Lejos de ser solo una región helada y remota, la Antártida es un laboratorio natural de valor incalculable. La presencia histórica de Argentina en el continente blanco ahora cobra una nueva dimensión gracias a un avance que promete cambiar para siempre la dinámica de las bases científicas: la implementación de energía limpia y autosuficiente.
Energía solar para una nueva era en las bases argentinas

Según informa Canal 26, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) lidera una transformación histórica en la Antártida argentina: la instalación de sistemas de energía fotovoltaica en las bases permanentes. Aunque las primeras pruebas comenzaron en 2014 en Marambio, Carlini y Refugio Elefante, hoy se extiende la apuesta a nuevas estaciones que dependerán exclusivamente del sol para su abastecimiento.
El impacto de este cambio es profundo: se reduce drásticamente el uso de gasoil, disminuyendo la contaminación ambiental y eliminando los riesgos y costos asociados al transporte de combustibles. Además, la instalación de baterías garantiza el suministro incluso en días nublados o en las largas noches invernales, asegurando una autonomía energética inédita para la región.
Más allá de la ciencia: Soberanía y sostenibilidad

Este avance no solo responde a un compromiso con la sostenibilidad, sino que también fortalece la posición estratégica de Argentina en el continente. Cada panel solar instalado no solo suministra energía limpia, sino que también representa un paso firme hacia la soberanía energética en un territorio clave bajo las normas del Tratado Antártico.
Gracias a esta innovación, las bases argentinas podrán mantener sus sistemas de calefacción, comunicaciones y equipamiento científico funcionando de manera continua, sin depender de costosos e inseguros envíos de combustible. Según la CNEA, este impulso sitúa a Argentina a la vanguardia del desarrollo antártico sustentable, reafirmando su papel como líder en investigación pacífica en uno de los territorios más desafiantes del planeta.