Inspirado por Donald Trump, Javier Milei quiere endurecer la política migratoria de Argentina. Un país que, precisamente, no se puede entender sin la migración.
El plan del presidente argentino fue detallado este miércoles por su portavoz, Manuel Adorni, que anunció que la reforma migratoria se hará efectiva a través de un decreto urgente en los próximos días.
La medida impulsada por el Gobierno de Milei contempla el endurecimiento de los requisitos para entrar en el país y obtener la residencia. También establece la obligación para los residentes transitorios e irregulares de pagar por la atención médica, y autoriza a las universidades públicas que apliquen aranceles a los estudiantes foráneos, poniendo así fin al modelo de educación superior gratuita para todos. Además, el decreto busca que aquellos extranjeros que lleguen al país de forma ilegal o cometan delitos –sea cual sea su pena– sean deportados rápidamente. Adorni no especificó cuál sería el mecanismo para ejecutar estas expulsiones exprés, las cuales recuerdan a las que está llevando a cabo la Administración Trump en Estados Unidos.
Medida electoralista
El decreto antiinmigración puede ayudar a Milei a ganar votos en las próximas elecciones legislativas
“Desde hace tiempo, tenemos regulaciones que incitan al caos y al abuso por parte de muchos oportunistas que están lejos de venir a este país de forma honesta”, dijo a la prensa el portavoz presidencial, quien también es el principal candidato del partido de Milei, el ultraderechista La Libertad Avanza, en las elecciones legislativas de Buenos Aires que se celebrarán este domingo. De hecho, estos comicios tienen mucho que ver con el momento elegido para anunciar la reforma. Milei espera que su discurso antiinmigración sirva para arañar apoyos entre los votantes conservadores en el ciclo electoral actual, que tendrá su cita más decisiva en octubre, cuando se renovará parte del Congreso.
El propio Milei había adelantado a primeros de marzo su intención de llevar a cabo esta reforma. “Nuestra nación ha sido generosa con los inmigrantes, pero otra cosa distinta es ser tomado de tontos por nuestros vecinos o ser un centro de beneficiario pagado por el bolsillo de los argentinos”, dijo entonces.
Destino de migrantes
La medida contrasta con la realidad de un país que históricamente ha recibido con los brazos abiertos a los extranjeros
El discurso antiinmigración de Milei choca con la realidad del país. Según el censo nacional más reciente, del 2022, de los 46 millones de habitantes de Argentina, 1,9 millones son extranjeros. Se trata de la proporción más baja desde que se iniciaron los registros, en 1869.
De hecho, la inmigración rara vez es tema de debate en Argentina, un país que, históricamente, ha recibido con los brazos abiertos a los extranjeros. La propia Constitución refleja ese aperturismo, al dar la bienvenida en su preámbulo a “todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.
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Entre finales del siglo XIX e inicios del XX, Argentina fue el destino de millones de extranjeros –sobre todo españoles e italianos– que buscaban un futuro mejor. Entonces era uno de los países más ricos del mundo: el sector primario catapultaba el crecimiento, el capital fluía, Buenos Aires era llamada “la París de América”.
Las sucesivas crisis económicas atajaron la llegada de europeos, pero hoy Argentina se mantiene como el principal receptor de migrantes de Sudamérica. La mayoría proceden de Paraguay, Bolivia, Venezuela, Perú y Chile. Al mismo tiempo, Argentina destaca como emisor de migrantes: en la última década, se estima que unos 1,8 millones de argentinos han abandonado el país. España, Estados Unidos e Italia son los principales destinos.