San Bernardo demuestra que el encanto de la costa atlántica no se limita a los meses estivales.
Nuestras playas patagónicas tienen su encanto único con paisajes imponentes que combinan mar y cordillera, pero cuando el frío arrecia en nuestra región, muchos neuquinos buscamos alternativas más templadas para disfrutar del paisaje marino. San Bernardo, en la costa atlántica bonaerense, se presenta como una excelente opción durante la temporada baja, con precios más accesibles y menor cantidad de turistas.
Desde diversas localidades neuquinas parten micros a San Bernardo que permiten llegar cómodamente a este destino que cobra un encanto particular cuando se aleja del ruido del verano.
Un balneario con historia y personalidad propia
Fundado los primeros días del año 1944, San Bernardo nació como un ambicioso proyecto urbanístico impulsado por los hermanos Guerrero para transformar los médanos costeros en un centro balneario. Lo que comenzó como un puñado de construcciones entre dunas se convirtió en una ciudad con identidad definida, caracterizada por edificios de estilo moderno y chalets que conservan el espíritu de las primeras décadas del balneario.
A diferencia de otros destinos de la costa atlántica, San Bernardo mantiene un equilibrio entre desarrollo urbano y espacios naturales. Sus playas, que se extienden por más de 2 kilómetros, son amplias y cuentan con sectores que conservan dunas naturales, hábitat de flora y fauna autóctonas que los visitantes pueden apreciar durante caminatas contemplativas.
Las ventajas de la temporada baja
Lejos de las multitudes que llenan los hoteles y las playas durante enero y febrero, San Bernardo muestra una cara diferente durante el otoño e invierno. El ritmo pausado permite disfrutar de largos paseos por la costa, donde el mar ofrece postales completamente distintas a las del verano.
Los restaurantes que permanecen abiertos ofrecen atención más personalizada y platos elaborados con productos frescos de temporada. Muchos aprovechan estos meses para innovar en sus cartas, presentando propuestas que combinan los clásicos frutos del mar con ingredientes diferentes.
La disponibilidad hotelera aumenta considerablemente, con tarifas que pueden representar hasta un 60% menos que durante la temporada alta. Desde hostels para viajeros jóvenes hasta hoteles con todas las comodidades mantienen sus puertas abiertas, adaptando sus servicios a un público que busca tranquilidad y confort.
Actividades más allá de la playa
Aunque el clima en general no acompaña para meterse al agua, San Bernardo ofrece alternativas para todos los gustos. El centro comercial de la ciudad, cuyo punto central está principalmente sobre la Avenida San Bernardo y la Av. Costanera, mantiene una interesante oferta de locales que abren durante todo el año.
La Parroquia Stella Maris, una antigua capilla ubicada en Falkner y Av. Mitre, es un pequeño atractivo turístico del cual sus visitantes destacan tanto la paz que se siente allí como el valor histórico de la misma en la historia del pueblo.
Por todo esto y mucho más, San Bernardo demuestra que el encanto de la costa atlántica no se limita a los meses estivales.