Una multitud de seguidores se congregó este sábado en la Sala Victoria Ocampo de la Feria del Libro de Buenos Aires para recibir a una de las grandes estrellas internacionales que ya es “amiga de la casa”, la gran escritora y periodista española Rosa Montero, que vino a presentar su novela más reciente Animales difíciles (Seix Barral, 2025) de la mano de su amiga y colega argentina Hinde Pomeraniec.
Largas filas de personas de distintas edades y procedencias, algunas ataviadas con remeras alusivas, colmaron un salón que contó, además, con la presencia del embajador de España en Argentina, Joaquín María de Arístegui Laborde; la escritora Claudia Piñeiro; las autoridades de la Editorial Planeta y otras figuras de la escena cultural porteña.
Rosa Montero es probablemente una de las voces más importantes de literatura contemporánea en lengua española: Premio Nacional de Periodismo y de las Letras en España, es autora de innumerables éxitos editoriales como Te trataré como a una reina (1983); La hija del caníbal (1997); El corazón del tártaro (2001); La loca de la casa (2003); La ridícula idea de no volver a verte (2013); entre otras importantes obras.
Lágrimas en la lluvia (2011); El peso del corazón (2015) y Los tiempos del odio (2018) integran la saga que culmina ahora con Animales difíciles (2025), una serie de novelas de ciencia ficción con elementos de thriller y reflexión filosófica que tiene como protagonista a Bruna Husky, una replicante (una tecnohumana creada artificialmente) que trabaja como detective en una Madrid futurista del siglo XXII.
A lo largo de la saga, Bruna enfrenta conspiraciones, conflictos políticos y dilemas existenciales mientras lucha por su supervivencia y busca respuestas sobre su propia identidad. La saga combina acción, misterio y una profunda exploración sobre la identidad, la mortalidad y el impacto de la tecnología en la sociedad.
Su segunda ciudad
Con la pasión y el carisma que la caracterizan, Montero, que es además columnista en el diario El País de España desde hace más de cuarenta años, se mostró muy emocionada de estar de nuevo en Buenos Aires, de la que dijo que es su segunda ciudad y valoró las demostraciones de afecto del público.

“Me ponéis blandita”, dijo y contó una anécdota para graficar el significado de esa valoración.
“Muchas veces los lectores me dicen: ‘Es que tú eres tan original, es que tú eres tan auténtica’ y yo, emocionadísima, luego de unos 15 minutos, agregan: ‘Tú y Fulanito son mis escritores favoritos’ y a mí Fulanito me parece una mierda, es un escritor espantoso, me parece todo lo contrario de lo que esa persona ha especificado”, dijo con esa autenticidad que es tan suya.
Y siguió, porque ella siempre sigue: “Entonces, esto me merece una reflexión: no es que el lector o la lectora sea idiota ni muchísimo menos; lo que pasa es que la lectura es algo tremendamente activo, cuando leemos, coescribimos el libro que leemos, junto con el escritor. Entonces, cuando esa gente lee los libros de ese tipejo que a mí me parece horrible, le están poniendo su propia veracidad, su sentido de la belleza, su autenticidad y, claro, eso mismo hacen conmigo, entonces me considero responsable de la mitad de vuestro cariño, pero la otra mitad es vuestra”.
Retos del presente
Además de presentar su más reciente obra, Rosa Montero se tomó el tiempo de conversar con el público sobre los alcances de la ciencia ficción, las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y demás retos del presente y del futuro.
“Animales difíciles no es solo la nueva novela de Rosa sino también la despedida de Bruna”, apuntó la periodista y escritora argentina Hinde Pomeraniec, presentadora y amiga de Montero desde hace 26 años, que trabajó durante veinte años en la sección Cultura del diario Clarín y como analista de política internacional.
Pomeraniec agregó: “En esta despedida, rodeada de unos personajes que los lectores de la serie ya conocen y con la aparición de nuevos personajes –aterradores algunos–, Bruna es más humana y más consciente de su humanidad y de su muerte que nunca”, afirma la periodista y quiere saber: “¿Escribir sobre el futuro es, de alguna manera, escribir sobre el presente?”

