Roland Garros tendrá su final soñada: El vigente campeón Carlos Alcaraz (2º) cumplió y remontó este viernes ante un Lorenzo Musetti (7º) que se retiró lesionado para citarse con Jannik Sinner (1º), implacable ante la leyenda Novak Djokovic (6º), que ‘murió’ con las botas puestas ofreciendo una digna resistencia.
«Sé que será difícil contra Carlos, mis estadísticas no son buenas contra él, ya veremos qué soy capaz de hacer», reconoció Sinner ante el micrófono de Álex Corretja en la pista Philippe Chatrier sobre su ‘archienemigo’ español, ante el que ha perdido los últimos cuatro duelos.
«Va a ser una final muy complicada, donde va a haber momentos buenos y malos, donde hay que saber lidiar con todo tipo de situaciones. Intentaré dar lo mejor y sobre todo no tener miedo de ir a por ello», dijo Alcaraz en rueda de prensa antes de conocer su rival.
– A Musetti no le dio el físico –
En la primera semifinal Musetti se retiró por lesión en el muslo izquierdo cuando perdía 4-6, 7-6 (7/3), 6-0 y 2-0 tras dos horas y 25 minutos.
«Sólo queda un paso. Me encuentro muy bien, tengo la sensación de jugar bien», declaró Alcaraz desde la misma pista nada más terminar el partido, «aunque no fue como quería ganar».
Alcaraz pidió aplausos para su rival, que se retiró entre lágrimas, tras haber puesto contra las cuerdas al número 2 durante dos horas.
Fue una buena prueba de madurez para el vigente campeón ante un tenista de su generación (22 años frente a 23 el italiano): Soportó la tormenta y dio batalla hasta que encontró la llave en un triunfo que se aceleró por la lesión de Musetti.
Para que hubiera partido entre un Alcaraz cuatro veces ganador en Grand Slam y un Musetti cuyo techo en un ‘grande’ son las semifinales -antes en Wimbledon 2024-, el primero tenía que ofrecer su versión más terrenal y el segundo rozar la perfección.
Fue lo que ocurrió durante dos horas: Bajo el techo retráctil de la Chatrier, extendido por una previsión de lluvia que no se cumplió, el primer set había sido un pulso cerrado que se definió por la eficacia total de Musetti.
Con el italiano guardando su 100% de efectividad (3/3 en bolas de break) el segundo set se definió en una muerte súbita en la que por fin Alcaraz dio un paso al frente.
Con algo de retraso pero el número dos se había enchufado a la semifinal: Mejoró la consistencia, afinó las cortadas y convirtió su derecha en un martillo para sacrificar a un Musetti rematado por su lesión.
– ‘¡Novak, Novak!’ –
En la segunda semifinal Sinner batalló tres horas y cuarto para batir a un Djokovic que vendió cara su vieja piel: 6-4, 7-5 y 7-6 (7/3).
El italiano mostró un nivel superior, capaz de llegar a todas las bolas ante un Djokovic que lo intentó todo y acabó aplaudiendo a su heredero actual como rey del circuito.
Sinner, que no se ha dejado un set en los seis partidos que ha disputado en la quincena parisina, rozó la perfección ante un Djokovic impotente que abandonó la Philippe Chatrier ovacionado por la batalla que dio ante un rival 15 años menor.
Malquerido en demasiadas ocasiones durante su carrera, se dio el lujo de escuchar a la central de Roland Garros al unísono: «¡Novak, Novak!».
Pero ni con esas fue capaz de dar con el ‘break’ de la esperanza ante un Sinner inmutable, robótico en la excelencia ante un público cada vez más encendido según caía la noche del viernes y que disfrutó de la resistencia del mito.
París, Francia. AFP.
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Carlos Alcaraz (2º ATP) defenderá su título de Roland Garros en la final tras superar en semifinales al italiano Lorenzo Musetti (7º), que se retiró por lesión en el muslo izquierdo cuando perdía 4-6, 7-6 (7/3), 6-0 y 2-0 tras dos horas y 25 minutos.
El español jugará el domingo por una segunda Copa de los Mosqueteros consecutiva ante el vencedor de la segunda semifinal entre Jannik Sinner (1º) y la leyenda Novak Djokovic (6º).
A la tercera en la gira de tierra no pudo ser la vencida para Musetti, que ya había perdido ante Alcaraz en la final de de Montecarlo y en las semifinales de Roma.
El español pisa la final convertido en la gran referencia en la tierra batida. Ganador de estos dos torneos, solo ha perdido un duelo en la primavera europea, la final de Barcelona ante Holger Rune con unos problemas físicos que le impidieron jugar en Madrid.
«Sólo queda un paso. Me encuentro muy bien, tengo la sensación de jugar bien», declaró Alcaraz desde la misma pista nada más terminar el partido.
Fue una buena prueba de madurez para el vigente campeón ante un tenista de su generación (22 años frente a 23 el italiano): Soportó la tormenta y dio batalla hasta que encontró la llave en un triunfo que se aceleró por la lesión de Musetti.
Para que hubiera partido entre un Alcaraz cuatro veces ganador en Grand Slam y un Musetti cuyo techo en un ‘grande’ son las semifinales -antes en Wimbledon 2024-, el primero tenía que ofrecer su versión más terrenal y el segundo rozar la perfección.
