Lo prometido es deuda. Cuando hace un mes proponíamos un kit de supervivencia ante el caos de Rodalies, les dije que hablaríamos más adelante del mal funcionamiento de los ascensores y escaleras mecánicas de acceso a las estaciones. Vaya por delante que este es un problema que la autoridad competente tiene identificado y se han dispuesto 8,5 millones de euros para solucionarlo en cuatro años.
Pero la situación de precariedad se arrastra desde hace demasiado tiempo y la solución es lenta y penosa para los usuarios. Renfe ha anunciado que reparará 90 ascensores de las 134 estaciones que tiene Rodalies, y más de 40 escaleras mecánicas, entre ellas las de una estación tan importante como la de la plaza Catalunya de Barcelona que están fuera de servicio desde hace meses.
Facilitar el acceso al transporte público no es un capricho. Hay muchísima gente que no puede usar una escalera y que necesita el ascensor. Este es el caso de Montse, una mujer que se mueve en una bicisilla eléctrica y que antes de enfermar trabajaba en la sanidad pública y era una fervorosa deportista. Montse se ha convertido en una activista que reivindica la mejora de la accesibilidad del transporte público. Es usuaria obligada de trenes y buses para acudir a visitas médicas, entre otros trámites, y se topa a diario con dificultades que reporta a los responsables de las compañías de transporte.
Renfe desvía trenes mediante cambios de aguja por las largas averías de los ascensores
Sus vídeos muestran los episodios angustiosos que sufre y los ha enviado a los móviles de ocupantes de despachos importantes de la administración. Sus experiencias dan para un libro, pero les contaré aquí algunas para que se hagan una idea del nivel de despropósito que padece.
Desde hace mucho tiempo, queda bloqueada cuando baja en su estación de destino y se encuentra con que no funciona el ascensor que conecta el andén donde le deja el tren con la salida a la calle. La solución que le dan es que espere al siguiente tren, vaya a la estación posterior, se baje, y espere al tren de vuelta para que pueda apearse en el andén contiguo a la salida. Esa romería ferroviaria conlleva alargar el viaje casi una hora porque las frecuencias no son una maravilla.
El ascensor de una estación de Rodalies, en plena reparación
LV
Gracias a su insistencia, logró que en las pantallas indiquen si el ascensor funciona en la estación de destino. En caso contrario, ha conseguido que se le aplique la norma, poco conocida, que obliga a poner a disposición un taxi adaptado para su bicisilla para que la lleve hasta su estación. Más de una vez, los taxis rehúsan dar ese servicio porque cobran con tres meses de retraso y Renfe ha tenido que activar taxistas de ciudades bastante alejadas para atenderla a ella y a otros tantos usuarios.
Renfe tiene que desviar trenes mediante cambios de aguja debido a las largas averías de los ascensores
Cuando puede avisar a Renfe (912 140 505) para que le den una solución debido a que el ascensor está estropeado en la estación de destino, la compañía ha llegado incluso a desviar el tren mediante un cambio de agujas para que la parada se realice en el andén que facilite la salida directa a la calle. Esta operativa obliga a cambiar de andén a todos los pasajeros que esperan ese tren. Nuestra protagonista reconoce que esta medida es muy injusta. “¿Por qué tiene que moverse tanta gente por una sola persona? ¡Que arreglen los ascensores de una vez!”, reclama.
El mantenimiento de los ascensores era tan pésimo que Renfe ha rescindido el contrato a la empresa suiza que realizaba este servicio y lo ha adjudicado a otra que es alemana. Esperemos que si se sigue dilatando la solución a esta dejadez acumulada no nos pongan como excusa que el retraso se debe a que la pieza viene de Alemania, que es la socorrida evasiva de los mecánicos veteranos cuando se alarga una reparación. A pesar de todo, Montse es optimista y confía en que el problema se arreglará. ¡Mucho ánimo!
