13 mayo de 2025
Por Marcelo Halperin Instituto de Integracin Latinoamericana de la Universidad Nacional de La Plata
Cuando se trata de caracterizar la presente guerra comercial aparece una disonancia que no se manifiesta en la controversia sobre los obstculos y las distorsiones al comercio. Se trata de una divergencia larvada y que parece condicionar, una y otra vez, las posiciones asumidas por Estados Unidos (EUA) y China (RPC). En sntesis: estn en juego concepciones diferentes acerca de los espacios territoriales y los tiempos histricos.
Una interpretacin acertada sobre las diferencias en ambas dimensiones facilitara la exploracin del futuro de las sociedades latinoamericanas que, por su dependencia estructural, deben asimilar en los propios espacios y tiempos distintos conflictos desatados fuera de su rbita y cuyas consecuencias difcilmente pueden controlar.
Ayer y hoy
A propsito de la configuracin de los espacios territoriales, durante las ltimas dcadas del siglo pasado debi asumirse un agudo proceso de internacionalizacin de los mercados internos. Ocurri que al permeabilizarse las fronteras entre los Estados siguiendo el afiebrado ritmo tecnolgico de la expansin capitalista, se alteraron los vnculos intergubernamentales y las relaciones entre gobiernos y corporaciones transnacionales tanto en los pases centrales como perifricos.
Las negociaciones comerciales ya no pudieron circunscribirse al sub-universo de bienes «transables». En cambio se impuso la necesidad de acordar regulaciones para cada vez ms numerosas actividades desplegadas al interior de los territorios nacionales. Este fue el rasgo innovador del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN; NAFTA). Y su impronta se proyect sobre las negociaciones multilaterales de la Ronda Uruguay del GATT que desembocaron en la recreacin del multilateralismo adoptando un formato polifactico: la Organizacin Mundial del Comercio (OMC).
Al cabo de treinta aos de vigencia, las disciplinas y procedimientos de la OMC ya no logran encauzar los conflictos desatados por la conquista de mercados y que atraviesan territorios nacionales cuyas fronteras han quedado econmicamente desdibujadas a partir de aquella dinmica global.
Un tiempo uniforme o tiempos que se superponen?
Las aceleradas transformaciones tecnolgicas que animan los procesos de acumulacin y reproduccin capitalista estaran teniendo efectos asincrnicos y aun disruptivos sobre los principales contendientes: EUA; RPC; y las corporaciones transnacionales, en especial dentro del sector de la informacin y las comunicaciones (TIC).
Si estos contendientes debieran responder no tanto a un desafo comn sino ms bien a los apremios relacionados con sus distintas necesidades y pretensiones, entonces los desacoples obstaculizaran la posibilidad de alcanzar instancias transaccionales y hasta podran entorpecer la concertacin de reglas para encauzar los conflictos en curso.
EUA: el tiempo perdido
Las alusiones al tiempo perdido por una poltica econmica y comercial equivocada haban dado lugar a reiterados lamentos de Katherine Tai, Secretaria de Comercio en el gobierno de J. Biden. Una pieza oratoria digna de atencin fue la ofrecida por esta funcionaria en el Open Markets Institute el 15 de junio de 2023 bajo el ttulo: «En el prximo sistema mundial podr la poltica comercial de EUA proporcionarnos ms seguridad, democracia y prosperidad?»
Sus definiciones fueron contundentes. Segn la perspectiva del gobierno demcrata las cadenas de suministro se mostraban frgiles y la globalizacin era insustentable. Luego descalific la teora tradicional que relacionaba los beneficios del libre comercio con el desempeo de las empresas transnacionales. A juicio de la Secretaria Tai ya resultaba inverosmil la tan ajetreada presuncin sobre el derrame («trickle down«) de dichos beneficios sobre los trabajadores, las pequeas empresas y, en general, sobre la poblacin norteamericana.
Cmo se haba llegado a una instancia crtica como la denunciada? Segn K. Tai la misma poltica econmica seguida por los sucesivos gobiernos de EUA indujo a las corporaciones transnacionales de origen norteamericano a caer en brazos de la RPC. Pero simultneamente incidieron las maniobras de la RPC para atraer actividades productivas con el seuelo de la eficiencia y los menores costos a fin de consolidar su economa manipulando esos costos y controlando industrias claves hasta transformarse en proveedor dominante de muchos bienes y tecnologas estratgicas. Y cabe resaltarlo: este carcter estratgico hace referencia al uso dual (comercial y militar) de distintas innovaciones en el rea de las TIC.
EUA: tiempos de recomposicin
Abundan los cuestionamientos sobre la utilidad de las herramientas arancelarias y con respecto a las tcticas extorsivas mediante las cuales, como en un pasado no tan lejano, el gobierno de D. Trump est procurando imponer acuerdos bilaterales de administracin del comercio. En este aspecto D. Trump agudiza la posicin defensiva de EUA pero ignora aquellas imputaciones a las corporaciones transnacionales de origen norteamericano y, por el contrario, presume que bajo el amparo arancelario regresarn a su redil.
