Lucila «La Tora» Villar, exparticipante de Gran Hermano, vive un presente de ensueño: triunfa en el streaming de Telefe y es parte de Luzu TV. En ese marco, en diálogo con GENTE, contó su historia de vida, pero también explicó cómo cambiaron sus días tras entrar a la casa más famosa del país y comenzar su carrera en los medios.
En Instagram tiene cerca de un millón y medio de seguidores y en TikTok supera los 940 mil. Muchos de esos fanáticos le envían audios cada noche a su programa GHxTora cantándole lo que se convirtió en su himno: «Tora, Tora, Tora, Tora, Tora…«. Hay quienes la llaman «la reina del streaming«, porque ha logrado mantener los números del vivo durante dos temporadas consecutivas.
Ahora también está en Luzu TV como uno de los nuevos rostros de Algo va a picar, junto a Vicky Garabal y Marcos Giles, todos los martes y jueves de 16.30 a 18.30, donde muestra una faceta mucho más descontracturada y divertida.

-Varias veces has dicho que siempre supiste que ibas a ser famosa, ¿por qué lo creías tanto de chica?
-Bueno, igual ahora soy popularmente conocida, todavía no soy famosa, famosa es al nivel de Susana Giménez (risas), que me ha mencionado, por cierto, y voy a llegar igual a eso. Pero no sé, hay algo que siento que no lo puedo explicar, así como sentí que iba a entrar a Gran Hermano. Hay cosas que siento que son mucho más fuertes, como unas corazonadas que se sienten.
-¿Te llegó a pasar con algo puntual?
-Me van a creer o no me van a creer, no importa, lo voy a contar igual (risas). El año pasado sabía que en julio me iba a ir a Europa. No sabía cómo ni cuándo, pero sabía que en junio o julio me iba a ir a Europa. Esto lo sentí en enero y hay registros porque lo hablé con varias personas. Y me llamaron para irme de viaje a Europa en julio durante 4 días por trabajo.
-¿Cómo manifestaba esas ganas de ser famosa cuando eras chica?
-Jugaba como muchos chicos: «¿Sí, Susana? ¿Marcelito estás ahí?» (risas). Pero no más que eso. Es muy loco, porque si bien antes de entrar a Gran Hermano tenía 4.000 seguidores y vendía por Instagram, me daba un montón de vergüenza, por ejemplo, posar, o estar haciendo TikToks de bailes. Ni en pedo. Hablar todo lo que quieras, pero después esas cosas si me dan un poquito de vergüenza.

-¿Hoy sufrís la exposición? ¿Sos de revisar lo que se dice de vos en redes?
-No. Quizás sí agarro y a veces meto una limpieza en mi Instagram. Es decir, si justo tengo un mal día y veo que me están hateando porque les pintó y veo un comentario realmente agresivo, lo borro y lo bloqueo, chau. Pero por suerte no recibo tanto hate en mis posteos.
-Todos los días estás conectada y hablándole a miles de personas, pero has contado que sufrís de ansiedad social, ¿cómo llevás esto?
-Es más hablando en un contexto personal o privado. Es decir, me cuesta mucho salir al mundo de entrecasa o relajada. No por una cuestión de maquillaje ni nada, sino una cuestión de actitud corporal, de cómo me siento. Me siento mucho más vulnerable. En la cámara, cuando estoy trabajando sé lo que tengo que hacer, sé cuál es mi laburo. Voy a la cancha, voy a eventos y ahí no pasa nada. Pero si es para disfrute ahí si me cuesta más. No lo llego a disfrutar.
-Y cuando te llegan esos ataques de pánico, ¿cómo los controlás?
-No hay mucha vuelta. Hablo con Dios.
La amistad de Lucila y Diego Poggi
-Hace un ratito decías que no tenías tantos amigos del medio, pero Diego Poggi te mando un audio especial. Quiero que lo escuches.
-¡Ay no! Lo amo (se emociona).
-¿Qué significa para vos?
-Poggi es una gran contención para mí, es un gran profesional. Lo que tiene, es que es una persona que también quiere que brilles a su par. No es que te va a bajar o algo, él va a hacer que brillen todos los demás. En todo es recontra profesional, también es muy exigente con su laburo, es muy prolijo y es muy humano.

-¿Te dio algún consejo sobre el medio?
-Tiene mucho como yo, esto de: ‘Rodeate de tus amigos», «rodeate de tu gente», «volvé a las bases». Nosotros nos reímos mucho, somos súper compañeros, realmente nos entendemos mucho y para laburar es un gran compañero y como amigo también, lo quiero mucho, mucho, mucho. (se quiebra).
Fotos: Martina Cretella