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domingo, junio 8, 2025

Ricardo Darin y la particular característica que encuentra de sí en su personaje de «El Eternauta»: «Como Juan Salvo, yo tengo cierto sentido de la injusticia…»

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La escena, tan distintiva y deseada como mítica e imprescindible, sigue revoloteando en la mente de Ricardo Alberto Darin (68) de la misma forma que el día un año y medio atrás, cuando la rodó. Nos referimos a aquella en la que Juan Salvo se calza la máscara de gas para salir a enfrentar la intemperie mortal con una protección que no sabe si lo aislará de la muerte. La secuencia surge tras otra previa, hasta graciosa, en la que Omar (Ariel Staltari), toma la misma del taller de Alfredo Favalli (otro de los legendarios personajes), se la coloca e improvisa en broma la confesión de Darth Vader a Anakin Skywalker en Star Wars/Episodio V: El Imperio contraataca (1981): “I’m your father” (“Yo soy tu padre”)… El mejor pie, quizá, para abordar a Darin sobre este instante emblemático de la serie que ahora encabeza:

-Hace unas semanas se cumplieron dos décadas del estreno del filme Episodio IX: La venganza de los Sith, en la que George Lucas consumó la conversión de Anakin en Vader, cuando le colocó su casco. Recordamos haber visto en 2004 el back de aquella escena. Un momento sagrado que tras el “¡Corten!” generó en el set un murmullo, emoción y un aplauso general sostenido… ¿Cómo recuerda la elección de la máscara de Juan Salvo, de su símbolo, y qué le pasó a usted cuando se la pusieron y saltó al set?

-La construcción de la máscara y el arriesgarse y jugarse a tomar una decisión de cuál sería, fue algo en lo que todos intervenimos, no sólo Bruno (Stagnaro): el equipo de dirección, el de producción, vestuario, utilería, yo mismo. Todos estuvimos muy enfocados en cómo debía hacerse. Pasa que cuando finalmente hallamos la que reunía las características y el diseño que nos gustaba, surgió un problema: la que por diseño nos gustaba contaba con tres filtros que funcionaban como tales. Perfecto. Pasa que apenas me la probé levanté mi mano. «Tenemos que sacar estos filtros -propuse-, porque si voy a ahogarme acá dentro. No hay forma de que ingrese oxígeno, mucho menos en situaciones de acción“. Imaginate, entre la máscara, el gamulán, los borceguíes, la mochila, el arma, más el peso de la nieve artificial, resultaba imposible respirar bien. Así que debimos volver a un modelo apto para ello. Te cuento todo esto un poco para intentar responder a tu pregunta, porque claro, cuando uno se interioriza tanto en un artefacto, en una herramienta con la cual filmará, corre el riesgo de perder distancia emocional, el valor intrínseco que tiene.

-¿Y a usted qué le ocurrió?

-Bueno, no (suspira). Yo fui el más interesado en que la máscara nos sirviera, aportara lo que necesitábamos y contara con las condiciones necesarias, porque sabía que la iba a usar durante horas, pero cuando llegó el momento de esa escena fundacional o fundamental de El Eternauta en la que Juan Salvo sale por primera vez al exterior, a la intemperie, para comprobar si su traje improvisado funcionaba, había pasado tanta agua bajo el puente y habíamos intervenido tanto los distintos eslabones del equipo, que corríamos el riesgo que tal escena fuera sólo una escena y nada más.

El Eternauta
Darin en la piel de Juan Salvo, luciendo su máscara de gas luego de que durante una noche del verano contemporáneo en Buenos Aires cierta misteriosa nevada tóxica acabara con la mayor parte de la población y dejara aisladas a miles de personas. ¿Responsable? La primera fuerza de choque de un ejército de otro planeta que invade a la Tierra. Allí el protagonista y sus amigos inician una desesperada lucha por la supervivencia. La única manera de mantenerse vivos consiste en resistir y batallar juntos.

-¿Entonces? Parece un maestro del suspenso. ¿Qué sintió? Dígalo…

(Resopla) Sin embargo no fue así. Cuando el equipo me calzó la máscara y nos desafiamos «bueno, a vamos, vamos, sí, lo hacemos, ta, ta, ta, ta, ta”, en ese momento sentí, creo yo, la emoción más grande de toda esta historia. Porque se trata del momento en el que un tipito decide ir a probar a ver si el traje funciona o no bajo los copos de nieve contaminados. No lo sabe, trata de vencer el miedo, intenta tener el coraje necesario para no olvidar su temor y sin embargo mandarse. Yo traté de hacerlo así. Ojalá pueda haber alguna chance de que eso se transmita al espectador. Mi idea era meter al espectador adentro del traje y que estuviera ahí con la máscara puesta, porque la emoción que yo sentí fue muy importante. Y te lo aclaro ya que, como te conté, pasamos mucho tiempo dando vueltas alrededor de ella y cuando algo así sucede, como te comenté también recién, a veces uno le termina faltando el respeto a la herramienta, porque la tuvo muy entre manos, investigándola y demás. Pero bueno, te puedo asegurar que, sabiendo de su importancia para el personaje y la historia, cuando llegó ese momento, no hubo forma de que yo pudiera esquivar la emoción.

