Una de las frases más manidas de los Juegos del 92 es aquella que proclama que Barcelona dejó de darle la espalda al mar gracias a la cita olímpica. La expresión daría para un montón de matices –erradicación de los chiringuitos, tipo de usuarios, calidad del agua, seguridad…–, pero nada se dijo entonces del maltrecho fondo marino. Con el saneamiento del alcantarillado se avanzó mucho durante la última década del siglo XX. Pero no fue hasta el año 2003 que el Consistorio empezó a mimar las entrañas de sus aguas con la instalación de 362 bloques de hormigón en cinco zonas del litoral. Ahora, tras otra reciente intervención en el Port Olímpic, se quiere ir un poco más allá. El anuncio lo ha lanzado hoy el alcalde Jaume Collboni, al compartir el reto de que el 30% del fondo marino de la ciudad esté protegido y regenerado antes del año 2030.
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Mayka NavarroBarcelona

El alcalde ha explicado que en breve se creará un grupo de trabajo que se encargará de trazar la hoja de ruta que permita dar vida al suelo marino durante el próximo lustro. De esta manera, la capital catalana se sumará al objetivo –con el mismo porcentaje y calendario– que Naciones Unidas asumió, a nivel planetario, en 2023. Y no es baladí la coincidencia, puesto que también hoy se ha producido una comunión entre estos organismos –ONU y ayuntamiento– con el anuncio de que la Unesco instalará en la capital catalana su centro de referencia en materia de economía oceánica sostenible.
En 1990, en el agua solo sobrevivía un gusano al que le iba bien el barro, hoy hay más de 300 especies
Así las cosas, Barcelona acogerá en el muelle de Llevant el Ocean Decade Collaborative Centre (DCC), que estará activo al menos durante los próximos cinco años y que nace con una triple misión: generar conocimiento sobre economía azul (aquella que se desarrolla a partir de los recursos del mar de forma sostenible y preservando la biodiversidad), impulsar la innovación en este sector y fomentar la colaboración público-privada y las alianzas internacionales. La oficina nacerá con una dirección y dos técnicos, que serán cinco a partir del tercer año de funcionamiento.
Por si alguien tiene la tentación de pensar que esto de la economía azul son cuatro amigos, ahí van un par de datos que ayudan a desempatar: supone un volumen de negocio de 15.000 millones de euros anuales (el 3,3% del total de Catalunya) y da trabajo a unas 104.000 personas (el 3% de los ocupados a este lado del Ebro).

Collboni, hoy, durante la presentación del nuevo centro de referencia de la ONU en materia de economía oceánica sostenible
Miquel Muñoz / Shooting
Hay otra cifra que permite hacerse una idea de la magnitud de la cosa: los proyectos que Barcelona tiene en marcha vinculados a este negociado suman 142 millones de euros. Son el Parque de Tecnología Marítima de Barcelona, el centro de innovación BlueTechPort y el Centro Barcelona Mar de Ciencia. La idea es que estén en marcha dentro de dos o tres años, con 45.000 m2 de superficie. Eso sucederá en tierra, mientras que bajo el mar seguirá creciendo la familia marina. En 1990 solo sobrevivía un gusano. Hoy hay más de 300 especies.