Con más gente y más ventas, la 49.° de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires ha tenido su “primavera” en medio del otoño, acompañada por un clima ideal: con jornadas a pleno sol, lejos del intenso frio y las lluvias que por momentos llegó a tocar los 25 grados, con múltiples actividades, fechas clave para recorrerla y libros para comprar. En líneas generales, al balance ha sido muy bueno, aunque quedan algunas cuestiones por mejorar.
“Estamos muy felices con los resultados de esta Feria. Una Feria que evidencia la potencia del sector del libro y que también demuestra el entusiasmo de la gente por compartir experiencias culturales”, dijo esta tarde Christian Rainone, el presidente de la Fundación El Libro, organizadora de la muestra, sobre su primera muestra al frente de la entidad.
Y sucede que el saldo fue positivo después de un año 2024 catastrófico. Este 2025 claramente tuvo más gente y también más ventas. Fueron determinante, dicen los expositores y visitantes, el valor accesible de la entrada general ($5.000 los días de semana y $8.000 los fines de semana). Pero los resultados positivos también dejan un aspecto sombrío: los números quedaron por debajo del nivel de ventas y asistencia de público de 2023. Eso también hay que decirlo.
“Este año, la Feria sumó 10% más de público que en la edición de 2024, será nuestro desafío para la edición 50 sumar más propuestas, más experiencias, más público, más innovación y contribuir así a desde la Fundación El Libro a crear más lectores y seguir fortaleciendo a nuestra magnífica industria editorial”, agregó Rainone en el primer balance a horas del cierre de la muestra.

Según datos oficiales aportados por Fundación el Libro, algo menos de 1.300.000 visitantes recorrieron los más de 42.700 mil metros cuadrados de exposición durante los 19 días de la muestra, un 10% por encima de las 1.126.351 personas que estuvieron en la edición anterior, ratificando su curso e interés del público en concurrir en épocas de crisis. Cabe señalar que, en 2023, más de 1.200.000 personas estuvieron en el predio de La Rural, en Palermo. Es decir, la tendencia supera largamente el millón de personas desde que volvió la Feria, en 2022, tras la pandemia.
Otro factor positivo ha sido el volumen de ventas generalizadas en los stands, que oscila en un incremento de entre un 20% y un 30% con respecto al año anterior, cuando había sufrido un desplome brutal, con caídas de 40% y, en algunos casos, del 50% de ventas de libros por unidad.
Eso sí, la gente compró ejemplares sin necesidad de recurrir a tantas promos como había en 2024. Este año, la única vigente era la del Banco Provincia, con beneficios de apenas un 10% de descuento con tarjeta de débito o crédito y tres cuotas sin interés (luego, la estiraron a seis pagos sin interés).
Otro aspecto positivo fueron los días “claves”: tanto organizadores como editoriales saben que los primeros días de apertura son realmente “flojos”, tanto en ventas como en asistencia de público. La Feria recién comienza a levantar a partir del 1 de mayo (cambio de mes y feriado por el Día del Trabajador). El jueves 1 de mayo, La Rural “explotó” de gente (con récord de ventas incluido), y así continuó con el viernes 2 (feriado puente), sábado 3 y domingo 4.
También, hubo mayor cantidad de público en la Feria durante los fines de semana, principalmente en el último “finde”, 24 horas antes del cierre definitivo, en el que además se esperaba un buen caudal de público (y de ventas) para el lunes 12 de mayo, el último día, una tendencia que viene en aumento en las últimas ediciones, según coincidieron varios encargados de los stands más “grandes”.

