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sábado, mayo 17, 2025

Laurent de Sutter: “No necesitamos debates democráticos, necesitamos una invención democrática»

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Una teoría de lectura donde no hay nada que interpretar sino una propuesta para la experimentación como un territorio sensible para desentenderse de los significados, permite pensar al libro como una máquina, un engranaje que propicia conexiones imaginativas. El afuera es lo más importante dentro de esta tarea que Gilles Deleuze llamó de manera episódica pop filosofía. Este proyecto que el filósofo francés mencionó de forma lateral en sus libros adquiere centralidad en la obra del autor belga Laurent de Sutter como el impulso que le permite generar una creación de conceptos donde la inventiva reemplaza a la afirmación de un saber.

Laurent de Sutter llegó a Buenos Aires (invitado por el instituto francés perteneciente a la Embajada de Francia) para realizar una presentación tardía de sus libros ¿Qué es la pop filosofía? (2020 – Editorial Cactus– Traducción Sebastián Fuentes) y Deleuze y la práctica del derecho (2015 – Editorial Jusbaires – traducción Sol Gil y Ariel Dilon) en la Feria del Libro.

Todos sus trabajos pueden pensarse como una manera de ensayar ese mecanismo poscrítico, aliado con la pop filosofía, que sustenta como un desafío al pensamiento crítico al que considera atrapado en la indignación y la paranoia del complot. Para el profesor de teoría del derecho en la Universidad de Bruselas, la práctica filosófica se transforma en la cifra de un enigma, en una estructura sorprendente que no se libra de una intención resolutiva. Si Laurent de Sutter considera que el derecho es el futuro de la filosofía es porque encuentra en su base programática los recursos para inventar soluciones concretas, para salir del discurso de la imposibilidad donde buena parte de la izquierda parece haber asentado su identidad política.

Esa potencia de continuar es un extravío para desplazar las formulaciones del pensamiento hacia un afuera y lograr un efecto performativo en lo real. Si para Deleuze la intensidad que anhelaba en la lectura era una ontología, de Sutter continua esa apuesta en la figura de lo monstruoso como una caracterización que le sirve para pensar esta época bajo los códigos de la teratopolítica, el tema a desarrollar en la conferencia de cierre de La noche de las ideas organizada por el Instituto francés el sábado 17 de mayo.

En esta caracterización que proviene del género gótico, del terror, de las manifestaciones fantásticas de la imaginación de Sutter encuentra una contradicción que le sirve para desestabilizar la mirada que podemos tener sobre nosotros mismos y los demás, para romper con las divisiones identitarias que suponen jerarquías sociales y empezar a comprobar, en una situación donde las máscaras se caen, que tal vez no exista otra cosa que esa monstruosidad. Una formulación que podrá resultar atrayente o discutible pero que llama a un nivel de implicancia tan incómodo que nos ubica en otro lugar, en un punto de vista extrañado para pensar lo que ya creíamos conocer.

–En ¿Qué es la Pop filosofía? señalas que Deleuze llamaba a salirse de la interpretación para entrar en una lectura y escritura débiles donde ya no se iba a confirmar un saber. ¿Esta es una época donde hay un regreso fuerte a la interpretación? Lo pregunto no solo porque creo que es una tendencia muy marcada en el campo de la estética sino porque también se busca interpretar la realidad social desde la indignación, el escándalo o la teoría del complot, como señalaste en tu libro Indignación total (Ediciones La Cebra) que son otras maneras de asignar sentidos.