La autora respondió con una explicación acerca de lo que significa escribir ciencia ficción hoy: “Tenemos un prejuicio contra la ciencia ficción, se cree que es un género esotérico, rarísimo, que habla de cosas absurdas que no tienen que ver con la realidad, unas cosas técnicas, que no tienen que ver con las emociones, en fin, y que no vas a tener relación con ello ni lo vas a entender. Nada más equivocado. La ciencia ficción, en realidad, es una herramienta metafórica para hablar del aquí y el ahora”, argumentó.
También se refirió a algo recurrente en su obra que es la búsqueda de sentido, la pregunta sobre la muerte, en resumidas cuentas: la angustia existencial: “Yo no escribo ciencia ficción para hablar del futuro. Escribo ciencia ficción para lo mismo que escribo las otras novelas: para buscar el sentido de la existencia, para aprender”, sentenció y explicó la razón que la mueve a escribir:
“Escribes sobre tus obsesiones, todos los escritores lo hacemos, escribo para ponerle un poco de luz a la oscuridad del mundo y de la vida. En parte, son libros existenciales que, sobre todo, hablan de la muerte, del paso del tiempo que nos hace y nos deshace”.
Montero ofreció un análisis psicológico del personaje de la saga para desembocar en la hiper conciencia de la propia muerte: “Ella, mi pobre Bruna y los otros tecnohumanos como ella, son clones humanos manipulados por los ingenieros genéticos para que crezcan rápidamente, entonces, no los crían en úteros sino en tanques de acero durante 14 meses y en ese tiempo, alcanzan el desarrollo biológico de los 25 años. Viven diez años, hasta un desarrollo biológico de 35 años, y ahí se produce, por error de los ingenieros, un fallo multiorgánico en una semana que los mata, entonces estos tecnohumanos saben cuándo van a morir, no pueden olvidarse de que son mortales”, explicó.
Y dirigiéndose al auditorio, agregó: “Eso es lo que hacéis vosotros, la mayoría de vosotros, la mayoría de los seres humanos viven como si fueran inmortales, salvo un puñado de neuróticos profundos como yo y Woody Allen, que nos decimos eso que decía Cicerón: ‘Siempre he sabido que soy mortal’, o sea que Cicerón también era otro neurótico como yo”, dedujo Montero con ese humor inteligente que la caracteriza.

Para la autora, la suya “es una novela existencial, por eso me siento más cerca del personaje de Bruna que de ninguno de los otros, lo siento como un alter ego verdaderamente, aunque no soy una tecnohumana de combate que mide 2 metros, como es ella, al menos en las primeras novelas”.
“Bruna es un clon mío”
“Cuando decíamos ‘más humana que nunca’, tiene que ver con eso, me parece que encontrarse a la altura metafórica y literal de los otros cambia el vínculo con los demás”, opinó Pomeraniec.
La autora respondió: “Sí, la hace mucho más frágil porque, además, tiene miedo como cualquiera” y comentó: “Me hace gracia porque tú no sabes de qué estás escribiendo, realmente sale del inconsciente, no controlas, entonces cuando tienes el libro mis amigos empiezan a leerlo y dicen: ‘Oye, ¿que tú has visto que tu personaje se parece a ti? Y es que mide 1mt60, como yo”.
Y después de que el auditorio estallara en risas, Montero agregó: “¡Y no solo eso, sino que ahora la hago escribir! Por primera vez en las cuatro Brunas, hay unos capítulos en primera persona, así que escribe ¡y escribe cosas sobre la escritura que diría yo, o sea que ya me ha secuestrado!”.
Más risas, de esas que acompañan a Montero, que la abrazan y que ella alimenta. “Bruna tiene la cabeza llena de noticias que no sabe todavía cómo controlar, no sabe cómo llegaron esos conocimientos a su cabeza, ¡es lo mismo que me pasa a mí!”. Montero recuerda un detalle sorprendente: “En la tercera novela, que fue un descubrimiento para mí, el personaje malvado le dice a Bruna: ‘Tú eres un clon que está desarrollado a partir de las células epiteliales de una escritora que fue conocida en el siglo XX pero que ya ha sido completamente olvidada’”, dijo con asombro: “Esa soy yo, o sea que Bruna es un clon mío!”, concluyó.