La búsqueda del sentido de la vida toma fuerza en tiempos de crisis existencial, angustia y desesperanza, por lo que estudiar a Friedrich Nietzsche y a Albert Camus parece una suerte de provocación vital. Estos grandes pensadores nos obligan a mirar al abismo, sí, pero también nos invitan a encender una luz.
Por Gonzalo Cáceres – periodista
Desde Platón hasta el advenimiento del cristianismo, el pensamiento occidental afirmó que la vida, toda la existencia, encuentra la razón de ser en algo superior: un mundo ideal/divino, un Dios eterno y omnipresente, una verdad universal. Sin embargo, en el siglo XIX, Nietzsche irrumpe como un rayo que destruye estos supuestos y anuncia algo radical: “Dios ha muerto”.
Pero esta “muerte” no es un “triunfo” del ateísmo ni una visión vacía, sino la herida misma en el corazón del hombre moderno. No es que Nietzsche acabe con Dios; es la cultura moderna la que, al abrazar la ciencia y la razón, desvirtuó viejas creencias. Pero Nietzsche advierte sobre el vacío, un peligroso vacío (el nihilismo). Si no hay más verdad absoluta, ¿para qué vivir?
Nietzsche llama a Platón el gran “calumniador de la vida”, y acusa al cristianismo de ser una “moral de esclavos” que glorifica la debilidad, el sacrificio y la sumisión. Para él, estas ideas nacen de la incapacidad de aceptar la vida en esplendor (con su dolor, su injusticia y su caos).
Nietzsche transforma esta catástrofe en una posibilidad creadora. La vida, en su crudeza, en su devenir constante, es para él lo único real, el centro de todo. Pero esta vida no posee un sentido explícito: hay que crear un sentido. Aquí surge la idea del Übermensch, el superhombre, no como un ser superior por naturaleza, sino como aquel que tiene el coraje de afirmar la vida.
El superhombre no espera salvación ni justificación: baila sobre el abismo. Nietzsche desprecia las explicaciones consoladoras. La religión, la moral tradicional, incluso la filosofía que busca (o impone) verdades, son para él síntomas de debilidad, intentos de huir del sufrimiento inherente a la existencia. En cambio, propone una ética del coraje y la afirmación, condensada en el “eterno retorno” (vivir como si uno tuviera que repetir su vida una y otra vez, idéntica en cada detalle).
Un siglo más tarde, Albert Camus recoge ese desafío, pero lo transforma y lo dota de un fondo novedoso al abordar la pregunta más radical: si la vida no tiene un objetivo, si el universo es indiferente a lo que somos, ¿vale la pena seguir viviendo?
El referente existencialista se nutre de un enfoque más comprensivo y parte del reconocimiento del ‘absurdo’ (el choque entre el deseo humano de sentido y el silencio irracional del mundo) y asume directamente que el universo no ofrece respuestas a la experiencia humana. Tal cual suena, tal cual es.
Pero en lugar de ceder ante la desesperación (le dedicó ríos de tinta a la compresión del suicidio), el franco-argelino propone una rebelión: no afirmar la vida a ciegas, como Nietzsche, sino sostenerla en plena conciencia del sinsentido.
En el célebre ‘Mito de Sísifo’, el hombre empuja una roca cuesta arriba sabiendo que caerá, y sin embargo, no se rinde, lo acepta. Este acto de conciencia es su victoria y su grandeza.
Hay un matiz esencial entre ambos pensadores. Nietzsche, motivado por la fuerza creadora del individuo, sueña con una transformación radical de la humanidad. Su tono es trágico y heroico. Camus, en cambio, es más contenido (y ético). Es decir, no se trata de convertirse en superhombre, sino de vivir y realizarse con dignidad dentro de los límites humanos.
Donde Nietzsche afirma, Camus resiste. Donde Nietzsche busca transfigurar el mundo, Camus se aferra a su belleza (a lo efímero). Ambos, sin embargo, coinciden en que el sentido de la vida no está dado, debe cimentarse desde el coraje y la lucidez.
Porque tal vez, como diría Nietzsche, quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo. Y si ese porqué no viene del cielo ni de los textos sagrados, habrá que buscarlo (o crearlo) en la tierra misma: en la amistad, en el arte, en el riesgo, en el amor, en las distintas situaciones, a pesar de todo.
La vida no tiene sentido, salvo el que nosotros le damos. No hay un significado inscrito o por revelarse en la inmensidad. Y dar sentido no es descubrir, sino crear, como el artista que pinta sobre un lienzo en blanco. El sentido es una tarea. Como afirma Camus, uno puede crear significado (en la vida) a través del propósito, y esta ecuación nos llevará a estar satisfechos con nuestra existencia, a experimentar lo que se conoce como felicidad.
