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lunes, mayo 12, 2025

Cuál es el promedio de coeficiente intelectual de una persona normal

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Utilizado para evaluar distintas capacidades, como el razonamiento lógico, la memoria o la comprensión verbal, el coeficiente intelectual (CI) surgió hace más de un siglo y mantiene su vigencia a pesar de las críticas.

Una de las principales críticas es que las pruebas realizadas para medir el CI se basan en distintas habilidades, pero dejan de lado la creatividad, la inteligencia emocional o la practicidad.

Por otra parte, estudios de las universidades de Harvard y Stanford aseguran que estos test suelen reflejar contextos culturales de Occidente y perjudican a grupos minoritarios.

Las pruebas estandarizadas establecen 100 como puntuación promedio. Aquí explicamos cuál es el CI que corresponde a una persona normal.

El concepto de CI tuvo su origen en el trabajo colaborativo de varios pioneros de la psicología. Aunque el término fue acuñado por William Stern en 1912, su desarrollo se basa en contribuciones previas y posteriores.

En 1905, los psicólogos Alfred Binet y Théodore Simon habrían creado el primer test estandarizado para evaluar la inteligencia infantil, conocido como Escala de Binet-Simon. Fue diseñado para identificar estudiantes con dificultades y medía habilidades como memoria, atención y comprensión verbal.

En 1912 Stern propuso la fórmula original del CI que consistía en dividir la edad mental por la cronológica y multiplicar el resultado por 100.

La prueba de coeficiente intelectual. Foto: Shutterstock.
La prueba de coeficiente intelectual. Foto: Shutterstock.

Introdujo el término cociente intelectual para evitar interpretaciones rígidas y aunque destacó que factores emocionales y motivacionales influían en la inteligencia, esto fue ignorado.

Por su parte, Lewis Terman adaptó, en 1916, la escala de Binet-Simon y creó la prueba Stanford-Binet que popularizó el CI en los Estados Unidos. Además, estableció 100 como estándar promedio.

Las pruebas de CI evalúan habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento abstracto y la capacidad de aprendizaje. Pero la inteligencia es un concepto difícil de establecer en dos palabras o con números.

El 68% de la población obtiene entre 85 y 115 puntos.El 68% de la población obtiene entre 85 y 115 puntos.

En ese sentido, teorías como la de las inteligencias múltiples de Howard Gardner cuestionan la reducción a un solo número, proponiendo hasta ocho tipos distintos de inteligencia, que abarcan desde la musical hasta la interpersonal.

Por su parte, los modelos de procesamiento de información enfatizan cómo interactúan factores como la atención o la memoria en tareas cognitivas.

Como dijimos, según sus críticos, el CI ignora dimensiones clave para el trabajo como la creatividad o la inteligencia emocional. Además, su relación con el éxito profesional o personal no es lineal: factores como la perseverancia o el entorno socioeconómico juegan roles determinantes.

Es verdad que las pruebas modernas han mejorado en precisión, pero los desafíos persisten. Por ejemplo, el efecto Flynn —el aumento paulatino de las puntuaciones globales— sugiere que el CI mide habilidades moldeadas por la educación y la cultura, y no solo capacidades innatas.

Las pruebas de CI ayudan a identificar necesidades especiales, ya sea para apoyar a estudiantes con dificultades, como para enriquecer programas para talentos excepcionales.Las pruebas de CI ayudan a identificar necesidades especiales, ya sea para apoyar a estudiantes con dificultades, como para enriquecer programas para talentos excepcionales.

Con todo, en ámbitos educativos, ayuda a identificar necesidades especiales, ya sea para apoyar a estudiantes con dificultades o para enriquecer programas para talentos excepcionales.

En el mundo laboral, algunas empresas utilizan pruebas cognitivas en sus procesos de selección, aunque suelen combinarlas con evaluaciones de habilidades específicas y competencias emocionales.

La neurociencia, por su parte, explora cómo factores biológicos —desde la nutrición hasta la plasticidad cerebral— influyen en estas capacidades.

Los exámenes para establecer el CI han sido diseñados para que los resultados sigan una distribución normal: el 68% de la población obtiene entre 85 y 115 puntos, mientras que solo el 2% supera los 130, umbral asociado a la superdotación.

Redacción

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