Ficha Limpia: Rovira deja al descubierto el pan y circo de Milei
Por Mariano Borras
El fracaso del proyecto de Ficha Limpia en el Senado dejó al desnudo mucho más que una jugada parlamentaria. Expuso la doble moral del gobierno de Javier Milei, el cinismo de su relato anticasta y la continuidad de un modelo político que —lejos de erradicar los vicios del sistema— los perpetúa con nuevas máscaras.
La maniobra decisiva vino desde Misiones, donde los senadores provinciales Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, del oficialismo local, cambiaron sorpresivamente su voto y tiraron por la borda una ley que impedía ser candidatos a políticos con condena firme en segunda instancia por corrupción. El giro no fue casual: Carlos Rovira, jefe político de la provincia desde hace más de 20 años, confesó en privado que actuaron a pedido del propio presidente Javier Milei.
El pacto silencioso que hundió la transparencia
El acuerdo entre Rovira y la Casa Rosada data de 2024: apoyo parlamentario total en el Congreso a cambio de que La Libertad Avanza no compita electoralmente en Misiones hasta 2027. A cambio, la Renovación misionera garantiza votos a favor de Milei —incluso en contra de los intereses de sus propios productores, como ocurrió con la desregulación yerbatera— y bloquea cualquier iniciativa que beneficie a sus adversarios políticos.
Mientras tanto, el Gobierno que se autoproclama libertario y enemigo de la casta, en los hechos negocia con los señores feudales provinciales, perpetuando un esquema de poder donde las decisiones se toman a espaldas del pueblo.
El circo mediático para ocultar las complicidades
El mismo día en que el proyecto se cayó por un solo voto, Milei eligió dar una entrevista de seis horas en un canal de streaming propiedad de amigos del hijo de Rovira, evitando toda mención al escándalo. No fue un descuido. Fue un acto deliberado de silencio cómplice.
Y aquí aparece la verdadera casta, esa que ya no usa trajes ni curules, sino micrófonos, cámaras y redes sociales. Esa que —por contrato, conveniencia o cobro disfrazado de contenido— se pone al servicio de lo que haya que sostener, con tal de no perder sus privilegios. Influencers, streamers, comunicadores “libertarios” que se presentan como disruptivos, pero actúan como el brazo comunicacional de un gobierno que necesita entretener para no explicar.
Hablan de libertad, pero callan cuando se negocia con corruptos. Hablan de justicia, pero burlan al pueblo con editoriales vacíos y gritos en loop. Sostienen lo que sea —una represión, una traición, una mentira— mientras el sistema de cobro siga intacto.
Una estafa doble: contra la ley y contra la verdad
Lo que se bloqueó no fue solo una ley, sino el derecho de los argentinos a vivir en una república sin impunidad. Y lo que se protegió no fue solo a unos senadores, sino a un sistema entero que se alimenta de acuerdos a espaldas del pueblo, de discursos cínicos y de comunicadores funcionales.
Rovira solo ejecutó. Milei diseñó, silenció y encubrió. La casta no fue dinamitada: fue aggiornada, adaptada y pintada de violeta. Y el pan y circo continúa: pan para los que obedecen, circo para los que miran sin preguntar.
Pero cada vez más argentinos lo entienden: cuando los poderosos se reparten favores en la oscuridad, siempre, siempre, el que pierde es el pueblo.
