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lunes, mayo 5, 2025

Las lluvias reverdecen el Cap de Creus y los Aiguamolls

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Hacía tres años que no se veía florecer en el Parc Natural del Cap de Creus ejemplares de orchis olbiensis , un tipo de orquídea de color liloso habituada a zonas de maleza y bosques claros. Los registros pluviométricos de los últimos tres años extremadamente secos, con algunos datos más parecidos a los de un clima desértico que mediterráneo, habían eliminado esta especie de una de las zonas más castigadas por la sequía de toda Catalunya.

No ha sido el único tipo de vegetación que se ha recuperado con unas lluvias que han sido menos generosas que en otros puntos de Catalunya, pero suficientes para lograr reverdecer el paisaje. La guía del Parc Natural del Cap de Creus, Rosa Mari Gabarró Junyent, explica que en la zona de Roses se “han recuperado muy bien” otras plantas como el malvavisco marino, el astrágalo blanco y el tojo, dos tipos de arbustos muy espinosos presentes en el paisaje abrupto del Cap de Creus. También han rebrotado los arbustos que hace apenas un año daban síntomas de un gran estrés hídrico.

En febrero se contaron 2.198 aves invernantes los Aiguamolls, como en los últimos años secos

En cuanto a la fauna, en el sur del parque, gracias a la recuperación de una zona húmeda, han regresado los tritones y las acequias están llenas de ranitas meridionales. El director del Parc Natural del Cap de Creus, Ponç Feliu, detalla que las zonas de bosque (con robles, alcornoques o pinos)y los anfibios fueron los que más sufrieron a raíz de la pertinaz sequía. Paseando por el camino de ronda de Roses, entre las calas Rostella y Murtra, hay muchos árboles muertos, que la sequía había debilitado y que la fuerte tramontana acabó tumbando.

Los efectos positivos de la lluvias continuadas reviven el Parc Natural dels Aiguamolls de l’Empordà. Pere Duran/Nord Media

Caballos de la Camarga pastando en los Aiguamolls 

Pere Duran/Nord Media

En algunos observatorios, como el que pertenece a la Xarxa d’Observadors Meterològics (XOM) de Cadaqués, en 2023 no se alcanzaron los 200 l/m2, según datos del Servei Meteorològic de Catalunya, muy lejos de la media climática registrada entre 1991 y 2020, que superaba los 610 l/m2. En lo que va de año y hasta el 26 de mazo, se habían recogido ya en este punto más de 150 l/m2.

En siete de los ocho municipios que forman parte del Parc Natural del Cap de Creus, durante el primer trimestre de este año, ha llovido menos que en el mismo periodo del año anterior. Según datos recopilados por el grupo Meteorologia del Cap de Creus, integrado por varios voluntarios y gestionado por Rosa Mari Gabarró, en el centro de Vilajuïga y de Llançà, por ejemplo se han recogido un 34% y 30% respectivamente menos de agua que hace un año. El único con registros positivos ha sido Port de la Selva, donde ha llovido más.

Un orquídea

Hacía tres años que no se veía florecer en el Parc Natural del Cap de Creus ejemplares de orchis olbiensis

Rosa Mari Gabarró Junyent

El Parc Natural dels Aiguamolls d’Empordà también ha cambiado el paisaje y la fauna. Pero la recuperación sigue siendo incompleta y a dos velocidades. Mientras que la reserva de las Llaunes, la zona de lagunas litorales, ha aguantado gracias a las aportaciones del río Fluvià, la reserva dels Estanys, que se alimenta de la lluvia que cae en la sierra de Verdera, está bajo mínimos. Ponç Feliu, que ejerce de director provisional de este parque, explica que el estanque de Vilaüt sigue siendo un secarral y la planta invasora Xanthium , ha colonizado el espacio. 

Malvavisco marino

Malvavisco marino

Rosa Mari Gabarró Junyent

“El estanque está completamente seco, ha perdido sus zonas húmedas y ya no cría en él ningún pájaro acuático”, agrega Feliu. Las aves que son uno de los principales reclamos turísticos de este espacio están en regresión. El último censo de aves invernantes del pasado mes de febrero dio unos registros muy bajos, en la línea de los últimos años de sequía. Según datos facilitados por el Parc Natural, se contabilizaron 2.198 ejemplares, lejos de la media de la última década que se acercaba a los 10.000.

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Explica Ponç Feliu que ha sido uno de los peores años en cuanto a presencia de patos como el ánade real y la cerceta común. Menos pájaros por la sequía, pero también por el cambio climático. “El hecho de que las temperaturas en el norte de Europa no sean tan frías, también ha contribuido”, afirma. Durante estos días de primavera, han empezado a llegar pájaros que han pasado el invierno en África como la cigüeñuela y la garceta.

Redacción

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