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sábado, mayo 10, 2025

Murió Gabriela Mangas, querida terapista ocupacional de Esteban Echeverría

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Muchos vecinos de Esteban Echeverría se encuentran conmocionados debido al fallecimiento de Gabriela Mangas, quien vivía en Luis Guillón, fue licenciada en Terapia Ocupacional y supo llegar al corazón de sus pacientes y familias, y también al de una gran cantidad de personas que se toparon en su camino.

Recientemente, Gabriela, de 55 años, había lanzado un nuevo libro con historias de sus pacientes y testimonios de otros profesionales. Según contó a El Diario Sur su hijo, Mariano Gamba, ella logró desplegar su vocación en diferentes lugares, pero principalmente fue en su último trabajo, cuando logró tener un consultorio de pediatría en Clínica Monte Grande, para trabajar en la estimulación temprana de pacientes de neonatología. Allí coordinó un grupo de profesionales.

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«Ella se encargaba de maternar a un montón de gente. A mí, incluso siendo grande y adulto, a sus pacientes y a sus familias, y a sus ‘hijos profesionales’, es decir alumnos y colegas», expresó Mariano. Y añadió: «Siempre quería aprender y le gustaba mucho enseñar, construir conocimiento, tener un ida y vuelta. Era muy generosa, me ha enseñado muchas cosas, a mi y a muchísima gente».

Sin embargo, antes de llegar a esta área de trabajo, Gabriela pasó por muchos otros sitios, ya que antes de llegar a Luis Guillón vivió en diferentes lugares. Su hijo contó que, en un principio, trabajó en la fundación «Creando Espacios», en Capital Federal, donde se encargaba de la inclusión laboral de personas con discapacidad. Eso fue hasta el año ’99, y luego empezó a trabajar en el CFI (Centro de Formación Integral) de Monte Grande. Posteriormente, también trabajó en la Escuela de Educación Especial N°502.

Además, fue docente en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), en la Tecnicatura de Acompañamiento Terapéutico, y en esta misma universidad y en la UNQUI fue supervisora de prácticas clínicas de la carrera de Terapia Ocupacional.

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«Por el 2010 trabajó en un Centro de Estimulación Temprana en el Municipio de Ezeiza, pero fue muy difícil para ella sostenerlo porque fallecieron varios bebés», explicó su hijo a este medio. También aclaró que después de esto que Gabriela ingresó a trabajar a Clínica Monte Grande, primero como rehabilitadora de manos: «Le gustaba pero no era su vocación, aunque lo sostuvo por varios años. Después un médico le ofreció trabajar en estimulación temprana de neonatología, ese sí fue oficialmente el inicio de su vocación. Cuando vieron la necesidad de extenderlo, le ofrecieron tener su consultorio».

En esa línea, continuó: «Su agenda no daba abasto, así que dejó las escuelas y la otra área de la Clínica y se expandió ahí coordinando un equipo de trabajo, hasta que se abrió el proyecto de Grupos Para Socializar (GPS). Ella no quería abrir una institución, pero veía la necesidad. Yo le propuse hacerlo. Costó que se animara, pero se soltó y nos lanzamos». Este centro de desarrollo infantil abrió sus puertas el 10 de agosto de 2023 y continúa hasta el día de hoy.

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En cuanto al motivo de su fallecimiento, su hijo explicó: «Fue producto de un cáncer que venía desde hace tiempo. En 2017 tuvo una primera intervención, estuvo con medicación, y a principios de 2024 descubrieron una metástasis que fue avanzando y la llevó a este final tan difícil».

Debido al impacto que tuvo esta noticia entre sus familiares, amigos y también en sus pacientes y en las familias que acompañó desde su trabajo, este domingo le realizarán un homenaje de 16 a 18 horas en el consultorio de Grupos Para Socializar (GPS), ubicado sobre la calle Arana 498, en Monte Grande. Allí habrá un espacio para que los vecinos dejen sus condolencias y un recuerdo en su honor. La familia de Gabriela propone que quienes participen lleven una velita, para vivir un momento emotivo y despedirla agradeciendo por su servicio a la comunidad.

Los libros de la vecina

Aparte de todo esto, Gabriela también escribió varios libros. Su última obra, la cual lanzó en febrero de este año, lleva el nombre de “Anomalías congénitas. La vida detrás de un diagnóstico”. En cuanto a las demás, la primera se llama “¿Quién soy?”, donde narra varias historias desde esta perspectiva que mencionó anteriormente. Su segundo libro se titula «No son sólo historias. Son diálogos entre la vida cotidiana y la ciencia”.

También es importante destacar que la vecina colaboró en varios capitos del “Libro Violeta de Desarrollo Infantil”, el cual está orientado a pediatras y profesionales de la salud y fue publicado por la Sociedad Argentina de Pediatría. Este año se lanzará el “Libro Violeta 2”, que también cuenta con la participación de Mangas.

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Los libros que publicó la vecina.

Los libros que publicó la vecina.

El vínculo con Dios

«Mi mamá siempre estuvo vinculada a Dios desde distintos lugares», aseguró en diálogo con El Diario Sur Mariano Gamba, hijo de Gabriela Mangas. Y continuó: «Desde chiquita empezó en un grupo scout, hasta los 21 años. Después por varios años dejó de participar en los grupos, aunque cada tanto iba a misa».

En ese sentido, explicó que logró encontrar su lugar de Iglesia una vez que se mudaron a Esteban Echeverría: «Yo, siendo chiquito, me enteré que existía la comunión, me dio curiosidad y quise hacerlo. Vivíamos cerca de la Capilla Sagrada Familia, donde estaba el padre Roberto, ahí la propuesta era que los chiquitos tenían la comunión, pero también había un espacio para los padres, así que fuimos cada uno a su respectivo grupo, ella me acompañó en ese proceso. Yo después fui monaguillo en la capilla, y ella también participaba ahí».

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Gabriela junto al grupo de

Gabriela junto al grupo de «Camino en la Palabra», en la parroquia de Luis Guillón.

«En un momento, el padre Roberto le contó de un grupo que se hacía en la parroquia La Anunciación, que era el ‘Movimiento de la Palabra de Dios’, y fuimos a la Pascua. Le gustó mucho y en 2004 empezó a ir a un grupo que se llama Encuentro en la Palabra y se encontró con un lugar distinto. Fue varios años, hasta que se conformó una comunidad», relató.

Sobre el vínculo de su mamá con Dios, remarcó: «De ahí en más participamos de todas las pascuas, era su espacio por Dios. Ella entregó su vida ahí, cada mañana y cada noche dedicaba su tiempo a orar, siempre desde el silencio. Ella no hacía alarde, siempre fue desde la sencillez. Ella no iba a convencer gente o hacer un anuncio de la Palabra gritando, iba desde los gestos chiquitos, oraba y meditaba, pedía la Palabra». Además, cabe destacar que durante el último tiempo de su vida Gabriela también coordinó un grupo de jóvenes y adultos que llamado «Camino en la Palabra», donde también se ganó el corazón de muchos.

«A ella le costaba creer que tenia un lugar importante en la vida de los demás, siempre tuvo un perfil muy bajo y no le gustaba mostrarse, pero en esa sencillez y ese silencio, ella servía todo el tiempo, en su trabajo y en lo cotidiano, eso fue lo que movilizó los corazones de tanta gente», concluyó su hijo.

Redacción

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