25 / abril / 2025 Economia
La economía del cuidado incluye desde el trabajo doméstico no remunerado hasta los servicios de profesionales de la salud, educación y asistencia.
En Argentina, las tareas de cuidado equivalen al 15,9% del PBI, pero siguen siendo invisibles en los sistemas económicos tradicionales. ¿Cómo transformarlas en motor de cambio?
De acuerdo con estimaciones del World Economic Forum, el trabajo de cuidados no remunerado, si fuera remunerado, representaría el 9% del producto interno bruto (PIB) mundial, equivalente a 11 billones de dólares. Mientras que sólo en América Latina, representaría entre el 15,7% y el 24,2% del PIB, constituyendo uno de los mayores contribuyentes a la economía, por encima de la mayoría de las demás industrias individuales.
La economía del cuidado abarca desde el trabajo doméstico no remunerado hasta los servicios profesionales en salud, educación y asistencia. Es un sector históricamente invisibilizado, sostenido mayoritariamente por mujeres, y profundamente arraigado en normas culturales que naturalizan la desigualdad.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe ( CEPAL ) en América Latina las mujeres dedican hasta cinco veces más tiempo que los varones a tareas de cuidado no remunerado, lo que reduce sus oportunidades de insertarse en el mercado laboral y avanzar profesionalmente. Esta carga desigual refuerza brechas de género y limita el crecimiento económico de los países.
De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que una inversión global sostenida en políticas de cuidado podría generar 280 millones de empleos hacia 2030 , contribuyendo a la formalización laboral, la reducción de la pobreza y la reactivación post pandemia.
Argentina: datos que exigen acción
Este cambio de enfoque también impacta a la Argentina. El informe “Demandas y trabajos de cuidado en la Argentina urbana” ( UCA, 2024 ) aporta datos clave: el 89,4% de las personas que asumieron el rol principal de cuidado en los hogares son mujeres , y el 97,2% de estas tareas no son remuneradas . Además, se estima que más de 12,8 millones de personas requieren cuidados en el país, entre niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
Aunque las cifras son contundentes, no son nuevas. Ya en 2020, un estudio del Ministerio de Economía de Argentina mostró que, si se midiera como un sector económico, el trabajo de cuidado equivaldría al 15,9% del PBI , más que la industria o el comercio. La diferencia es que, con datos más actuales y el contexto post pandemia, la urgencia de transformar esta realidad es aún mayor .
“En América Latina, cuidar sigue siendo sinónimo de desigualdad. Visibilizar el trabajo no remunerado y transformar la economía del cuidado en una prioridad de política pública es clave para cerrar brechas estructurales. Desde Pro Mujer, trabajamos cada día para que las mujeres —que hoy sostienen este sistema en silencio— puedan acceder a oportunidades más justas, que les permitirá desarrollar su potencial y sus emprendimientos”, destacó Tomás González Bergez, gerente global de Género del GKL de Pro Mujer.
Mientras los debates económicos siguen girando en torno a la inflación, el empleo o la inversión extranjera, continuarán existiendo una dimensión silenciosa que sostiene el funcionamiento diario de las sociedades: el cuidado. Este tipo de trabajo es sin lugar a dudas un motor fundamental para la economía regional, por ello es necesario abordarlo con perspectiva de género, explicó el especialista.
Para ello, es fundamental generar espacios de debate como el Gender Lens Investing (GLI) Forum- que se llevará a cabo entre el 10 y 12 de junio en Ciudad de México-, que reúne a liderazgos del mundo inversor, emprendedor, académico y corporativo, y personas influyentes de organizaciones de la sociedad civil y de instituciones multilaterales para generar sinergias poderosas en torno a la inversión con enfoque de género, explicó el especialista.