Por último, las jornadas de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) suelen impulsar el volumen de ventas de libros en la Feria. Este año, la presencia de 1008 bibliotecas (940 con subsidio) se pasó para el último fin de semana cuando, por lo general, suele ocurrir en los primeros días y marca el termómetro del nivel de ventas en el transcurso de la Feria. Este cambio resulta altamente atractivo y también positivo para las editoriales.
¿Cómo fueron las ventas?
En Planeta (stand 917 – Pabellón Verde) anunciaron que las ventas en término de unidades aumentaron un 25% respecto a la Feria 2024. Los cinco libros más vendidos son: El Eternauta ($34.900); Recetas para vivir mejor (Daniel López Rosetti, $25.900); Alas de sangre (Rebecca Yarros, $37.400); Por si un día volvemos (María Dueñas, $29.900) y La felicidad (Gabriel Rolón, $37.800).
Por su parte, Valeria Fernandez Naya, directora de Marketing y Comunicación de Penguin Random House consideró que tuvieron un “muy buen año” y calculó el crecimiento en unidades en un 25 % arriba contra el año 2024. El libro más vendido esta edición fue La muerte ajena, de Claudia Piñeiro ($34.999), indicó y agregó: “En cuanto a concurrencia de público general, este fin de semana creemos que es un de los más fuertes, los pasillos, las salas y los espacios de firmas de libros estaban explotados”.
En el stand de Penguin Random House (stand 1017, Pabellón Verde), los libros más comprados fueron En agosto nos vemos ($25.999), de Gabriel García Márquez, “se mantiene por segundo año consecutivo entre los diez libros más vendidos en nuestro stand”, aclaró Fernandez Naya. Y siguió: “Los libros de y sobre el Papa Francisco son buscados por los lectores, tras su fallecimiento. La figura de Mario Vargas Llosa, también recientemente fallecido, fue homenajeada y generó un renovado interés en sus obras. Y además del libro de Piñeiro, que figura entre las autoras más vendidas y se mantiene en el top 10 nacional, Eduardo Sacheri, con su título Demasiado lejos ($37.499), es uno de los más demandados, además de Samanta Schweblin con El buen mal ($24.999) y Han Kang —primera mujer coreana en ganar el Nobel de Literatura— que lidera las ventas con títulos como La vegetariana ($23.999), La lección de griego ($23.999) y Actos humanos ($23.999)”.
“La Feria es fantástica, vino muchísima gente. A diferencia de otros años no hubo picos ni grandes descensos, fue pareja y muy buena”, señaló Raúl Carioli, director de Prometeo Editorial (stand 822, Pabellón Verde), ratificando la tendencia positiva que se percibe en La Feria. En cuanto a ventas, hubo un 30% más en ejemplares. “La sensación es que había un techo de 30.000 que era duro para los compradores”.