«ENALTECER LO COLECTIVO ES ALGO QUE VA UN POCO A CONTRAMANO DE LO QUE LAMENTABLEMENTE OCURRE EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, DEL INDIVIDUALISMO, QUEN ES ERRÓNEA LA IDEA DE QUE UNO PUEDE SALVARSE SOLO, OLVIDANDO A LOS DEMÁS…»

Ricardo Darin para Revista GENTE
«La serie habla de la solidaridad y también de la falta de solidaridad. De la paciencia, la tolerancia, del instinto de supervivencia. Y elige enaltecer lo colectivo, algo que va un poco a contramano de lo que lamentable ocurre en los últimos tiempos», entiende Darin, aquí rodeado por parte de nieve artificial utilizada para el rodaje de El Eternauta.

No me acuerdo nada de mi primer año de vida, excepto lo que mi mamá decía: ‘A los seis meses vos ya pedías caca’. Cosa absolutamente incomprobable, si bien forma parte del abanico de exageraciones de las madres”, menciona, y de repente ríe carcajadas, como suele suceder cuando él mismo se sorprende ante aquellas ocurrencias propias que abundan en sus notas, acaso en su vida. Aunque ésta que nos convoca en la actualidad no parece ser una: ponerle rostro, voz, impronta y latidos a uno de los grandes protagonistas de El Eternauta, icónico personaje argentino imaginado por Héctor Germán Oesterheld e ilustrado por Francisco Solano López. “… Y sí, es cierto”, admite pronto el porteño cuando le acercamos ciertas cifras que conoce pero no dejan de sorprenderlo: que su nacimiento, el nacimiento de Ricardo Darin, el 16 de enero de 1957, apenas distó 231 días, o siete meses y medio, o 33 semanas del lanzamiento de El Eternatuta, que debutó el 4 de septiembre en el suplemento semanal Hora Cero publicado por Editorial Frontera.

-Al margen de cuestiones relacionadas al natural proceso de evacuación fisiológica señalado por su madre, ¿usted cuándo empieza a guardar registro de su propia existencia?

Aunque medio fuera de foco, a mis cuatro, cinco años, a inicios de los Sesenta, que como bien sabés fue una época muy convulsionada en el mundo.

-A partir de lo fuertes movimientos sociales y culturales apuntados a los derechos civiles.

-Exacto, pasó de todo. Había una gran expectativa y una gran esperanza a nivel humano en el planeta, que se extendió y fue desparramándose década a década hasta el año 2000 en el que, al menos yo, guardaba la gran ilusión de que el mismo mundo tuviera la posibilidad de hacer un insight, mirara para dentro, reflexionara y se preguntara: «¿Qué estamos haciendo con nuestro planeta?”, “¿qué estamos haciendo con nuestros hermanos?» Y no, fue todo lo contrario. La tecnología, el poder, las investigaciones (casi todas), lo único que hicieron fue abonar lo que nos separaba en lugar de alimentar nuestra empatía y sensibilidad hacia los demás.

El Eternauta
Ariel Staltari (Omar), César Troncoso (Favalli), Andrea Pietra (Ana), Darin (Juan Salvo), Mora Fisz (Clara), Aron Park (Pablo) y Oriana Cárdenas (Inga) en una secuencia grupal de serie basada en la novela gráfica El Eternauta, obra cumbre de Héctor G. Oesterheld, ilustrada por Francisco Solano López. Con dirección de Bruno Stagnaro y Hugo Sigman, Matías Mosteirin, Leticia Cristi, Diego Copello y K&S Films como productores, recibieron el asesoramiento creativo de Martín M. Oesterheld, nieto de Héctor. Se trata de la primera adaptación audiovisual de la icónica novela gráfica argentina de ciencia ficción publicada en 1957.

-No recuerda tanto pero parece que siente mucho, Ricardo. El Eternauta habla bastante de lo que cuenta, ¿no?

