Se dice que Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck y Churchill se refirieron a la política como “el arte de lo posible” y, si eso es así, el autor es Aristóteles, el filósofo y científico de la antigua Grecia considerado como uno de los padres de la filosofía occidental.
En estos tiempos se ha demonizando a quienes se amparan en este principio para explicar que las cosas en política hay que hacerlas en función de lo que determina la realidad y no en torno a los deseos, que siempre superan por lejos lo que se puede concretar, por razones de correlación de fuerzas o fenómenos culturales que a veces requieren de cierta maduración para que se dé la sinergia necesaria que permita cambios manteniendo y ampliando los apoyos, expresó en un artículo publicado en La Tercera, el periodista Juan Carvajal.
Esas palabras valen para hacer referencia de manera general a una cuestión que como mínimo mantiene a buena parte de la sociedad «entretenida», o expectante por saber qué está pasando en el (sub) mundo de la política en nuestras localidades.
En General Villegas, por el momento han sido solo especulaciones, y en muchos casos expresiones de deseo, más que movimientos reales; salvo algunas «invitaciones» a sumarse a espacios integrando listas que han provocado un frenético pensamiento al destinatario de la propuesta que si bien no la esperaba, muy en el fondo la deseaba; pero deberá habilitar la familia en principio, y luego obligará (al propuesto) ciertos desprendimientos a los que quizá no esté dispuesto ya que su proyecto en el lugar que ocupa aún no está finalizado. Ciertamente si se alinearan los planetas a las partes involucradas sería la sorpresa; aunque esta foto también podría serlo.
Eduardo Campana, ex intendente de General Villegas y Fernando Galli, ex Secretario de Gobierno y con otras áreas estratégicas a cargo hasta hace unos meses en el Gabinete de Gilberto Alegre (de quien es o era amigo personal), coincidieron en una mesa de una conocida confitería ubicada en la esquina más concurrida de la ciudad.
De lo que no hay dudas es que posaron para la cámara de Distrito Interior, sonrientes y «sin ponerse colorados». ¿Esta afianzado el vínculo entre ambos, políticamente o, a esta alturas de sus vidas, luego del agua que ha corrido debajo del puente, no es más que una foto?.
Lo que tienen en común hoy y por ahora, es que en su vereda de enfrente ubican al actual intendente.
Campana aseguró que le piden que regrese, no especificó si como concejal, que fue el primer lugar que tuvo en su irrupción en la política, o como candidato a intendente, que fue el cargo en el que se retiró.
En ningún momento lo desestimó de plano.
Fernando Galli, que no oculta su malestar por su desplazamiento de la Gestión, emite algún comentario, esboza sonrisas y parece estar dispuesto a no abandonar la arena política, en la que demostró moverse con conocimiento y comodidad. Incluso reconoce en Campana, a un rival ideológico que en su momento no le soltó la mano; por el contrario, lo contuvo cuando estaba a punto de ser «presa de caza» hace apenas unos pocos años.
Galli ha demostrado a través del tiempo ser leal (siempre hablando de política que es a lo que se hace referencia; es de destacar que en otro plano resulta, para quien escribe, un aspecto desconocido).
El final es tan abierto como lo que ocurrió después del clic; pudieron seguir hablando del tema que hilvanaban con notable expertise, ¿terminó por encenderse la llama que en ambos, aunque tenue, arde; o se despidieron como caballeros para continuar cada uno por su lado?. Sólo ellos lo saben.