Del off a la gran escena. De su entrañable Fernanda, “la psicóloga de Envidiosa” a ponerse en la piel de otra profesional de la salud mental en Mazel Tov o a sumar su voz en el último disco de Fito Páez. Lorena Vega experimenta este 2025 «un carrusel de emociones», aunque hay una frase que impacta a lo largo de toda la entrevista en el marco de un presente que la sorprende.
“Escribí una obra de teatro que es autobiográfica, de la que derivó en un libro. En ese libro cuento que cada vez que iba a visitar a mi papá, él siempre me preguntaba: ‘Todo bien con el teatro, pero ¿cuándo vas a trabajar con Adrián Suar?’. Y mi viejo se murió y no lo vio. La obra tiene parte de cómo viví la muerte de mi viejo, y quienes la conocen se ríen porque ahora ya está la respuesta a esa pregunta que siempre me hacía”, confiesa en una entrevista con Revista GENTE.

Y es así. Parte de este sorprendente presente tiene a este reciente estreno del filme que produce, dirige y en el que actúa El Chueco. No le tocó un papel cualquiera, debido a que interpreta a la ex pareja del actor en la ficción, y hasta hace un guiño con el papel de Fernanda en Envidiosa, debido a que también se pone en la piel de una psicóloga. Los fans de Fernanda estallaron.
“Yo siento alegría por lo que esta pasando”, afirma la actriz viral. “Es como un halago que la gente me escriba para decirme que la pasó bien viendo mi actuación y que se divirtió, se entere que hago teatro y quieran ver mis obras. Eso, en este espacio que nos une dentro de la sensibilidad y la reflexión, dentro del contexto en el que vivimos con permanentes malas noticias, me parece muy positivo”, festeja la dramaturga.


-Hablabas recién de tu papá, ¿Cómo tomó tu familia el hecho de que hayas elegido la actuación como método de vida?
-Al principio no me acompañaban mucho. Lo entendían como una actividad lateral, un hobby. Yo empecé la facultad en la UBA: primero cursé Comunicación Social y luego me pasé a Artes Combinadas. Ese camino universitario tranquilizaba a mi papá. Pero en un momento decidí dejar la carrera para hacer teatro. Y ahí fui bastante criticada. Igualmente entendía que la familia deseaba que siguiera otra carrera con la intención y la expectativa de que tuviera el mejor futuro. Porque sabemos que vivir arte es una incertidumbre total, ni hablar en este momento.

-¿Te iban a ver al teatro?
-Siempre.
-¿Y qué pasaba?
-Cuando venía mamá me decía que estaba muy buena la obra. Y preguntaba: “¿Cuándo vas a volver a la facultad?» Esa frase dejó de decirla muchísimo tiempo después… no hace tanto. Mi papá fue el que más rápido se enganchó con lo del teatro, y, sin haber sido una persona justamente del teatro, cuando venía a verme me daba consejos que estaban buenos. Entendía un montón. Aplicaba sus opiniones y mejoraba.
-¿Y ahora cómo es ese apoyo?
-A partir de un determinado momento hubo un apoyo total. Me acompañan y me bancan. Si no digo que me banca, mi mamá me mata (risas). La forma de bancarme, por ejemplo, es cuidando a mi hijo y ayudando.

-¿Qué diría hoy tu papá?
-Estaría contentísimo… sobre todo porque estoy trabajando con Adrián Suar, que es lo que él quería.
El gran presente de Lorena Vega, la actriz “psicóloga”
“La gente me comenta las escenas en donde la psicoanalista de Envidiosa dice algo que los dejó pensando. Muchas personas me confiesan que le dieron ganas de hacer terapia a través de mi personaje”, cuenta a Revista GENTE.
-¿Por qué sentís que ese papel se masificó tanto?
-Las cosas no se pueden controlar y todo es muy impredecible. Desde hace veinte años siempre prioricé al teatro, pero siempre queriendo que me salieran laburos en lo audiovisual. Tenía la expectativa o la fantasía de pegar un personaje que tuviera resonancia, y mirá lo que me ocurrió ahora… Pero la realidad es que lo esperaba y en otro momento lo imaginaba. Y cuando ya dejé de imaginarlo y el foco no estaba puesto en eso, se da con un personaje que no esperaba que pase. Estaba recontenta e interesada en hacerlo, si bien no especulé con que tuviera tanta resonancia… Y me gusta más que haya sido así: se dio como en un fuera de control.

-¿La gente realmente piensa que sos psicóloga?
-Sí. A veces en broma, pero se nota que en algún punto lo creen. Me dicen que quieren hacer terapia conmigo, les explico que no soy analista, pero me contestan que no les importa y que quieren que los analice. En teatro siempre hablamos de entender o creer. Para mí, cuando hago un papel, lo importante es que se crea. Me gusta eso de generar creencia. Trabajo mucho para lograr algo creíble, y no por eso realista. Quizás hay que tomar elementos de la realidad para crear una verdad, establecer un código y desde ahí jugar. En ese personaje hago cosas que son muy de la comedia, con licencias, como cuando le digo al personaje de Griselda Siciliani que se libere y vaya al casamiento de su ex para bailar el carnaval carioca. Eso es parte de la actuación, pero hay gente que no logra entender que hay un juego y piensa que una psicóloga es así.
-¿Y la psicóloga de Mazel Tov?
-En este caso la psicóloga es circunstancial. Podría haber tenido otra profesión. Pero entre los dos materiales, el de Envidiosa y Mazel Toy, me parece lindo el guiño que aparece, como un intertexto que une a dos personajes que no tienen nada que ver.

-¿Pero estás segura que no hay puntos en común?
-Si pudiéramos pensar uno entre ambos personajes, creo que no son psicólogas sino personas que ven el conflicto desde afuera. En Mazel Tov esto se une con una nebulosa que aparece, que yo soy de la familia pero no lo soy. Ella perteneció a ese grupo familiar, tiene mucha información y ahora está de salida. Empieza a decidir que ya pasó ese momento y no quiere ese lugar satélite, ya que puede ver el entramado de esa familia. Con la vuelta del personaje que encarna Adrián se da cuenta que está afuera del circuito.
-¿Cómo fue la preparación?
-Conozco al guionista, así que una vez que me llegó la propuesta, tenía una especie de asesor y espía que me ayudaba. Y trabajé con Adrián y Gustavo Bermúdez para construir el personaje. Todo muy alucinante para mí… Si me hubiese visto mi papá.

Arte y retoque fotográfico: Darío Alvarellos y Julieta Scavino
Fotos: Martina Cretella y redes sociales
Video: Cande Petech
Agradecemos a Vanesa Bafaro