El promedio de venta de libros en Prometeo es de $25.000 por cada ejemplar. Los más vendidos: todos los de Miguel Benasayag: Elogio del conflicto ($24,900); Clínica del malestar. La psicoterapia frente a los nuevos sufrimientos psíquicos ($20.090) y La inteligencia Artificial no piensa (el cerebro tampoco) ($19.800). Luego vienen Desertemos (Francio Bifo Berardi, $23.500) y Contra-pedagogías de la crueldad (Rita Segato, $19.800). “También anduvieron bien los libros de crítica de Inteligencia Artificial”, destacó Carioli.
En Lugar Editorial (stand 814, Pabellón Verde), que promueve y comercializa libros infantiles y juveniles, y textos escolares, ensayos, de formación profesional y de divulgación científica, entre otros, señalaron que las ventas “aumentaron entre un 15% y 20%, sin contar los datos del domingo y lunes, fecha de cierre de la Feria”.
Los libros más vendidos: La Rebelión de la Fantasía (de Marcela Carranza, $23.000), Neuropsico educación en las infancias (de Carina Cabo, $19.900) y Pedagogía para la Tierra (de Adrián Monteleone y Carlos Fernández Balboa, $20.900). “La Feria fue buena en cuanto a público y mejoraron las ventas”, comentó Graciela Rosenberg, directora de Lugar Editorial.
Algo similar ocurrió en Homo Sapiens Ediciones -comparte stand con Lugar Editorial-, que registró un 30% más de ventas en unidades respecto al año anterior. Los más vendidos: Desafíos de la Adolescencia (de Lucas Raspall, $24.500); Violencias: Familias y escuelas desbordados (de Mariano Cranco, premiado como el mejor libro de educación editado en 2024, $19.900); La escuela como refugio (de Carina Kaplan, $16.500). “En general, en los últimos días tuvimos gran asistencia de público y mejoraron las ventas”, resumió José Perico Pérez, director de Homo Sapiens Ediciones.
Editoriales independientes
Caja Negra Editora no reveló el volumen de ventas por unidades, sin embargo, adelantó que los más pedidos fueron los títulos nacionales. Se destacan la reedición de las dos primeras novelas de Michel Nieva que hasta ahora se encontraban inhallables reunidas en un solo volumen bajo el título Ficciones Gauchopunks ($24.000) y Materiales para una pesadilla ($29.500), la novela de new weird argentino de Juan Mattio, “un verdadero fenómeno de lectura” con su primera tirada agotada, anunciaron desde el stand 826, Pabellón Verde.
Otro de los ejemplares más pedidos es El imperio de la normalidad (del filósofo británico Robert Chapman, $27.000), un libro que llegó para tensar la relación que existe entre el quiebre de nuestra salud mental y el capitalismo en el que vivimos.
Otro clásico de Caja Negra es Realismo capitalista (de Mark Fisher, $24.000), un libro infaltable en la Feria que continúa encontrando lectores y adeptos y sigue siendo rabiosamente contemporáneo. Atención trastornada (de Claire Bishop, $29.000), es otro un libro que integra el top five en la Feria.

En el “debe”
Si bien el volumen de público y de ventas son alentadores de cara a los próximos años, la Feria presenta algunas “falencias” que quedaron en el “debe”.
Según los especialistas que acumulan varias décadas en los principales stands de la Feria, los primeros días suelen ser flojos o “desalentadores” para el público por tratarse de un fin de mes.
Este año, el predio de La Rural estuvo prácticamente desolado el sábado 26 de abril, en la Noche de la Feria: se trata del primer sábado tras la apertura, con acceso libre para los visitantes a partir de las 20 hasta las 22, cuando mejoró. Algo similar ocurrió el lunes 28, cuando liberaron los molinetes para el ingreso gratuito a partir de las 20 hasta las 22.
Al principio, hubo preocupación de algunos encargados del stand ya que por lo bajo comentaron que el volumen de público había sufrido un desplome 45% respecto al año anterior, cuando registró una fuerte crisis e inflación mucho más elevada que la de 2025. Sin embargo, el número de visitantes y de venta de libros comenzó a tomar velocidad a partir del 1 de mayo y también por la “liberación de molinetes” con acceso gratis de lunes a jueves de 20 a 22.
Además, hubo pocas visitas de extranjeros, principalmente en las Jornadas Profesionales, producto del encarecimiento del dólar en los países vecinos, lo que además afectó la presencia de turistas internacionales.

También, remarcaron en la falta de tecnología o en la señalización de lugares para acceder a los stands o a los eventos en las salas. Si bien este año hubo un cambio significativo con la incorporación de varias pantallas led que suministran información en el predio, algunos las consideran insuficientes.
“Hay pocas pantallas en la Feria a diferencia de otras en países como en Estados Unidos o en Europa, donde predomina lo visual en los stands”, dijo Raúl Carioli, director de Editorial Prometeo.
“Lo increíble es que el libro no ha sido corrido de su centralidad por la imagen en esta feria, siendo un elemento decisivo a la hora de marcar una distinción argentina», aclaró.
En líneas generales, el balance de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2025 es más que positivo de cara a lo que se viene en las próximas ediciones, con la presentación de un libro especial por el 50° aniversario de la Feria en 2026 y con muchas más sorpresas que se conocerán más adelante.