La importancia del ‘content manager’ para un negocio, en tiempos de TikTok y otras redes
El “content manager” se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en una figura clave para el posicionamiento de las empresas y marcas en el ámbito digital, en un mundo que está volcado de lleno al consumo masivo de contenido a través de internet.
Por Robert Bourgoing (@robertb_py)
Un emprendedor asume el desafío de crear su propia microempresa, con todos los riesgos y oportunidades que ello representa. Todos los días genera contenido para dar a conocer su marca, tratando de que sus productos puedan llegar a un público masivo, sin embargo, se topa con una decepcionante realidad: su impacto no es el esperado.
Este relato ficticio probablemente sea parte de la experiencia que le tocó atravesar a más de una persona, en el afán de convertirse en cuentapropista y toparse con las dificultades de un mercado en el que posicionarse frente a la competencia puede marcar la diferencia.
Es allí donde entra a jugar su partido el “content manager”, una figura que fue cobrando protagonismo, tanto en el mundo empresarial, como así también en el rubro de las agencias publicitarias y emprendimientos.
En esencia, el content manager consiste en la correcta y eficiente gestión de contenidos para una marca o empresa en el entorno digital, encargándose de potenciar su posicionamiento y permitirle alcanzar determinados objetivos de negocio.
El primero y más importante de ellos: conseguir más clientes, lo cual se traduce en mayores ingresos y, por consiguiente, una mayor estabilidad financiera. Esto permitirá a cualquier tipo de negocio (sea pequeño, como una tienda o local gastronómico, o grande, como una distribuidora o multinacional) adquiera mayor relevancia entre los consumidores/clientes y obtenga el reconocimiento esperado.
Para lograrlo, existen personas que juegan un papel clave, y a quienes también designan el rol de “content manager”, que viene a encargarse de la gestión de contenidos para plataformas digitales.
Entre sus atribuciones se destacan la planificación, producción, gestión, distribución y optimización estratégica del contenido digital, por lo que una de sus herramientas más importantes será el continuo uso de las redes sociales.
En el mundo de las marcas, Instagram y TikTok se han convertido en dos nichos fuertemente ligados a la promoción de productos o servicios, así como a la difusión de contenido alusivo a marcas, desbancando —hasta cierto punto— al ya conocido Youtube, que adopta otra estrategia al basarse en el formato de video extendido (dejando a un lado los nuevos ‘Shorts’).
BENEFICIOS
La figura de un content manager puede traer consigo varios beneficios para cualquier negocio, entre los que se destacan:
1- Mejora la presencia online: asegura una presencia constante y coherente de la marca en internet, lo que mejora su visibilidad en buscadores, redes sociales y otros canales digitales.
2- Genera confianza y autoridad: al publicar contenido útil y bien elaborado, la marca se posiciona como experta en su sector, ganando credibilidad y autoridad ante los ojos del público.
3- Impulsa las ventas y conversiones: el contenido bien dirigido puede ayudar a educar al cliente, resolver dudas y conducirlo hacia la compra o contratación del servicio.
4- Refuerza la identidad de marca: define un tono, estilo y narrativa que ayudan a construir una marca sólida, coherente y reconocible, encargándose que todo el contenido (textos, imágenes, videos, etc.) refleje sus valores y esencia.
5- Conexión con la audiencia: diseña contenido relevante y atractivo que responde a las necesidades e intereses del público objetivo, generando confianza y lealtad. Al ofrecer contenido útil, las marcas pueden establecer una conexión más profunda con su audiencia.
6- Permite medir resultados y mejorar la estrategia: analiza el rendimiento del contenido (alcance, clics, conversiones) y toma decisiones basadas en datos para ajustar y mejorar la estrategia constantemente.
LA EXPERIENCIA EN EL CAMPO
Una persona que conoce de primera mano las ventajas de adoptar el content manager es Thaly Mora, especialista en marketing digital y directora ejecutiva de la Agencia Luminaria. En entrevista con HOY, afirma que el posicionamiento de las marcas hoy día se ve influenciado en gran medida por esta figura.
Desde su experiencia trabajando con varias marcas, afirma que los resultados para “implantar la idea” en los consumidores es bastante eficaz, permitiendo a negocios que en principio tenían un nicho muy reducido posicionarse en la preferencia de más personas, dándole un impulso a las ventas.
Si bien se trata de una inversión extra dentro de la estructura de gastos, convirtiéndose en “otro empleado más”, los beneficios que posteriormente acarrea a nivel económico terminan recompensando el gasto que demanda esta figura, señala.
