Sandra Priore acaba de abandonar la casa de Gran Hermano después de más de siete meses de encierro y reflexión. En diálogo con revista GENTE, la última eliminada repasa su experiencia en el reality y cómo esta vivencia la ayudó a reencontrarse consigo misma. “Fue como un retiro espiritual”, dice, mientras analiza los aprendizajes personales que se lleva de su paso por el programa.
A lo largo de la entrevista, habla con sinceridad sobre sus vínculos familiares, la reacción de sus hijos, el apoyo incondicional de su pareja y las nuevas oportunidades que sueña aprovechar.

Sandra Priore habla de la «limpieza» que tuvo en Gran Hermano
—¿Cómo fueron estos 7 meses dentro de Gran Hermano?
—Es como que te metés en un retiro espiritual sin absolutamente ningún estímulo: ni alcohol, ni sexo, ni redes. Estás limpia durante un tiempo determinado de vos y para vos.
—En estos 7 meses, ¿de qué sentís que salís más limpia que como entraste?
—De todo. De kilos, de cabeza… He trabajado mucho la ansiedad con respecto al cigarrillo. Me siento mucho más pensante, más medida. Antes por ahí no lo era tanto.
—¿Cómo eras antes?
—Si bien ya estaba mucho más tranquila que años anteriores, era como dije en el casting: antes escupía y después pensaba. Hablaba y después por ahí me arrepentía. En la casa escuchás mucho más, y eso te hace pensar. Escuchar, no interrumpir, también habla de vos.
—Algunos exjugadores me contaron que al salir los sorprendieron cosas como los autos, los ruidos, la altura de los edificios. ¿Te pasó algo así?
—Nada.
—¿Pero sí te sorprendiste con algunas noticias, como muertes?
—Sí. Por ejemplo, lo del Papa… Yo lo llevo en la billetera. No soy muy religiosa, no voy a la iglesia, pero sí soy creyente, tengo mucha fe. Y cuando me enteré fue fuerte. Me puse bastante mal, sí. Lo tomo como una protección. Me acuerdo perfecto el día que asumió… Me generó muchas emociones.

La inesperada reacción de sus hijos por su participación en el reality show
—Vos tenés tres hijos. ¿Pudiste hablar con ellos?
—Sí, hablé con los tres, pero todavía no volví a mi casa, así que no pude volver a interactuar como mamá. Me saludan con un “Hola, má”, pero nada más.
—¿Qué te dijeron cuando les contaste que ibas a entrar al reality show?
—Las dos más grandes viven con sus parejas. Siempre me apoyaron en todo, pero cuando esto se empezó a extender y se volvió más oficial, no les gustó tanto. Nunca me lo dijeron directamente, pero yo me daba cuenta por cómo reaccionaban. Respondían tarde, me tiraban un “qué bueno” y listo. A la más grande no le gusta nada la exposición. Después me dijeron cosas lindas, como que estaban orgullosas, que no esperaban que fuera así. Fue raro, porque me conocen, pero me vieron desde otro lugar.
—¿Y tu hijo más chico? Me dijiste que decía que era un papelón…
—¡Sí! Decía “qué vergüenza”. Está terminando el colegio este año. Pero fue el que más me acompañó. Todo el mundo me hablaba de él, se puso la cuenta al hombro para los votos… ¡Un genio!

La charla con su marido antes de entrar a Gran Hermano y qué personaje la impulsó a ingresar
—¿El papá de tu hijo menor es tu marido actual?
—Sí, es mi segundo marido.
—¿Están juntos hace muchos años?
—Veintiuno.
—¿Te apoyó desde el primer día? ¿Ya le habías comentado que eras fan del programa?
—Sí, siempre. Cuando se empezó a hablar de Alfa el año pasado, me di cuenta de que había lugar para participantes más grandes. Entonces, pensé: “Acá hay un público que no está siendo aprovechado”. Mandé el video el mismo día que se abrió la inscripción.
—¿Y tu marido qué te dijo?
—Se cagaba de risa. Literal. Le dije: “Mirá que vas a tener que aguantar 7 meses, porque voy a ganar”. Me acompañó en todas las entrevistas.

—¿Confiaba en vos, en que no ibas a mandarte ninguna…?
—Sí. Y si pasaba algo que nos generaba dudas, lo charlábamos. Pero siempre hubo respeto. Él me conoce con todos mis errores.
—¿Hicieron algún acuerdo antes de que entraras? ¿Él se hizo más cargo de la casa o los chicos?
—Nada. Le dejé el teléfono, las contraseñas del banco y le dije: “Besito en el ojo, chau”. Ahora está re contento. Me dice que la gente me quiere, que ya vamos a charlar…
De qué trabajaba antes de entrar al relity show
—¿A qué te dedicabas antes de entrar a la casa?
—A muchas cosas. Decían que era pescadora, y lo soy, pero como deporte. Laburaba como viajante. Desde la pandemia recolecto pedidos de diferentes marcas y los entrego en La Plata.
—¿Lo hacías de manera independiente?
—Sí. Igual, una de las razones por las que me anoté fue por una oportunidad laboral. A mi edad es difícil conseguir trabajo. La mujer de más de 50 años la tiene complicada.

De dónde nació su amor por la pesca y cómo piensa este deporte como trabajo full time
—¿Qué te gustaría hacer ahora?
—Me encanta pescar, cocinar, la radio, el stream, el contacto con la gente. Amo lo social. Me encantaría participar en algo como MasterChef. Y también quiero armar grupos de mujeres para llevar a pescar.
—¿Cómo sería eso? Contame un poco más.
—Por ejemplo, te vas a San Juan. No conocés el lugar, pero querés pescar. Lo bueno de estos grupos es que hacés un paseo en lancha, estás al aire libre, con la naturaleza, con el sol… Es una experiencia hermosa.
—Tiene que gustarte pescar, claro.
—Sí, pero también es un plan completo. En Corrientes, por ejemplo, casi no hay grupos de mujeres pescadoras. Yo tengo mi lancha, aunque ahora se me fundió el motor. La náutica es carísima. Me gustaría invertir en eso.

—¿Te gustaría explotar ese lado desde lo laboral y en redes?
—Totalmente. Mostrar cómo tirar la caña, qué hilo usar, qué anzuelo, a dónde ir… A mí me encanta. Es algo que vengo haciendo desde chica. Mi papá me lo transmitió y lo compartí con mis dos maridos también.
—¿Fue casualidad que a ellos también les gustara?
—¡Total! Pero con ellos viví un montón de aventuras: fuimos al sur, al lago, al Paraná. Me encantaría viajar por el mundo, cocinar y pescar.
—¿Te imaginás haciéndolo como trabajo full time?
—Ahora sí. En su momento lo veía como un sueño, pero en estos días ya se contactaron casas de pesca, bajadas náuticas… ¡Y eso que no me conoce nadie!
—¿Y con tus hijos lo compartís?
—Obvio. El varón un montón. Las nenas también, que ya son grandes. La del medio ama pescar. Es algo familiar. Si pueden venir, genial. Si no, ¡me voy igual!
Fotos: Candela Petech.