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viernes, mayo 9, 2025

Decisión clave de la Ciudad para resolver un tipo urgencia médica dramática que afecta a cuatro porteños por día

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La ciudad de Buenos Aires publicó en su Boletín Oficial tres novedades importantes como parte de un cambio que hizo en el protocolo con el que el SAME venía abordando los casos de ACV isquémico, la primera causa de discapacidad y la tercera causa de muerte de la Argentina, que sólo en el radio porteño afecta a unas 1.500 personas por año, alrededor de cuatro por día.

Es una patología que puede dejar secuelas tremendas, pero para la que existe una medicación que puede apaciguar esos efectos. Un tipo de fármaco de la familia de los llamados “tromboembolíticos”, que tiene una limitante importante: debe ser administrado antes de las 4,5 horas desde el evento. Ese tiempo, que vale oro, es lo que a los expertos les gusta llamar “ventana de oportunidad”.

Mientras mejor funcione un sistema de salud, más chances habrá de que más personas entren por esa ventana. Para que todo eso ocurra, el diagnóstico (o la sospecha del diagnóstico) debe ser inmediato. Y después de eso, tener a mano un centro de salud con las condiciones lógicas para abordar el caso. De todos estos aspectos trata esta novedad.

Pero antes de seguir conviene recordar que existen dos tipos de accidente cerebrovascular: el hemorrágico (para el que no se usa la medicación comentada arriba) y el isquémico. Este último se produce, no por un “derrame” (para decirlo informalmente) sino por culpa de un coágulo que se mueve hacia el cerebro por el torrente sanguíneo, desde algún otro lugar del cuerpo.

Si es más frecuente escuchar hablar de este tipo de ACV es porque el isquémico genera los cuadros de entre 7 y 9 de cada 10 pacientes. Y, lo más importante, porque tiene esa ventana de oportunidad para evitar secuelas graves que podrían derivar en discapacidades irreversibles.

acv

Hace un tiempo Clarín informó la intención de algunas provincias de generar redes federales para que, más allá de los límites interprovinciales y las grandes distancias entre poblaciones con centros de salud poco dotados, los pacientes con estos eventos pudieran ser atendidos en esa reducida ventana de oportunidad. Crear ese tipo de redes implicaba que quien llegara a una salita remota con sospecha de ACV, tuviera la chance de que el médico generalista (no neurólogo, en la mayoría de los casos) contara con los recursos para comunicarse por teleconsulta con referentes especializados en algún centro de salud regional, recibiera la ayuda pertinente para hacer el diagnóstico precoz y aplicara el protocolo de ACV posible para esa situación en particular.

Aunque el caso de la ciudad de Buenos Aires es bien distinto (las distancias son mucho más acotadas y la población, tremendamente más numerosa que en otras partes del país), el protocolo modernizado que se comunica ahora, si bien no es un giro enorme en el tema, da algunos pasos esenciales en esa misma dirección.

Qué cambios tendrá el protocolo porteño de ACV

Según el texto oficial, “el médico de ambulancia, habiendo reconocido un paciente con signos y síntomas compatibles con ACV, que se encuentre en ventana terapéutica (con menos de 4,5 horas de evolución) deberá comunicar el Código ACV a la Mesa Operativa del SAME y seguir la operatoria correspondiente”. Ahora bien, ¿qué cambió con respecto a como era todo esto hasta ahora?

Lo principal, compartió Laura Cordero, subsecretaria de Atención Hospitalaria de la ciudad de Buenos Aires, es que están funcionando más hospitales para recibir estos casos. Eran solamente dos y ahora son seis, distribuidos geográficamente de un modo que abarca buena parte del territorio porteño.

“Anteriormente teníamos solamente dos hospitales con Unidad de Stroke y actualmente ampliamos a seis; dos con Unidad de Stroke y cuatro con lo que se llama Stroke Team”, explicó la funcionaria. A los hospitales Pirovano y Ramos Mejía, que ya atendían ACV isquémico, ahora se sumaron el Durand, el Argerich, el Fernández y el Santojanni.

El Hospital Durand es uno de los cuatro que se suma al nuevo esquema. Foto: EFEEl Hospital Durand es uno de los cuatro que se suma al nuevo esquema. Foto: EFE

El segundo cambio tiene que ver con el modo de actuación del SAME, que ahora “direcciona con carácter de ‘urgente’ a los hospitales donde se realiza el tratamiento inicial -trombólisis-, que consiste en la infusión de medicación endovenosa durante una hora”.

“Una vez detectado el probable ACV, se activa la comunicación dentro del grupo ‘código ACV’. que incluye a todos los actores involucrados: médicos, profesionales no médicos, enfermeros, farmacéuticos, técnicos, especialistas en imágenes, administrativos, camilleros entre otros, con el objeto de acortar los tiempos de diagnóstico y permitir la realización del tratamiento en ventana”.

En otras palabras, la intención es no perder tiempo trasladando al paciente al hospital más cercano para, una vez que el diagnóstico esté hecho, derivarlo a otro centro que sí sea capaz de abordar el caso. En cambio, la sola sospecha de ACV isquémico debería activar el dispositivo de tal modo que el SAME se dirija directo a uno de los seis hospitales mencionados. El más cercano.

El tercer punto está ligado a ese, y es que -explicó la funcionaria- no se pierde tiempo (desde ahora) intentando averiguar si habrá o no cama en el lugar de traslado, algo que evidentemente ocurría, en línea con la dramática cifra nacional (y la Ciudad no maneja datos distintos) de que el 60% de los ACV isquémicos no son abordados a tiempo.

“Se considera la emergencia, se traslada por SAME sin proceso de chequeo de disponibilidad de cama y, al activar el código, se prepara el hospital para esperar la llegada: el médico espera al paciente, el tomógrafo se prepara, los especialistas se dirigen al tomógrafo para evaluar inmediatamente la imagen; los enfermeros y farmacéuticos tienen preparada la medicación; los hemodinamistas se preparan para realizar el procedimiento”, detalló Cordero.

Si el paciente mejora o revierten sus síntomas luego de un control inicial de 48 a 72 horas, hará la rehabilitación precoz en el hospital Rocca. Pero, “si no mejora, pasa a una segunda complejidad de tratamiento, que es trombectomía mecánica, un procedimiento quirúrgico que se realiza en los hospitales que cuentan con angiógrafo y equipo profesional entrenado en este procedimiento de alta complejidad”.

Para la funcionaria, a medida que fluyan de mejor forma todos estos pasos, más pacientes podrán acceder a una rehabilitación que les permita seguir con sus vidas del mejor modo posible. A diferencia de lo que suele pasar, esa rehabilitación debería ser ahora “precoz, dirigida y coordinada”.

PS

Redacción

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