El término “resetear” proviene de la informática y puede traducirse como empezar de nuevo, tal como ocurre cuando reiniciamos nuestros dispositivos para tratar de solucionar algún problema.
Si estamos mal del estómago porque tenemos distensión abdominal o problemas de los intestinos, desde algunos años, algunos especialistas recomiendan un “reset”, para eliminar esos problemas y desintoxicar al organismo.
La incorporación a la dieta de ciertos alimentos, más livianos y saludables, aumentar la hidratación, reducir el consumo de alimentos procesados y de azúcares refinados son algunas de las claves de este “reset”.
La ventaja de esta práctica es que puede realizarse solo durante tres días. Al finalizar ese corto período, nos sentiremos mucho mejor, al menos en la parte digestiva.
El mini reset digestivo que mejora la energía y fortalece el sistema inmune
Un artículo publicado en la edición española de la revista Vogue retoma el tema del “reset intestinal”, difundido desde años por otros medios. Afirma que “podemos mejorar la salud intestinal acostumbrándonos a comer alimentos probióticos, tomando té verde o aumentando la ingesta de potasio o selenio de forma cotidiana, pero también está en nuestras manos practicar un hábito poderoso una vez al mes”.
Luego explica que realizar un mini-reset digestivo implica estar entre uno a tres días consumiendo alimentos ligeros y de fácil digestión para permitir que el sistema digestivo descanse y se recupere.
Sin excluir de manera absoluta los alimentos sólidos, hay que evitar aquellos que dificultan o prolongan la digestión. “De esta forma podremos sentir unas digestiones más ligeras, lo cual puede ayudar a reducir la hinchazón o pesadez”, añade la revista.

Deben ser platos fáciles de digerir, sin exceso de grasas ni fibra, lo que puede reducir la carga de trabajo del aparato digestivo. De esta manera, ayudan a aliviar la pesadez, o distensión abdominal, que solemos sentir luego de comidas contundentes.
A corto plazo, el principal beneficio aparece en el intestino que ya no debe emplear tanta energía para completar la digestión. También mejora la capacidad del sistema inmune, sobre todos si estamos pasando por un proceso infeccioso.
A largo plazo, según Vogue, “una de las ventajas que tiene este tipo de reset es que los pacientes se enferman menos, descansan mejor por las noches y tienen más ganas de cuidarse porque se notan menos inflamados y con una sensación de bienestar general mayor”.

Algunos ejemplos dados por nutricionistas a la revista son: caldo de verduras elaborado con zanahorias, apio, cebolla y espinacas; sopa cremosa de calabaza con un toque de jengibre y batido verde con espinacas, pepino y un pequeño trozo de plátano o banana.
Entre las fuentes de proteína de fácil digestión nombran al pescado blanco (merluza, bacalao o lenguado) hecho a la plancha y acompañado de puré de zapallo. Para el postre, una compota de manzana sin azúcar.
Todo acompañado de abundante líquido (agua o té), recordando que no debe seguirse esta dieta tan liviana más de tres días y una vez por mes. En las mujeres, además, se recomienda que coincida con el momento de la ovulación. En la menopausia o en los hombres, cada cuatro semanas.