriendo los gastos de hotelería a muchos visitantes extranjeros en alrededor de 200.000 pesos, y a los libreros de todo el país les damos un reintegro superior a los 250.000 pesos que cubre parte de sus gastos del viaje. También los ayudamos y los capacitamos”, subrayó Gutiérrez Brianza.
Actividades
Hay cada año una amplia variedad de cursos y charlas gratuitas y aranceladas. Entre ellas: Jornadas Profesionales para Ilustradores, una mesa redonda sobre la librería como experiencia, charlas sobre audiolibros, Cómo armar un plan lector, la 5° Jornada Académica de Edición hasta Jornadas de Traducción en el Ámbito Editorial por citar algunas. Las actividades van cambiando cada año, según la coyuntura y las necesidades de la industria editorial.
Además, hubo programas especiales como Logística Internacional para el envío de libros de hasta 50 kilogramos, con el apoyo de DHL. “También un servicio de logística gratuita nacional para que los libreros de todo el país puedan enviar 200 kilos de libros a sus respectivas librerías. Eso lo cubrimos nosotros”, añadió.

Los programas cuentan con importantes beneficios para incentivar la compra de libros. Uno de ellos es “Librería Amiga”, en el que las editoriales ofrecen un descuento especial, y la otra es “Biblioteca Amiga”, en el cual las bibliotecas compran libros a un precio especial respecto al de la comercialización de ejemplares al público. En ambos casos, el descuento es del 50% del Precio de Venta al Público (PVP).
“Por ejemplo, una librería de Jujuy compra con el 50% del PVP y después puede mandar los 200 kilos de libros a cargo de la Fundación el Libro, lo cual es muy beneficioso. Eso genera, mueve y tracciona”, apuntó Gutiérrez Brianza.
“Hubo una acción nueva este año: se destinaron fondos para la emisión de vouchers para que 50 librerías del interior puedan comprar libros intercambiando esos vouchers de la Feria”, señaló Sebastián Helou, director Comercial de Editorial Albatros (stand 915, Pabellón Verde) y presidente de la Comisión de Profesionales de la Fundación el Libro.
Además, dio su impresión sobre la primera jornada de la Feria, a 48 horas de la apertura oficial al público. “Veo más movimiento: los stands están puestos con buen gusto, tienen más calidad. La Feria está linda, está pujante, se la ve interesante”, aventuró.

Lo que está claro es la gran concurrencia, una clara señal del interés de los profesionales del rubro por capacitarse y levantar el nivel de ventas frente a la inflación y la actual crisis económica, el encarecimiento y escasez del papel, el poco volumen de ventas generalizado y el encarecimiento del precio de los libros argentinos respecto al de otros países. A esto se le suma la caída del dólar tras la liberación del cepo cambiario.
“Si bien el sector editorial continua con una crisis muy fuerte en cuanto al consumo de libros, el consumo no logró recuperarse pero las expectativas que tienen los visitantes y las editoriales son buenas”, deslizó Gutiérrez Brianza.
“Para los visitantes extranjeros, el libro argentino sale un poco caro. Por más que la calidad y la diversidad de la oferta argentina sea excelente, a la hora de los negocios eso dificulta un poquito”, agregó.