A pocas unidades de certificar la permanencia, objetivo fundamental del Espanyol y que para casi todos supone una heroicidad dadas las circunstancias que vive el club, los de Manolo González, que en Valencia cumplió 50 partidos con el club, dispondrán mañana de una bola extra en el partido aplazado que deben disputar frente al Villarreal, que se aplazó por las lluvias que azotaron Castellón en su día. Con 39 puntos, un triunfo supondría la tranquilidad definitiva a falta de cinco jornadas para el final, algo en lo que nadie creía al principio de temporada.
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