«Podrn las negociaciones comerciales recprocas de Trump hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande?», se preguntaron tres especialistas como Warren Maruyama, Meghan Anand y William Alan Reinisch el 30 de abril de este ao en una nota para el prestigioso Center for Strategic and International Studies (CSIS). Respondieron que » (…) al final, es poco probable que las medidas arancelarias reduzcan significativamente el dficit comercial de EUA o conduzcan a una ola de nuevas inversiones a largo plazo en fbricas estadounidenses, dada la incertidumbre que rodea la poltica comercial de EUA y el lejano horizonte para recuperar inversiones importantes en instalaciones de fabricacin tecnolgicamente avanzadas…»
RPC: tiempos de paciencia y perseverancia
En BBC News fechada el 24 de abril de este ao, se public un comentario que firma Koh Ewe titulado «Cinco fortalezas de China en la guerra comercial con Estados Unidos». All est expuesta en pocas palabras la creencia generalizada: «China, como rgimen autoritario, tambin tiene un umbral de dolor ms alto, ya que le preocupa mucho menos la opinin pblica a corto plazo».
De modo que para la RPC los tiempos que corren no parecen coincidir con los de su principal antagonista. Segn el autor de la nota, mientras EUA «perda» su tiempo, la RPC fue ganando el suyo incrementando la red de acuerdos y compromisos hasta consolidarse como el principal socio comercial de ms de sesenta pases (entre ellos Brasil, Chile, Per, Ecuador…).
En otras palabras: la RPC utiliz el tiempo a fin de ir ganando mercados, esto es, mayor espacio territorial.
Por lo dems, la RPC correra con ventaja en un terreno tan intangible como definitorio: la capacidad de tolerar privaciones (resiliencia?). Y con un agravante para quienes asimilamos concepciones acuadas por la cultura «occidental»: se tratara de una ventaja competitiva derivada del autoritarismo poltico.
Amrica Latina: el tiempo negado
Para poder apreciar la situacin y perspectivas de los pases latinoamericanos habra que atender a dos constataciones: las modalidades bajo las cuales tanto EUA como la RPC ejercen presin sobre los territorios perifricos a fin de apropiarse de materiales crticos; y el tiempo que insumira una eventual estabilizacin de la economa mundial.
Acerca de las modalidades de apropiacin de dichos recursos primarios, en el caso de EUA ya se haba hecho notoria durante el gobierno de J. Biden la insistencia para negociar con pases latinoamericanos acuerdos circunscriptos a su explotacin y al trazado y preservacin de cadenas internacionales de suministros. Estos convenios pueden reemplazar o superponerse a tratados de libre comercio (TLC) que cubren una materia negociada mucho ms extensa.
Por su parte, la RPC ha venido demostrando creciente voracidad como consumidor de minerales crticos sin refinar en frica, Asia y Amrica Latina. Simultneamente y sobre la base de su capacidad de acaparamiento se destaca como proveedor y regulador de precios en insumos y productos esenciales para las TIC.
Con respecto a la evolucin de la guerra comercial, la reciente nota publicada por el CSIS y comentada ms arriba tacha de inverosmil la pretensin norteamericana de resolverla a corto plazo mediante acuerdos bilaterales. En tal sentido, los autores destacan lo ya conocido: el comercio internacional desde hace dcadas no est supeditado slo a los aranceles. El mayor peso de las restricciones recae sobre una variedad de medidas no arancelarias firmemente instaladas en el mundo entero (incluyendo a EUA y a la RPC), bajo el reconocimiento multilateral, los casi cuatrocientos TLC registrados en la OMC como «acuerdos regionales» y en incontables previsiones legales internas.
Contando con estas estimaciones, los pases latinoamericanos deben afrontar dos desafos: por un lado sostener una prctica negociadora de amplio espectro, que puede ser enmarcada por los TLC y nunca por compromisos circunscriptos a garantizar explotaciones primarias y cadenas de suministro de los recursos extrados de sus territorios. Y, por otro lado, resistir las imposiciones para concertar exclusivamente TLC con uno de los contendientes (sea EUA o la RPC) a expensas del otro.
En este aspecto, habida cuenta de la variedad de materias negociadas en un TLC, se amplan las perspectivas para obtener compensaciones (overall balance) frente a posibles prcticas restrictivas o invasivas de las contra-Partes. Y al concertar la articulacin de sus economas bajo este tipo de formato en ambas direcciones (como ya lo han hecho Chile, Per, Costa Rica y Nicaragua), aumentarn tambin las posibilidades de contrapesar eventuales obstculos e intimidaciones provenientes de una u otra contra-Parte.
