Barrio Lomas de Casasco o el primer complejo habitacional creado por el Presidente Néstor Kirchner en Moreno, está en el mapa de actuación del Grupo de Apoyo Gubernamental, de las policías, de las fiscalías y el Municipio de Moreno, es decir, todo el aparato llamado Estado. En días que discurren bajo mantos sagrados, legados y promesas, los allanamientos no cesan. Si hay errores de domicilios o exceso de fuerza aplicada a sostener el orden, solo a quienes viven allí les importa relatar «como es sentirse descartados» o «blancos permanentes».
Carina Leguizamón habla, se conmueve, transmite dolores cotidianos y ríe al recordar el abrazo a ese pibe que extiende la mano. Convoca a tomar la palabra para enfrentar «al Estado que te aplasta la cabeza, como lo hace la policía con los pibes», un llamado a subistir y combatir la naturalización represiva.
Insiste en la organización barrial para exigir respuestas que ya no son alimentarias sino de asistencia esencial: psicólogos /as, psiquiatras que asistan a los jóvenes que son consumidos por las drogas.
En su exposición política – no partidaria – Carina Leguizamón se refiere a los operativos anti drogas, bunker derribados, que son las viviendas de los pobres convertidas en kioscos, pero los «centros verdaderos del narco no están allí sino en elegantes o suntuosas viviendas de countrys o barrios cerrados», y allí la policía ni la justicia no ingresan.
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