Neuquén tiene una de las tasas más altas de femicidios. El sur argentino arrastra una década de violencia que no encuentra freno ni justicia.

Claudio Espinoza
Este 3 de junio se cumplen diez años de la primera movilización masiva del Ni Una Menos, un grito colectivo contra la violencia machista que hizo historia en la Argentina. A una década de aquella jornada, la organización MuMaLa – Mujeres de la Matria Latinoamericana – presentó un informe estremecedor que recopila los datos de los últimos diez años sobre femicidios, femicidios vinculados, travesticidios y otras violencias letales por razones de género.
Entre los datos más significativos se encuentra la situación en la provincia de Neuquén, que registró un total de 53 femicidios entre junio de 2015 y mayo de 2025. Este número no solo la posiciona como una de las provincias patagónicas con mayor cantidad de casos, sino también como una de las que tiene una tasa de femicidios superior al promedio nacional.
Según el informe, Neuquén presenta una tasa promedio de femicidios de 1,4 cada 100.000 mujeres, travestis y trans, superando la media nacional de 1,1. En 2023, la tasa se disparó a 2,9, una de las más altas del país ese año. El análisis incluye tanto femicidios directos como vinculados, además de travesticidios.
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El pico de violencia se registró en 2023, cuando ocurrieron 10 femicidios en la provincia, casi duplicando los números de años anteriores. Desde el Observatorio de MuMaLa se señala que estas cifras reflejan no solo la persistencia de la violencia machista, sino también las falencias estructurales en las políticas de prevención, protección y justicia.
El informe subraya además que el 64% de los femicidios ocurren dentro del hogar de la víctima, lo que reafirma que el ámbito doméstico continúa siendo el lugar más peligroso para muchas mujeres. A esto se suma que el 62% de los femicidas fueron pareja o expareja de la víctima, y que el 38% convivía con ella al momento del crimen.
La situación en el resto de la Patagonia
La región patagónica en su conjunto muestra números que preocupan. Chubut, por ejemplo, reportó 36 femicidios en la última década, con una tasa promedio de 1,2 por cada 100.000 mujeres, travestis y trans, también por encima de la media nacional. En esta provincia, se destacan los años 2016 (8 casos) y 2019 (8 casos) como los más letales.
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Río Negro, con 35 casos registrados entre 2015 y 2025, muestra una tasa promedio de 0,9, apenas por debajo de la media nacional, pero con años de picos, como 2016 y 2023, donde la violencia mostró una alarmante escalada.
En Santa Cruz se contabilizaron 15 femicidios, con una tasa de 0,8, mientras que Tierra del Fuego registró 9 casos, con un promedio anual que varía, pero llega a alcanzar tasas superiores a 2,6 por cada 100.000 habitantes en algunos años.
Sumadas, las provincias patagónicas concentran 148 femicidios en la última década, lo que representa una porción significativa de los 2.590 casos registrados en todo el país por el observatorio de MuMaLa.
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Omar Novoa
El mapa nacional de los femicidios
El informe elaborado por el equipo federal del Observatorio «Mujeres, Disidencias, Derechos» revela un panorama desolador: desde junio de 2015 hasta mayo de 2025, se produjeron 2.590 femicidios, femicidios vinculados y trans/travesticidios en la Argentina.
De ese total:
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El 86% fueron femicidios directos.
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El 11% fueron femicidios vinculados (7% de varones o niños y 4% de mujeres o niñas).
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El 3% fueron trans/travesticidios.
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Omar Novoa
El año más letal fue 2017, con un promedio de un femicidio cada 29 horas. Los meses de octubre, enero, marzo y diciembre registraron los picos más altos de violencia letal por motivos de género.
Las provincias con más casos absolutos fueron:
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Buenos Aires, con 970 femicidios.
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Santa Fe, con 219 casos.
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Córdoba, con 189 víctimas.
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Salta, con 130 casos.
Pero el mapa cambia al analizar las tasas. Las provincias con mayor tasa de femicidios en relación a su población femenina fueron Santiago del Estero, Chaco, Jujuy, Salta y Formosa, seguidas por Neuquén, Tucumán, Corrientes y Chubut, todas por encima del promedio nacional.
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Las víctimas y sus historias
El perfil de las víctimas se mantiene constante: la edad promedio es de 36 años, y el 50% tenía entre 19 y 40 años. Los extremos de edad también son significativos: un 10% eran mayores de 60 años, y un 6% eran niños y niñas menores de 12 años, muchos de ellos víctimas de femicidios vinculados.
En total, 836 niños, niñas y adolescentes quedaron en situación de vulnerabilidad y son potenciales beneficiarios de la Ley Brisa (27.452), que prevé una reparación económica para hijos de víctimas de femicidios.
En cuanto al acceso a la justicia:
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Solo el 17% de las víctimas había realizado denuncias previas contra su agresor.
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De esas, apenas el 54% tenía una orden de restricción vigente.
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Solo 1 de cada 10 víctimas contaba con un botón antipánico o alerta.
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Omar Novoa
Los femicidas y el rol del Estado
El informe indica que la edad promedio de los femicidas es de 38 años. El 10% tenía antecedentes por violencia de género, y el 9% pertenecía a fuerzas de seguridad, siendo esta la ocupación más frecuente entre los asesinos identificados.
De los femicidas miembros de las fuerzas, el 51% usó su arma reglamentaria para cometer el crimen.
En un 20% de los casos, el femicida se suicidó luego del hecho.
Las armas blancas fueron el método más frecuente (31%), seguidas por las armas de fuego (24%). En el 15% de estos casos con armas de fuego, se utilizó armamento reglamentario.
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Claudio Espinoza
Un dato alarmante: el 8% de las víctimas fue abusada sexualmente antes de ser asesinada, y el 14% estuvo desaparecida.
El ajuste y la desprotección
MuMaLa concluye el informe con un duro diagnóstico político: el actual gobierno nacional ha desmantelado gran parte de los programas y estructuras estatales destinadas a prevenir y asistir a víctimas de violencia de género.
Se denuncian el cierre del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, la desfinanciación de programas clave como Acompañar, Igualar, Generar y Menstruar, y la reducción de operadores en la línea 144.
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Omar Novoa
También se señala que no hubo nuevas incorporaciones a la Ley Brisa, que se recortó la Ley de los Mil Días y que se propuso eliminar la figura de “femicidio” del Código Penal.
“Nos encontramos ante un brutal ajuste económico, atravesadas por el ataque directo hacia la agenda de género y la diversidad, profundizando la desprotección y la precarización de nuestras vidas”, denuncia el documento.
A diez años del primer #NiUnaMenos, el informe de MuMaLa evidencia que la violencia de género persiste con la misma crudeza, pero también que los dispositivos estatales para combatirla están siendo desmantelados. La consigna de 2015 sigue más vigente que nunca: “¡Ni una menos por el ajuste! ¡Ni una menos por la violencia machista! ¡Vivas, libres y sin miedo nos queremos!”.