Bloomberg Línea — En los mercados, el debilitamiento del dólar suele ser recibido con entusiasmo por los países emergentes, dado que implica menores costos para pagar la deuda denominada en esa moneda.
Sin embargo, en el momento actual, ese efecto se ha visto limitado para las economías latinoamericanas en medio de los desafíos locales.
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A pesar de que el índice DXY, que mide el comportamiento de la divisa norteamericana a nivel global, se ha estabilizado y los bancos de inversión como UBS anticipan una debilidad adicional hacia 2026, la región no ha visto una mejora significativa en sus condiciones de financiamiento externo.
A esto se suma un entorno global marcado por tasas de interés que aún siguen siendo altas, una inflación resistente y una liquidez restringida.
“La percepción de riesgo sobre EE. UU. —particularmente en lo fiscal y comercial— ha generado cierto deslizamiento del dólar, sin que eso haya venido acompañado de menores tasas en el tramo largo ni de una mejora clara en la liquidez global”, explicó Jonathan Fortun, macroeconomista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), a Bloomberg Línea.
En este contexto, incluso con una depreciación del dólar en curso, los países de América Latina siguen enfrentando dificultades para acceder a mercados voluntarios de deuda en condiciones favorables. “El rendimiento del Treasury a 10 años ronda el 4,31%, nivel que sigue siendo restrictivo para muchos emisores soberanos”, señaló Fortun.

Debilidad del dólar.Aunque el dólar estadounidense se ha debilitado, América Latina aún enfrenta desafíos significativos para refinanciar su deuda externa en condiciones favorables.(Photographer: Bloomberg/Bloomber/Bloomberg)
Carga en dólares
Para el analista, en condiciones normales, un dólar más débil suele coincidir con un entorno financiero global más benigno: los inversores rotan hacia activos emergentes, y esto reduce los costos de financiamiento.
Pero el episodio actual se aleja de ese patrón. América Latina enfrenta una combinación de vulnerabilidades fiscales y de deuda que limita el margen de maniobra de los gobiernos.
Shelly Shetty, directora para soberanos de Fitch Ratings, lo advertía en un evento de la calificadora de riesgo a comienzos de año.
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Países como Brasil, Bolivia, Colombia, Panamá e incluso México, cuentan con déficits que siguen siendo elevados y con perspectivas de ajuste que lucen “nubladas”, en un contexto de desaceleración del PIB, caída de los precios de los commodities y ausencia de reformas tributarias estructurales. Factores que pesan más que la actual debilidad del dólar.
Además, economías grandes como Brasil muestran un aumento sostenido del cociente deuda/PIB, lo que revela que los balances primarios no son suficientes para estabilizar el endeudamiento.
“Brasil no solo tiene el mayor nivel de deuda, sino también el aumento más pronunciado de deuda como proporción del PIB”, subrayó Shetty.

Acceso a deuda.El alto rendimiento del bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años sigue restringiendo el acceso de emisores soberanos latinoamericanos.(Bloomberg/Al Drago)
La exposición cambiaria es relevante, pues varios países de la región ahora tienen más del 40% de su deuda denominada en moneda extranjera, lo cual incrementa su exposición frente a episodios de volatilidad en el billete verde.
Además de las economías dolarizadas como El Salvador, Ecuador o Panamá, otras como Nicaragua, Paraguay, República Dominicana o Argentina tienen la mayor proporción de su deuda en moneda extranjera. En contraste, solo México y Brasil presentan una menor vulnerabilidad en este frente.
Deuda bajo presión
El panorama de endeudamiento en América Latina sigue siendo complejo. En el primer trimestre de 2025, la deuda mundial combinada aumentó en unos US$7,5 billones y alcanzó un nuevo récord de más de US$324 billones, según el IIF.
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En los mercados emergentes, el ratio deuda/PIB alcanzó un máximo histórico del 245%, mientras que la deuda total superó los US$106 billones, impulsada por China, Brasil, India y Polonia.
“Los países que enfrentan mayores dificultades para beneficiarse de un entorno de dólar más débil son aquellos cuya vulnerabilidad fiscal y externa se expresa a través de cuatro canales principales”, advirtió Fortun.
Estos incluyen: alta proporción de deuda en moneda extranjera, déficits fiscales persistentes, mercados de deuda locales poco desarrollados y baja credibilidad institucional.

