Pía Slapka vivió días de adrenalina y placer. Entre paradisíacas locaciones, la modelo se embarcó en un viaje que marcó un antes y un después ya que significó la posibilidad de correr una media maratón (21 kilómetros) en un entorno inigualable. “Acá hay una energía en el aire que es muy tranquila, y eso es lo que más me gusta”, afirma.
“Ésta es mi segunda vez en Aruba. El año pasado fue de vacaciones y ahora viajé para este evento deportivo. En ambas pasé la misma sensación: sentí una tranquilidad diferente a la de cualquier ciudad que no sea una isla. Hay como una brisa constante y suave que te hace el calor mucho más llevadero… y ni hablar de la gente, que es muy amable”, cuenta a Revista GENTE.
La faceta deportiva de Pía Slapka

-¿Qué te genera estar en el Caribe para ser parte de un evento deportivo?
-No lo puedo creer. Todavía estoy sorprendida. Hace muchos años empecé trabajando en el medio, pasando por la moda y la tele y después llegaron las redes sociales que me dieron la oportunidad de mostrar y compartir las cosas que a mí realmente me gustan. Una de ellas tiene que ver con el deporte y hacer actividad física. Y bueno, gracias a eso me llega esta invitación para sumarme a la maratón.
-Y llegaste a una distancia que es más que importante.
-Fue mi primera carrera internacional y tenía muchas expectativas. Estoy feliz.


-Si bien vivimos en una ciudad en donde la humedad es un factor clave, ¿cómo se lleva esto de correr en un clima tan pesado como el de Caribe?
-Me daba un poco de nervios. La temperatura es un factor no menor. Yo estoy acostumbrada a correr con otras temperaturas, pero confié en el entrenamiento que venía haciendo. La verdad es que me dispuse a disfrutar plenamente cada kilómetro y también el paisaje. Si bien salimos bien temprano a oscuras, porque justamente hace mucho calor, gocé del amanecer, que me parece una cosa increíble.


-¿Cuál fue la preparación para correr?
-Entreno con el Negro Doheijo, mi profe en Bigg, su club de running. La rutina es de dos veces por semana, principalmente haciendo pasadas, y después corro un fondo (entrenamiento de larga distancia) los fines de semana con una amiga que se llama Sil. Y también sumé entrenamientos de fuerza en el box de crossfit, así que especialmente en el último mes ajusté bastante mi preparación. Además, sumé como uno o dos días más de entrenamiento para llegar preparada. Me hidrate mucho estos últimos días porque el calor era un factor que podía ser determinante.
-¿Hiciste algo diferente en el entrenamiento para correr en una isla del Caribe?
-El año pasado corrí la media en Buenos Aires, y siento que acá es como subir un escalón en ese sentido. Estuve atenta analizando el recorrido y viendo dónde estaban los puestos de hidratación, algo fundamental, donde además tomaba los geles, lo que te da el plus de energía. Está re bien organizado el evento, con muchos puestos de hidratación. Así que, en ese sentido, estuve tranquila: no solamente tomaba, también me empapaba y me mojaba la cabeza.

-¿Qué significa el running en tu vida?
-El running para mí es terapéutico. Una descarga, como un cable a tierra. La gente me pregunta por qué corro, y siempre respondo: «Cuando uno corre, se conecta con ese momento. Es como que no sabes cómo, pero de golpe se te ordenan los pensamientos, los sentimientos, y las prioridades».
-¿Y te dejó alguna enseñanza esta actividad, o te cambió hábitos?
-Me enseñó mucho a estar presente aquí y ahora, bajar la ansiedad después de correr más de 10 kilómetros. Hay algo que pasa física y biológicamente: tu mente baja tres cambios y automáticamente te baja la ansiedad y ves todo con mayor claridad. Cuando uno corre está obligado a pensar y a enfocarte en la respiración y en cada zancada. Muchas decís «chau, abandono» por cansancio y la mente te desafía a seguir Entonces es como que te obliga a enfocarte en ese paso para llegar a la meta.
