En un contexto de crisis económica y descontento social, el Gobierno convocó al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVyM) para el próximo martes 29 de abril. La reunión, oficializada mediante la Resolución 1/2025, se llevará a cabo de manera virtual y busca establecer un nuevo piso salarial que, al día de hoy, se encuentra alarmantemente lejos de cubrir las necesidades básicas de las familias trabajadoras. Actualmente, el salario mínimo apenas roza los $300.000, una cifra que palidece frente a los $1,100,267 necesarios para que una familia tipo no sea considerada pobre, según los últimos datos del INDEC correspondientes a marzo de 2025.
El salario mínimo cumple una función central en el entramado laboral y social del país. No solo establece el piso de los haberes jubilatorios y del seguro por desempleo, sino que también actúa como referencia para los salarios básicos, las asignaciones familiares y el cálculo de impuestos como el de las ganancias. En este sentido, su nivel impacta directamente sobre la vida de millones de trabajadores y trabajadoras en todo el territorio nacional.
Sin embargo, en los últimos años, el salario mínimo sufrió un deterioro constante que lo aleja drásticamente del costo de vida real. Según cifras oficiales, el salario mínimo aumentó un 9.3% entre diciembre de 2024 y marzo de 2025, distribuyéndose en cuatro tramos. Este incremento, que llevó la cifra de $271,571 a $296,832 (marzo 2025), fue insuficiente para contrarrestar una inflación que continúa pulverizando el poder adquisitivo de las y los trabajadores. Los aumentos salariales quedan muy por detrás del incremento en el costo de la vida, imponiendo un ajuste encubierto que recae sobre los sectores más vulnerables.