– Dos horas de resistencia –
Fue lo que ocurrió durante dos horas: Bajo el techo retráctil de la Chatrier, extendido por una previsión de lluvia que no se cumplió, el primer set había sido un pulso cerrado que se definió por la eficacia total de Musetti.
En el momento justo, con 5-4 favorable, el italiano aprovechó su primera bola de rotura. Antes, el español había desperdiciado dos.
Musetti iba a vender cara su piel. Afilado su revés a una mano y resistente en los intercambios largos, exigía una mejoría urgente de Alcaraz, muy lejos del tenis arrollador que exhibió en cuartos ante Tommy Paul.
Con el italiano guardando su 100% de efectividad (3/3 en bolas de break) el segundo set se definió en una muerte súbita en la que por fin Alcaraz dio un paso al frente.
Con algo de retraso pero el número dos mundial se había enchufado a la semifinal: Mejoró la consistencia, afinó las cortadas y convirtió su derecha en un martillo para sacrificar a un Musetti rematado por su lesión.
Lorenzo Musetti ❤️🩹 #RolandGarros pic.twitter.com/BE2zHhuRTe
— Roland-Garros (@rolandgarros) June 6, 2025
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Con una canasta de Tyrese Haliburton en el último segundo, los Indiana Pacers lograron anoche una inesperada victoria 111-110 de visita ante los favoritos Oklahoma City Thunder en el primer partido de las Finales de la NBA.
El tiro lejano de Haliburton, con 0.3 segundos en el reloj, fue la primera ocasión en la que Indiana se ponía por delante en el marcador.
TYRESE HALIBURTON GIVES THE PACERS THE LEAD!
GET TO ABC NOW FOR THE FINISH! pic.twitter.com/l4SPrNspGG
— NBA (@NBA) June 6, 2025
Los Thunder dominaron toda la noche bajo el mando de Shai Gilgeous-Alexander, que logró 38 puntos, y llegaron a tener una ventaja de 15 puntos a nueve minutos del final.
«El partido dura 48 minutos. (Los Pacers) te enseñan esa lección mejor que nadie en la liga, y de la manera más dura», reconoció Gilgeous-Alexander, el flamante Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada.
«Fuimos muy afortunados esta noche, pero hicimos mucho para tener esa oportunidad», apuntó de su lado el entrenador de los Pacers, Rick Carlisle, quien ya guió a los Dallas Mavericks al anillo de campeón en 2011.
Gran dominador de la fase regular, Oklahoma City está ahora obligado a reaccionar el domingo en el segundo asalto de esta eliminatoria, al mejor de siete partidos.
Este jueves, los 18.200 aficionados presente en el Paycom Center generaron una olla a presión en las gradas en las primeras Finales que hospedaban desde la derrota de 2012 frente a los Miami Heat de LeBron James.
Los ajustes del joven entrenador Mark Daigneault, que reemplazó en el quinteto inicial al pívot Isaiah Hartenstein por el escolta Cason Wallace, causaron estragos a Indiana en el arranque del juego.
La reputada defensa de los Thunder sofocó el ataque de los Pacers al punto de hacerles perder un total de 24 pelotas, por sólo seis de los locales.
En el ataque, Gilgeous-Alexander se sacudió los nervios de sus primeras Finales y entró rápidamente en calor anotando nueve de los primeros 14 puntos de Oklahoma City.
A Haliburton, que terminó con 14 puntos y 10 rebotes, le costó nueve minutos estrenar su casillero y tampoco pudo frenar la sangría de pérdidas de balón de su equipo, con 18 tan sólo en la primera mitad.
– «Seguimos creyendo» –
Siempre por delante en el marcador, Oklahoma City no lograba despegarse del todo por su falta de acierto en el tiro (37% en la primera mitad), reflejada en la gris noche de sus otras dos figuras.
El alero Jalen Williams se quedó en 17 puntos (6-19 en tiros) y el pívot Chet Holgmren en apenas 6 (2-9).
Indiana consiguió ordenar su ataque y dominó el tercer cuarto aferrándose a la experiencia del camerunés Pascal Siakam (19 puntos) y a la inspiración general en los triples, con un 46,2% de efectividad (18-39).
Jalen Williams dio la máxima ventaja de 15 puntos a los locales con una volcada pero Indiana, un equipo con una fe a prueba de bombas, se lanzó a una improbable remontada como las que firmó ante los Bucks de Giannis Antetokounmpo, los Cleveland Cavaliers, primer sembrado del Este, y a New York Knicks.
Triples de de Obi Toppin (17 puntos), Myles Turner (15) y Andrew Nembhard (14) permitieron a Indiana acercarse a sólo un punto (110-109) a 48 segundos para el final.
Dos fallos de Gilgeous-Alexander y Jalen Williams dejaron la última posesión en manos de Haliburton que, con otra canasta inverosímil, ya había sido el héroe del primer partido de la final del Este contra los New York Knicks.
El base se decantó hacia el lado derecho del ataque, encontró separación con Cason Wallace y clavó un tiro de seis metros que fulminaba a los locales.
«Tuvimos que averiguar cómo ganar de muchas maneras diferentes durante todo el año», subrayó Haliburton. «Somos un grupo resistente. Seguimos creyendo y permanecemos unidos».
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