Mora avizora que cada vez un mayor número de empresas, sin importar su envergadura o trayectoria, entrarán en razón sobre la importancia de manejar un content manager y adentrarse en el ámbito del contenido digital, sobre todo con el impacto que poseen las redes sociales entre el público joven.
Para este trabajo, el conocimiento y la experiencia son vitales a la hora de manejar de manera eficiente la presencia de una empresa, sostiene Mora. “Tiene más herramientas, sabe implementar mejor una estrategia, puede hacer mejor una pauta o diseccionarla para que se venda más”.
El content manager es, además, una buena salida laboral para las nuevas generaciones, desde su perspectiva, ya que al tratarse de “nativos digitales”, poseen mayores habilidades para todo lo concerniente a las redes sociales y plataformas digitales. Ello explica la presencia mayoritaria de personas jóvenes en este tipo de puestos.
“Cualquier persona puede llevar las redes de una marca, pero hacerlo de forma certera y con un conocimiento previo, es mejor hacerlo con un profesional”, añadió.
Los niveles de violencia en la sociedad: la importancia de poner un freno desde la infancia
En los últimos tiempos en el país se ha visto un aumento sostenido de violencia en diferentes estamentos de la sociedad y de diversa índole. Desde peleas en el tráfico, hasta el conmocionante crimen de una adolescente en manos de otro joven. Los especialistas coinciden en la necesidad de trabajar en la educación de los infantes acerca de este tipo de comportamientos y el aprendizaje de valores.
Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)
El caso del feminicidio de la joven María Fernanda, de 17 años, en manos de un adolescente de la misma edad, trajo al debate la situación de violencia en la que se encuentra encrucijada la sociedad paraguaya.
Para buscar el origen de estos signos de violencia es necesario ir hasta la educación de la primera infancia, esa parte fundamental de la vida en donde los niños y niñas adquieren los diferentes valores y patrones de comportamientos, influenciados por el entorno en el que se desarrollan.
Una especialista en Psicología, la licenciada Lourdes Ostertag, manifestó la importancia del criadazgo en igualdad, promoviendo que el niño aprenda desde sus primeros años de vida que, tantos hombres como mujeres tienen los mismos derechos y obligaciones. “La educación es fundamental, empieza todo desde esa primera infancia. Lo que están clamando los niños hoy en día es recibir un poco de atención, ser criados con afecto y sobre todo con igualdad”, indicó en entrevista con el canal GEN.
Al respecto, indicó que todavía hay una cultura muy arraigada que promueve la desigualdad, incluso hasta en los detalles de los regalos tanto a varones como niñas, donde puede observarse ciertos privilegios. Los varones reciben autitos, mientras que las niñas reciben cocinas u otros elementos que la encasillan en ese rol.
EDUCACIÓN FORMAL
Cabe mencionar que Paraguay tiene una ley (la 5609) que prohíbe el maltrato físico en niños, niñas y adolescentes, por lo que todavía queda mucho por avanzar en el núcleo familiar. Sin embargo, no se puede desconocer lo relevante de la formación en las instituciones educativas.
En ese sentido, habiendo prácticas culturales y sociales que todavía se deben deconstruir desde el propio Estado, es fundamental que las escuelas y colegios desarrollen programas enfocados en los patrones de comportamientos.
Tampoco se puede obviar que también en las escuelas se van gestando hechos de violencia, por lo que es primordial hablar con los niños y tener la apertura de diálogo. Ya sea de padres a hijos, o de docentes a alumnos.
“Si no hay esa apertura, es fundamental el papel de las instituciones educativas. No todos los padres están capacitados para encarar estos temas con sus hijos, entonces, ahí entra el rol de la escuela o colegio”, agregó la licenciada en Psicología.
EL ROL DEL ESTADO
En Paraguay se tienen distintos dispositivos establecidos en las normativas de protección de la niñez y adolescencia, sin embargo, nada será efectivo sin los debidos recursos y acompañamientos de las autoridades.
Sobre el punto, es importante considerar una mayor participación de los sectores involucrados para la elaboración de programas efectivos y que abarquen a todos los sectores, especialmente a los más desprotegidos.
REDES SOCIALES
Una de las barreras y factores que contribuyen a la creciente violencia social, son las complicaciones en el entorno digital, donde también es fundamental el seguimiento de los padres en el caso de los menores de edad.
Para la especialista, es relevante saber ayudar y canalizar lo mejor posible todo el contenido al que acceden los chicos, ya que un control al 100% es casi imposible.
Adolescentes y alcohol: una combinación peligrosa que empieza en casa
El consumo de alcohol entre adolescentes sigue en aumento, y con él, sus consecuencias físicas, emocionales y sociales. Esta problemática, muchas veces naturalizada por las familias, representa una seria amenaza para el desarrollo de los jóvenes y pone en riesgo su salud mental y física.