-Tal cual. No recuerdo mucho pero lo único que siento ahora, habiendo atravesado estas décadas, es que la historia de El Eternauta describe precisamente parte de ello. Toca esa fibra o al menos lo intenta. Habla de lo que significa ir en contra de una cosa muy mal aprendida durante todo este tiempo, que es creer que nos salvamos solos, que suceda lo que suceda, si cuidamos nuestra quinta y no nos toca pasarla mal como a los demás, listo. ¡Y ya sabemos que no es así! Todo te vuelve. Llega un momento en el que golpean a tu puerta y te dicen: «Mirá, está pasando esto.» La serie habla de la solidaridad y también de la falta de solidaridad. De la paciencia, la tolerancia, del instinto de supervivencia. Y elige enaltecer lo colectivo, algo que va un poco a contramano de lo que lamentable ocurre en los últimos tiempos, del individualismo, que es esta errónea idea de que uno puede salvarse solo, olvidando a los demás… Siento que El Eternauta nos demuestra que nadie se puede salvar solo. Y a la vez aparece en un increíble momento, no sólo en nuestro país, sino del mundo. Yo por lo menos recibo señales de todo tipo, eh.

-¿Dónde lo nota puntualmente?

-Lo hablo con amigos, con gente que conozco e incluso con gente que no conozco. Estamos un poco azorados de cómo se van dando las cosas, de las reapariciones de gente que tiene la intención de llevarse todo puesto y el convencimiento de que su voluntad es lo único que importa. El Eternauta es una historia que viene de allá, del ‘57, de unos señores que empezaron a escribir un cómic, una historieta, una viñeta que se fue retroalimentando a sí misma y comenzó a interesar cada vez a más personas, lo que generó que en vez de seguir siendo semanal comenzara a ganar en frecuencia hasta convertirse en otra cosa. Es asombroso que hayan pasado casi siete décadas y aquel cuento, aquel contenido, esté hecho de ciertas fibras que todavía nos hacen vibrar. Significa que hay cosas que aún no tenemos resueltas.

-El mismo autor, Oesterheld, ha sostenido en su momento que “el héroe verdadero de El Eternauta es colectivo, un grupo humano”, con el rostro de Juan Salvo, «un hombre común y corriente que habita bajo la máscara de gas y el gamulán, como líder». ¿Qué tiene Ricardo Darin de Juan Salvo o qué Juan Salvo de Ricardo Darin?

-Él es un valiente, un idealista, un ejemplo, un héroe, pero un héroe sostenido también por su gente y por la comprobación de que lo que les está pasando a ellos como grupo les está pasando a otros que también han sobrevivido. Se empieza a retroalimentar de esa valentía, de ese empuje colectivo, que finalmente es lo que hace que una sociedad se sostenga a sí misma. ¿Qué tengo yo de él? Cierto sentido de la injusticia o de la justicia -como queramos mirarlo- me puede emparentar un poco, aunque en cuanto al coraje, ojalá yo contara con el diez por ciento de su arrojo.

Ricardo Darin en El Eternauta
Troncoso y Darin junto a Stagnaro. La línea de tiempo indica que el desarrollo y escritura de guiones se llevó a cabo entre 2020 y 2022; que la preproducción fue de enero a mayo de 2023; el rodaje, entre mayo y diciembre de 2023, y la postproducción y los efectos visuales se desarrollaron de junio de 2023 a marzo de este año.

-Un Juan Salvo, el suyo, de mayor edad que el que conocimos a través de la historieta, y con algunos ingredientes nuevos, además.

-Tratando de no spoilear demasiado, al no tratarse de una reedición del cómic sino de una versión libre y original que ha sido reescrita, es verdad que se han modificado algunas cosas del pasado de los personajes, aunque siendo fieles a su espíritu y temperamento. En nuestra versión existe un Juan Salvo que transitó por una circunstancia muy dolorosa, muy trágica, con la que yo comulgo plenamente, porque no he hecho otra cosa desde que ocurrió lo que ocurrió que intento ponerme en los pies de los chicos a los que les tocó aquello.

-Un hallazgo, haber incluido el tema…

-Tal cual. Para mí fue una inteligente y sensible manera de traerlo a nuestros días y hacernos cargo de un pasado posible del personaje, que por otra parte tiene mucho que ver con el de montones de otras personas que a lo mejor no han tenido voz, y en el peor de los casos han sido ninguneadas y casi olvidadas. Cuando descubrimos el pasado de Juan Salvo y lo cotejamos con otros pasados, con otras historias de vida, esa cuerda volverá a vibrar con el sonido que debería hacer siempre para que no la olvidemos.

Fotos: Mariano Landet, Sebastián Arpesella y Marcos Ludevid (Netflix)
Video: Gentileza Netflix
Edición de video: Miranda Lucena
Agradecemos a Agustina Benvenuto (Netflix) y a Camila López (Edelman)

Redacción

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