–La idea de la pop filosofía en Deleuze buscaba abrir el espacio del saber a lo que este saber no incluía. La palabra clave cuando uno habla de pop filosofía es afuera. Uno de los problemas de la racionalidad contemporánea, el más importante, quizás, es que el afuera está rechazado, ausente, negado. La indignación y el complot son formas modernas de la racionalidad. La idea del complot lleva a cabo la idea fundamental del pensamiento crítico que es nuestra capacidad compartida de juzgar, y ¿cómo juzgamos?, a partir de lo que ya sabemos. La pop filosofía es al revés, es el afuera, entonces es la posibilidad, lo que todavía no sabemos. Como decía Deleuze, la pop filosofía es la exploración del afuera en el momento que ese afuera puede ser cualquier cosa pero también a partir de ese cualquier cosa. Es decir, cualquier cosa puede volverse una sorpresa a partir de esta concepción. Evidentemente la sorpresa arruina el saber, arruina nuestra capacidad y voluntad de apoyarnos en lo que ya sabemos. Es una relación negativa. El pensamiento crítico tradicional remite a la indignación, al complot, a la academia, a todas esas cosas que son construidas sobre un saber constituido. Para mi hay una relación directa entre estas cosas que parecen diferentes, hay una equivalencia porque funcionan con la lógica donde todo lo que importa es el saber. Es esa conversación de Deleuze con Claire Parnet en Diálogos donde empieza diciendo: Los debates no sirven de nada porque uno ya llega al debate con todo su saber. El debate no cambia nada ni crea nada nuevo. Uno sale y entra del debate y no pasó nada. Deleuze decía no es importante con lo que uno entra al debate, lo importante es lo que fabricamos con eso para salir de ahí. La racionalidad con la que se llega armado a una discusión es la de la imposibilidad y la pop filosofía funciona a partir de la posibilidad.

–Justamente mencionabas que uno de los motivos que te llevaron a escribir Indignación total (2020) era ver la preocupación por establecer las formas de un debate democrático que siempre terminaba fracasando. Podríamos decir que la energía puesta en pensar los modos de debatir no pudo impedir la conformación del mundo actual con las nuevas derechas.

–Creo que no necesitamos debates democráticos, necesitamos una invención democrática. Necesitamos una capacidad de inventar caminos que no están incluidos en la situación, inventar otro advenimiento. La crisis contemporánea no es una crisis de debate. En el comentario crítico de lo contemporáneo vemos una fascinación con la imposibilidad, con lo que no se puede y esto contribuye a nuestra impotencia. El estado actual de las cosas es absolutamente contingente, es el resultado de posibilidades que fueron concretadas pero que no son necesarias. Hay posiciones militantes de izquierda, con las que, de todas maneras estoy de acuerdo pero son posiciones obsesionadas con la imposibilidad que se movilizan solamente a partir del punto de vista de la crítica: que el mundo es capitalista, machista, colonial, patriarcal, policial ya lo sabemos, repetirlo no nos ayuda. Lo que necesitamos ahora es una especulación de izquierda, una fabulación, una imaginación, sueños concretos. Decir: queremos esto. No es rechazamos esto,es: queremos esto. Desde ese punto de vista, me da la impresión, que estamos en crisis. La posición crítica está pegada a la idea de la imposibilidad

–Es ahí donde ves en el derecho una potencia, una capacidad de resolver casos concretos. Pero vos mismo señalaste que la derecha está pudiendo capitalizar más esa capacidad creativa del derecho ¿no es necesario generar una instancia de poder para lograr este objetivo?

–Si, naturalmente es contextual pero en el caso del derecho, el mecanismo del derecho en sí mismo es un mecanismo de imaginación, un modo de creación de continuidades que puede ser usado por las fuerzas policíacas de la misma manera que por las fuerzas progresistas, revolucionarias. Sé que mucha gente no está de acuerdo, me dicen que el derecho no es neutro, yo no digo que el derecho sea neutro, digo que el derecho es una máquina con capacidades que pueden ser apropiadas en cualquier dirección, justamente lo contrario de lo neutro. La verdadera lucha es por una apropiación que sea la más creativa de todas. El problema hoy es que los más creativos son los conservadores, es la razón por la que es tan importante que la izquierda se reconcilie con las capacidades creativas del derecho, no solo la lucha política con el derecho o la lucha política por los derechos sino la lucha con los medios técnicos del derecho

–Quiero seguir con este tema pero desde otro enfoque. En ¿Qué es la pop filosofía? Mencionás la importancia que Deleuze le da al estilo. Pensaba que el estilo es aquello que no se puede interpretar, que abre el imaginario pero que escapa a la significación

–El estilo es interesante en Deleuze porque se conecta con su obsesión con Spinoza, su obsesión con la manera, en oposición a la ontología convencional que es una posición sin maneras, sin modos. El estilo exige una invención, no hay estilo sin invención, una invención de sí mismo, en relación con el objeto y lo que se puede hacer con el objeto. También una cuestión de distancia con las cosas, Para Deleuze el estilo es impersonal, es devenir afuera de sí mismo. Creo que el punto en común entre la pop filosofía, el derecho, el estilo y la interpretación es el delirio. Es la posibilidad que tenemos de delirar. Nada de lo que digo puede garantizar nada pero la derecha también delira, hay un delirio de la derecha que es el delirio contemporáneo y es imposible responder a este delirio con la razón, para responder a este delirio hay que hacerlo con un mejor delirio. Uno que aumente el nivel de posibilidades, más que de imposibilidades.