La licenciada Lilian Recalde de Asilvera, terapeuta en adicciones y orientadora de adolescentes, explicó que el alcohol, aunque legal, “es una sustancia psicoactiva que altera el funcionamiento del cerebro y genera efectos devastadores, especialmente en los adolescentes que atraviesan una etapa de intensos cambios emocionales, sociales y de identidad”.
“El problema es que se normalizó el consumo en entornos familiares”, indicó. Recalde advirtió sobre una práctica común en muchos hogares: permitir que los hijos beban bajo supervisión en reuniones o fiestas “para evitar que salgan a la calle”. Según la especialista, esta forma de ‘reducción de daño’ es en realidad una iniciación peligrosa. “El daño al cerebro es el mismo, se está instalando una conducta de consumo y se está creando una enfermedad”, sentenció en entrevista con el programa Residentas, canal GEN.
Una etapa vulnerable
La adolescencia, que abarca desde los 12 hasta los 18 años, es una etapa caracterizada por la inestabilidad emocional, la búsqueda de identidad y la necesidad de pertenencia. “Los chicos no saben todavía quiénes son, están formándose, y muchas veces, al verse expuestos a modelos o influencias donde el consumo es frecuente, lo adoptan como parte de su identidad”, explicó la terapeuta.
Esto se potencia con la presión social y el miedo al rechazo. “El bullying dentro del grupo de adolescentes es brutal, y lo peor para ellos es sentirse diferentes. Si todos toman, ellos también lo harán, aunque no quieran, por miedo a ser excluidos”, señaló.
Recalde también hizo énfasis en el rol de los padres y en los mensajes contradictorios que muchas veces envían. “Ponen límites, pero luego piden al hijo que vaya a comprar bebidas, o le piden que alcance una cerveza. Eso es un crimen. Están normalizando algo que no debería ser parte de la niñez ni la adolescencia”, alertó.
Alcohol, puerta a otras drogas
Otra preocupación que destacó la especialista es que el alcohol suele ser la puerta de entrada a otras sustancias psicoactivas. “Hoy es alcohol, mañana puede ser marihuana o cocaína. Es una cadena que comienza con una mala decisión que muchas veces los padres permiten o incluso alientan sin darse cuenta”, subrayó.
Además, enfatizó que cuando un adolescente desarrolla una relación frecuente con el alcohol, no debe tratarse como un simple exceso de fin de semana. “Estamos hablando de un trastorno de salud mental. El cerebro del adolescente no está preparado para recibir alcohol. No hay consumo seguro en esta etapa de la vida”, aseguró.
¿Y si ya hay dependencia?
En casos donde ya se observa una conducta repetitiva y problemática con el alcohol, el abordaje debe ser integral. “No se puede tratar al adolescente de forma aislada. Hay que trabajar con toda la familia, porque generalmente existe una codependencia que impide poner límites reales. Necesitamos que los padres sean capital de recuperación, no parte del problema”, sostuvo.
Muchas veces, añadió, el alcohol es solo un síntoma. “El chico está huyendo de algo: violencia doméstica, abandono, falta de afecto. No es solo dejar de tomar, es sanar la herida emocional que lo llevó ahí”.
Las cifras preocupan
Según el Quinto Estudio Nacional de Consumo de Drogas realizado por la SENAD en 2023, más del 50% de los adolescentes en edad escolar ya probó alcohol alguna vez en su vida. En algunos cursos de la media, como el tercer ciclo, hasta el 71,5% de los estudiantes afirmaron haber consumido alcohol alguna vez, mientras el 38,4% lo hizo en el último mes.
A los 14 años, el 40,7% ya tomó alcohol y el 13,8% lo consumió en el último mes. En edades más avanzadas, como los 17 años o más, la cifra llega al 70,8% de consumo alguna vez en la vida y un 31,6% en el último mes.
La prevención empieza en casa
Para la terapeuta, la prevención comienza con el ejemplo. “Hay que enseñar con acciones, no solo con palabras. Establecer límites claros, fortalecer los vínculos, inculcar valores, y sobre todo, educar sobre las consecuencias del consumo”, dijo.
¿Qué hacer como padre o madre?
- No normalizar el consumo de alcohol en casa.
- Nunca enviar a un niño o adolescente a comprar bebidas alcohólicas.
- Hablar abierta y regularmente sobre el alcohol y sus consecuencias.
- Observar cambios de conducta o ánimo en los hijos.
- Buscar ayuda profesional si hay signos de consumo o dependencia.
- Participar activamente en su vida emocional y social.