Dos años después de la muerte de María Kodama, la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, gestionada por sus sobrinos directos y herederos universales de su sucesión, selló un acuerdo con el Instituto Cervantes de España que alumbró su primera colaboración, este sábado en la Feria del Libro de Buenos Aires. El libro se titula El papa Francisco, Borges y la literatura y contiene un prólogo de Borges, un texto del pontífice fallecido el 21 de abril pasado y otro del poeta y director general del Cervantes, Luis García Montero, así como otros aportes de Lucas Adur, Luis J. Totera, Santiago de Luca y María Victoria Kodama, presidente de la Fundacion Borges.
— Instituto Cervantes (@InstCervantes) May 9, 2025
García Montero viajó especialmente para este acto que colmó la Sala Victoria Ocampo en la Feria, que este lunes cierra sus puertas hasta el año próximo, y contó por supuesto con el entusiasta apoyo de la delegación diplomática española en Buenos Aires.
Recuerde el lector el rifirrafe que armó el presidente Javier Milei con el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, que derivó en la precipitada salida de la embajadora María Jesús Alonso Jiménez del país hace justo un año. En octubre del año último, la tensión se suavizó y España designó nuevo embajador a Joaquín María de Arístegui Laborde.
Así las cosas, este acuerdo cultural entre el Cervantes y la Fundación Borges viene a demostrar que los puentes que se dinamitan en el escenario político, pueden preservarse en el terreno cultural, con diálogo y acciones conjuntas para beneficio de todos.

Distribución gratuita
El volumen que se presentó en la Feria del Libro es de distribución gratuita y, según fuentes del Instituto Cervantes, si bien se imprimieron en papel solo mil ejemplares, en breve subirá como ebook a la web de esa institución española.
Si la charla arrojó anécdotas y detalles que aportaron tanto García Montero como María Victoria Kodama y Lucas Adur, dos perlitas quedaron fuera de libreto y concluido el acto, en una charla informal Luis García Montero los compartió con Clarín e Infobae.
El poeta granadino –como Federico García Lorca- contó que, pese a cierta tristeza que le ocasionaba la historia de que Borges se había reunido con Videla, lo que lo condujo a admirarlo fue la sutileza con que, según la versión que le fue narrada, el autor de “El Alpeh” quiso averiguar el paradero de un escritor y se lo preguntó directamente a Jorge Rafael Videla, que encabezada el triunvirato gobernante durante la dictadura. “Yo tengo un escritor amigo, Haroldo Conti, que hace tiempo no veo y que ha desaparecido”, le dijo Borges a Videla, en el relato que García Montero compartió.
El poeta no quiso revelar su fuente pero en la sala estuvo Roberto Alifano, quien trabajó una década con Borges, de modo que bien podría ser el vocero de tan relevante anécdota. García Montero, también por intervención de Alifano, conoció a Borges cuando tenía 24 años y ya era poeta.
Con una sonrisa agradecida, el titular del Cervantes recordó que Borges le dijo que también había sido joven pero no recordaba haber sido poeta. Típico del humor del autor de Ficciones.

La esperanza de una siembra
Si Borges se construyó como una leyenda literaria a partir de su obra y de sus conferencias en Europa y Estados Unidos, fue María Kodama quien apuntaló esa internacionalización con su trabajo de albacea del valioso acervo de Jorge Luis Borges, y llegó a todas partes. De allí que este libro que fue concebido por el Cervantes y Fundación Internacional es también un tributo a Kodama.
Tanto así que en el volumen, de sencilla pero de muy buena hechura, se incluyen varios cuentos seleccionados de los más recientes certámenes de poesía y cuento que la Fundación Borges organiza a nivel de escuelas secundarias.
Los elegidos son muy buenos. Esa iniciativa la impulsó María Kodama, que conectó muy bien con los estudiantes de las escuelas secundarias a las que acudía como un voluntariado.

García Montero comenzó recordando su primera vez en Buenos Aires en 1984, cuando la democracia florecía en la Argentina.
“Vine buscando los rastros del exilio español, los de Rafael Alberti y otros poetas, y entré en contacto con un mito”, dijo tras lo cual señaló que “la poesía y la narrativa han sido fundamentales en mi formación”.
Y al hablar de Borges, dijo que El idioma de los argentinos le parecía un libro esencial, sobre todo porque desde el Cervantes se impulsa precisamente la enseñanza de una lengua que en su unidad no pierde su diversidad.
Relató luego su encuentro con el fallecido papa Francisco, su vínculo con la literatura, cómo impulsó que “en la formación de los curas y los agentes religiosos se incluyera literatura”, y cómo Bergoglio conoció a Borges cuando era profesor en Santa Fe, adonde lo invitó a dar conferencias.
García Montero recordó luego a María Kodama, resaltó su generosidad, y compartió cómo nació el libro en el que la literatura unió a los dos argentinos más universales: Borges y Francisco.
Luego de la empática intervención de García Montero, María Victoria Kodama agradeció el acuerdo del Cervantes y de la Fundación Borges para llevar adelante la primera colaboración conjunta –el libro mencionado- y alentó más acciones entre ambas instituciones.
Por lo pronto, concluido el acto, empezaron a dar ideas de cómo dar impulso a más activaciones. Por ejemplo, llevar el certamen de la Fundación a las escuelas españolas. Y se está comenzando a prohijar una exposición de la que todavía no hay más datos.
Lucas Adur trazó un paralelo entre Borges y Francisco a través de “la fe en la literatura”. Claro que en Borges tanto ésta como la fe religiosa es uno de los temas que también ha abordado en ensayos y en su poesía.
“Borges se consagró a la fe en la literatura y el papa Francisco consagró su vida a la Palabra”, dijo.
Al referirse a los años de Bergoglio como profesor en un colegio jesuita en Santa Fe, García Montero compartió una anécdota que le contó el pontífice cuando lo recibió en el Vaticano: “Mientras hablábamos de sus recursos de profesor y comentábamos el valor de este libro que el Instituto Cervantes quería publicar, sonrió al contarme sus esfuerzos para que los alumnos leyesen ‘El Cid’ en un castellano antiguo y cómo, dado que se aburrían, les leía algunos «poemas picantes» como el Romance de la casada infiel de Federico García Lorca (1898-1936)”. Risas de los presentes que colmaron la Sala Victoria Ocampo.

En su exquisito texto en el libro, García Montero dice: “Borges siempre estuvo ahí, en la curiosidad, en el poder de la imaginación, en la necesidad de sentir la compañía de la existencia humana, el diálogo entre el uno mismo y el otro, y también lo otro en uno mismo”.
Citando a Antonio Spadaro, un intectual de cabecera para el pontífice muerto, señala que al papa le gustaba la literatura porque “en las historias, el discernimiento opera en acciones, no con razones ni con reflexiones abstractas”.
El texto de María Victoria Kodama rememora el encuentro con los representantes del Cervantes en 2024 y el anhelo conjunto de publicar el volumen destinado a “incentivar a los jóvenes no solo a leer sino especialmente a escribir”.
Y de inmediato se decidió incluir el prólogo que el poeta argentino escribió en 1965 para una colección de cuentos cuyos autores eran alumnos del profesorado de literatura del colegio Inmaculada Concepción de Santa Fe, donde Bergoglio daba clases.
Concluidas las intervenciones llegó el momento de la lectura de tres cuentos por sus propios autores y todo cerró con un aplauso cerrado. A punto de culminar la Feria del Libro, este libro es un homenaje a Bergoglio y a Borges, que se convierte en una invitación esperanzadora para las nuevas generaciones.