Laurent de Sutter.
Laurent de Sutter.

–En relación con el tema de los monstruos que vas a desarrollar en la conferencia de cierre de La noche de las Ideas, hay toda una ficción sobre los monstruos que los muestran como producto de la racionalidad científica

–Me interesan los monstruos porque en la situación contemporánea las relaciones políticas están determinadas por la idea de que los otros son monstruos. Mi hipótesis es que todos somos monstruos y que la monstruosidad puede ser descripta como una posibilidad de pérdida. Necesitamos perder la relación que tenemos con nuestra identidad, con nuestras certezas. Vernos a nosotros mismos como monstruos permite diferenciarnos de lo que hasta ahora nos hacía ver como seres grandes y bellos desde lo estético, moral y político. La política como un lugar de grandeza hace más daño al destino de la humanidad que muchas otras armas. Fabricar una democracia de los monstruos, una democracia monstruosa es una de las maneras más precisas de plantear la cuestión de la igualdad, por consiguiente, de lo que es vivir juntos cuando todo el mundo es detestable porque solo hay monstruos. Es una verdad estadística, las personas más cercanas son los que detestamos más. Necesitamos construir relaciones sobre la idea que, aunque detestamos a nuestros vecinos, tenemos que vivir con ellos. Incluso cuando la mayoría de los crímenes son intrafamiliares, la familia no deja de ser lo que más queremos. La paradoja de la monstruosidad es la paradoja de una relación imposible pero que sin embargo es posible. La cuestión de la monstruosidad en la política es qué monstruo queremos ser.

–En un momento decís que la monstruosidad suele ser reemplazada por la tolerancia al diferente. Entonces estamos en un contexto donde se terminó con esa simulación y así como la derecha habla de los inmigrantes o de los homosexuales como monstruos, muchos ven como monstruos a quienes nos gobiernan o los votan. Vos señalas que de ese modo estamos creando una aristocracia. Esa es otra manera interpretativa de ver la realidad, también allí hay una asignación de saberes y significados

–La monstruosidad siempre es popular, el monstruo siempre es el pueblo. La tolerancia es la afirmación de la diferencia: Ese es un monstruo y soy la persona que lo tolera. Lo contrario es más importante: Soy un monstruo y tú también ¿qué hacemos juntos? Intento producir un discurso teórico que es un delirio monstruoso en sí mismo como un aporte para pensar cosas que consideramos naturales o evidentes. La posibilidad de contaminación con los monstruos es también la posibilidad de abandonar la aristocracia de la ontología, de la obsesión por el ser. Yo soy, tú eres es una catástrofe traducida en acciones y discursos . La ontología forma todo lo que hacemos, todo lo que pensamos. La monstruosidad, el devenir, la metamorfosis son estrategias de delirio para salir de la identidad.

Laurent de Sutter básico

  • Es ensayista y editor. Es autor de una treintena de libros que han sido traducidos a una quincena de idiomas y que recibieron numerosos premios, entre ellos el Gran Premio de Ensayo de la Real Academia de Bélgica, el Premio Léopold Rosy y el French Voices Award, entre otros.
  • Dirige las colecciones “Perspectives Critiques” en Presses Universitaires de France y “Theory Redux” en Polity Press. Además, es profesor en Sciences Po París y en la Vrije Universiteit Brussel. Su último libro publicado en español es Elogio del Peligro (Herder, 2024).

Laurent de Sutter ofrecerá hoy a las 18:30 en el Salón Dorado del Teatro Colón la conferencia de clausura de la Noche de las Ideas titulada “Teratopolítica” o ¿cómo vivir juntos en la era del odio generalizado? Con auspicio de Ñ, la Noche de las Ideas es organizada por el Institut français d’Argentine en colaboración con la Embajada de Francia en la Argentina, la red de Alianzas Francesas de Argentina, la Fundación Medifé, y los Centros Franco-Argentinos. Además, cuenta con el apoyo del Institut français de París, el Novotel Buenos Aires y municipalidades, provincias e instituciones de las siete ciudades anfitrionas.

Redacción

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