Toni Falgueras se jubiló hace una década. Nadie lo diría. Por A o por B, sigue pasándose por el Celler de Gelida (Vallespir, 65) y no parece que vaya a dejar de hacerlo. Es su hábitat natural. Aquí nació hace ya 77 años, como antes lo hizo su padre. La tienda conserva parte de la cocina donde hacían chup chup las comidas de su infancia, así como viejas estanterías que antes de botellas acopiaron otros objetos cotidianos. Son elementos que prueban que el Gelida no siempre ha sido la tienda especializada en vino que es hoy. Con 130 años recién cumplidos, las etapas e historias vividas entre sus paredes son numerosas.
Su origen se remonta a 1895. Sirviéndose de un carro, el bisabuelo de Toni solía traer a la ciudad vino y algunas verduras de Gelida, en el Alt Penedès. Con el tiempo, aquel hombre que era conocido como Ton Toro terminó abriendo una bodega en el barrio obrero de Sants. “Además de vino a granel, aquí se había servido vermut con anchoas y ‘barreja’, una mezcla de anís y moscatel que los clientes tomaban in situ”, cuenta. También vendían aceites, jabones y hielo, que repartían a primera hora de la mañana. De aquella época conservan una fresquera donde ahora almacenan botellas.
El Gelida ha recibido todo tipo de visitantes, algunos tan distinguidos como Serrat o Manuel Vázquez Montalbán
A sus 77 años, Toni habla con todo detalle e historieta sobre el establecimiento. Lo hace mientras coge un vino, atiende a un cliente, sube y baja escaleras… “¡Y con una pieza metálica en la rodilla!”, bromea refiriéndose a su prótesis. Él fue quien cambió el formato del Gelida convirtiéndolo en una tienda especializada en vinos en vez de una simple bodega tras una escapada por Europa con su mujer, María Febrer. “Unos amigos se dieron de baja del viaje en el último momento, y para no gastar acampábamos con el coche donde podíamos. ¡Incluso dormimos bajo la torre Eiffel!”.
Tras aquella aventura decidieron dirigir toda su atención al vino, mimando especialmente aquellos producidos en Catalunya. Actualmente, disponen de más de 4.500 referencias, la mayoría de las cuales han sido seleccionadas cuidadosamente por sus hijos. A Ferran y Meritxell Falgueras, él al frente del negocio y ella una reconocida sumiller, no les quedó otra que enamorarse del mundo vinícola. Con cuatro añitos ya recorrían el globo con sus padres en busca de las bodegas más recónditas. “He visitado unas 2.000 por 70 países”, afirma Toni orgulloso.

Una vieja imagen del Celler de Gelida, que nació en 1895
Terceros

El bisabuelo de Toni, Ton ‘Toro’, abrió el Celler de Gelida en 1895
Terceros
Le preguntamos si hay alguna botella en la tienda que sea especial por su exclusividad, por su antigüedad… Y pese a que más tarde descubrimos que atesora una gran colección de Vega Sicilia en un almacén de enfrente, además de vinos de Jerez de antes de la Guerra Civil, el primer vino que se embotelló en Catalunya, viejas botellas de Aromas de Montserrat y otras reliquias, primero decide mostrarnos referencias buenas y asequibles. Algunas no superan los 10 euros. “Siempre he defendido que un vino de calidad no tiene por qué ser caro”. Eso sí, cuando le piden un vino malo, asegura no tener ningún problema con mandarlos a la gasolinera.
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Más de 500 whiskys, una gran variedad de licores de hierbas y una buena colección de sakes, muchos de ellos catalanes, completan la oferta de esta tienda histórica que ha recibido todo tipo de visitantes, algunos muy distinguidos. Serrat, Pere Mir, Pascual Iranzo, Ignasi Riera, Manuel Vázquez Montalbán… Hay quien dice que por aquí incluso ha pasado un león. “No pertenecía a mi familia, sino al padre de María, Vicenç Febrer”, rectifica Toni. Aquel peculiar hombre, un apasionado de la lucha libre que llegó a ser regente del distrito, tenía una tienda de coches en el número 39 de la calle Vallespir. Al parecer, no había vecino que se resistiera a asomarse al escaparate de su establecimiento para admirar a su extraordinario felino, al que llamó Vicentet.

Toni Falgueras, tercera generación del negocio
Miquel Gonzalez/Shooting

El interior del Celler de Gelida
Miquel Gonzalez/Shooting
Pero ¿cuál es el cliente más remarcable que ha tenido? “Aquel que, pese al paso de los años, siempre vuelve”, responde este orador innato que ha recibido varios premios. Y no habla por hablar. Se nota que le gusta cuidar a quienes visitan su casa. Gracias a ello, los Falgueras se han ganado el cariño no solo de las gentes de Sants, también de compañeros del sector, tanto de Barcelona como de fuera. Ayer, algunos de ellos acudieron a una gran fiesta que el distrito de Sants-Montjuïc organizó en honor a esta institución, donde también asistieron conocidas caras del mundo de la cultura y el alcalde Jaume Collboni.
Si estos días brindan por el Gelida y la buena salud de quienes lo regentan, recuerden las palabras de Toni: “Para beber bien hay que hacerlo con medida”.