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Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|$1,50: El impuesto silencioso que nadie votó.
El gobierno anuncia con orgullo una “nueva fórmula” para fijar el precio de los combustibles. Promete estabilidad, racionalidad, previsibilidad. Pero como suele pasar con los discursos técnicos, lo esencial está escondido en una cifra pequeña, casi imperceptible, que pasa desapercibida para muchos, pero no para el bolsillo del pueblo trabajador: $1,50 por litro.
Esta es la “clave” del nuevo mecanismo:
Se deja de usar el Precio de Paridad de Importación (PPI) como referencia directa.
Se promedia el valor de los dos últimos meses (PPI bimestral).
Se establece una banda de flotación del 7% (es decir, mientras el precio no se desvíe más del 7% del promedio, puede mantenerse). Y se agrega un “factor de estabilización” fijo: $1,50 por litro.
Ese último punto no es técnica. Es ideología. Es política fiscal disfrazada de fórmula matemática. Es una decisión deliberada de que cada uruguayo pague un poco más, todos los meses, todos los días.
En un país donde en 2024 se consumieron:
– 927 millones de litros de nafta.
– 1.095 millones de litros de gasoil.
Ese “ajuste técnico” de $1,50 cada dos meses significa que, en solo 12 meses, los uruguayos habremos pagado más de $18.198 millones de pesos adicionales. Traducido: casi 450 millones de dólares al año que salen del bolsillo de los que trabajan, producen, transportan, riegan, cosechan o llevan a sus hijos al liceo.
¿Y quién lo decidió? Nadie lo votó. No fue un impuesto aprobado por el Parlamento. No fue una ley discutida por los representantes del pueblo. Fue una “fórmula” diseñada para estabilizar las finanzas de ANCAP… no las de las familias.
Lo más grave es que este aumento no depende del petróleo, ni de la guerra, ni del dólar. Depende sólo de una decisión política que se reproduce en piloto automático, cada dos meses, como si fuera natural. Como si la gente no tuviera derecho a saber por qué todo sube mientras los sueldos quedan quietos.
Esto es un grito de advertencia: ¡nos están cobrando por litro, pero nos vacían por dentro!
Los combustibles son el corazón del sistema productivo. Y cada litro más caro es una bomba de tiempo bajo el precio de la comida, el flete, el boleto y la vida misma.
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