La fina línea que separaría la moral del deseo se balancea en Misericordia contoneándose, ondulando en un filme disfrazado de neo noir, donde un homicidio plantea la dicotomía, la dualidad entre el bien y el mal.
Si Misericordia no fuera dirigida por un francés -imaginen que fuera estadounidense, o argentina-, es probable que la rodearía el escándalo.
La película comienza, mientras corren los títulos del comienzo, por una ruta rural. Vemos todo desde el parabrisas del auto que conduce Jérémie (Félix Kysyl) y no habrá sido casualidad que el director Alain Guiraudie (El desconocido del lago) haya elegido que el protagonista maneje por ese camino tan sinuoso.
Es un adelanto de lo que vendrá.

El ayudante de panadero que vuelve
Jérémie ha salido de Toulouse para regresar, luego de una década, a un pueblito. Allí solía trabajar, ayudando a un panadero. El motivo de su viaje es que el panadero falleció, y cuando llega a la casa del pueblito, Martine, la viuda (la excelente actriz Catherine Frot, de Marguerite) lo recibe con los brazos abiertos. Tanto es así, que lo invita a pasar la noche en la casa.
Luego del funeral, Martine le mostrará un álbum de fotos de Jean-Pierre, el panadero, donde se lo ve en traje de baño, saliendo del mar. Jérémie le pregunta a la viuda si tiene un negativo, para hacer una copia.
Las primeras sospechas
Si les parece raro, extraño, o sospechoso el pedido, no esperen a notar cierto resquemor por parte de Vincent (Jean-Baptiste Durand), el hijo de Martine. A Vincent, que está casado y tiene un hijo como tantos, obsesionados con su celular, no le cae bien que Jérémie se quede en la que era su propia habitación de la infancia, que está igual como la dejó cuando se casó.

Y parece que menos aún que Jérémie visite al corpulento granjero Walter (David Ayala), un viejo amigo suyo, y del recién llegado.
Evidentemente algo pasó, y no estamos al tanto.
El sacerdote del pueblo
Misericordia le debe probablemente su título a la aparición en escena del sacerdote del pueblo, Philippe (Jacques Develay), que es amigo de la familia pero que le lanza una mirada y varios guiños a Jérémie no precisamente muy santos.

Pero contábamos que Misericordia es un film noir, así que alguien tiene que morir. Y no precisamente por causas naturales.
Si misericordia significa “Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos”, en la película habrá varios momentos como para que uno o dos personajes tengan ese sentimiento.
El espectador es testigo del asesinato, y también de cómo el homicida va cambiando su relato para acomodarse a una salida que lo exima de la culpa, o al menos que nadie en el pueblo se entere de la verdad.
Lo que logra Alain Guiraudie es curioso y extraño. Sabemos la identidad del asesino, y nos preocupa su seguridad, no queremos que lo descubran. Las cosas se pondrán más y más densas, hasta llegar a un desenlace -y unos 10 o 15 minutos finales- por lo menos para quien esto escribe, inesperado.
Verla sin prejuicios es el mejor consejo.
“Misericordia”
Buena
Thriller / Comedia dramática. Francia / España / Portugal, 2024. Título original: “Miséricorde”. 103’, SAM 16. De: Alain Guiraudie. Con: Félix Kysyl, Catherine Frot, David Ayala y Jacques Develay. Salas: Cinépolis Recoleta y Houssay, Atlas Patio Bullrich, Showcase Belgrano y Norte.