Deuda de América Latina.El debilitamiento del dólar no ha impulsado una reapertura significativa de los mercados internacionales de deuda para América Latina en 2025.(Bloomberg/Bloomberg Creative Photos)
“Incluso si el dólar pierde algo de valor a nivel global, estos países no necesariamente verán una mejora automática en sus condiciones de refinanciamiento o en la sostenibilidad de su deuda pública”, subrayó Fortun.
Bancos como Deustche Bank han advertido las dificultades fiscales de varios países de la región, un escenario que presiona su deuda y limita cualquier avance gracias a la debilidad del dólar.
En el caso de Brasil, el banco señala que los ingresos extraordinarios observados en 2024 no se repetirán este año, mientras que el gasto empezará a acelerarse en la segunda mitad del año ante la proximidad del ciclo electoral.
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En México, el informe también expresa escepticismo frente a las proyecciones oficiales. Si bien el gobierno ha ajustado sus supuestos macroeconómicos en la dirección correcta, Deutsche Bank considera que “probablemente no en una magnitud suficiente”.
La situación es más delicada en Colombia, donde el deterioro fiscal ha sido más marcado. Deutsche Bank subraya que el desvío del déficit fiscal en 2024 fue “visiblemente más pronunciado” que la meta oficial, y que las cifras de 2025 sugieren que el problema continúa.
Perú, por su parte, muestra un panorama más benigno. Las cifras fiscales han mejorado gracias a la recuperación cíclica de los ingresos y la moderación del crecimiento del gasto. Sin embargo, Deutsche Bank señala que el equilibrio político inestable podría poner presión sobre las cuentas públicas.

Desafíos locales.La vulnerabilidad fiscal y la incertidumbre global prevalecen sobre el efecto positivo que podría traer una depreciación sostenida del dólar.(Bloomberg/SeongJoon Cho)
Riesgos por delante
Todd Martinez, senior director de Fitch Ratings, sostuvo en diálogo con Bloomberg Línea, que “un dólar más débil debería ayudar a las cargas de deuda de muchos países latinoamericanos, en la medida en que esto reduzca el valor en moneda local de su deuda denominada en dólares”.
Sin embargo, matiza que este efecto es marginal, especialmente en economías dolarizadas si también tienen deudas en divisas distintas del dólar, como el euro.
Las perspectivas para la región en 2025 apuntan a una gestión de deuda condicionada por la evolución de tasas de interés, la liquidez global y la confianza de los inversores.
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Aunque un dólar débil podría, en teoría, facilitar la emisión de deuda en moneda local, los expertos coinciden en que el entorno actual aún no permite estrategias de refinanciamiento ambiciosas.
“La simple depreciación del dólar no basta para reactivar el financiamiento externo”, afirmó Fortun. De hecho, en abril de 2025 no se registró ninguna emisión soberana de mercados emergentes, una señal clara de que las condiciones de liquidez siguen siendo adversas.
Para Martínez, un dólar más débil no tiene implicaciones claras ni obvias para las estrategias de financiamiento.

Impacto limitado.La depreciación del dólar, sin mejoras en la liquidez global ni menores tasas, ha tenido un impacto limitado sobre las finanzas públicas de la región.(Bloomberg/Samsul Said)
“En la medida en que un dólar más débil implique monedas locales más fuertes, esto podría dejar a los bancos centrales en mejor posición para reducir las tasas, lo que podría aumentar el atractivo del financiamiento en moneda local. Sin embargo, si bien estos efectos pueden ser importantes en el margen, no prevemos cambios importantes en las estrategias de financiamiento este año», agregó el analista de Fitch Ratings.
Fortun dice que “es posible que los inversores comiencen a discriminar con mayor claridad entre economías emergentes, priorizando marcos institucionales sólidos, reglas fiscales creíbles y capacidad de absorción de shocks”.
Como explicó, “el canal cambiario deja de ser determinante y la dinámica de spreads responde más a consideraciones idiosincráticas que al ciclo del dólar”.