Días después de las masacres de Hamas en el sur de Israel, una cifra récord de reservistas –unos 300.000– se presentó al ejército. Destruir al grupo islamista y rescatar a los rehenes fueron dos de los objetivos que fijó el gobierno de Netanyahu, y a ellos se alineó la gran mayoría de los israelíes. Pero, tras más de 600 días de invasión y masacres israelíes en Gaza, y con 56 conciudadanos aún en territorio palestino, ese consenso se está resquebrajando. La grieta se profundizó el 18 marzo, cuando Israel rompió el alto el fuego y luego –el 5 de mayo– invadió la franja, para lo que convocó a decenas de miles de reservistas.
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