
El presidente Javier Milei anunció este miércoles, durante su discurso en la Knéset (el Parlamento israelí), que la Argentina trasladará oficialmente su embajada en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén Oeste en 2026.
El mandatario expresó sentirse “orgulloso” de confirmar esta decisión, que ya había sido adelantada durante su campaña electoral, y destacó el valor simbólico y político del gesto en el marco de su alineamiento con el gobierno israelí. La declaración refuerza el vínculo bilateral entre ambos países y marca un cambio significativo en la política exterior argentina respecto a Medio Oriente.
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Javier Milei confirmó el traslado de la embajada Argentina en Israel
En su discurso, Milei reafirmó el apoyo de su gobierno al derecho de Israel a la legítima defensa y manifestó su voluntad de fortalecer la relación bilateral en los planos cultural, diplomático, estratégico y comercial.
Con esta decisión, Argentina se sumaría al pequeño grupo de países que ya han establecido sus embajadas en Jerusalén (entre ellos, Estados Unidos, Paraguay, Guatemala, Honduras, Kosovo y Papúa Nueva Guinea), alineándose con una postura que ha sido motivo de debate internacional.
Por qué Tel Aviv es sede de la mayoría de las embajadas dentro de Israel
El estatus de Jerusalén es uno de los puntos más sensibles y disputados en el conflicto entre israelíes y palestinos. Israel considera a toda la ciudad como su capital “eterna e indivisible”, mientras que los palestinos reclaman Jerusalén Este como la capital de un futuro Estado.
Tras la guerra árabe-israelí de 1967, Israel ocupó y posteriormente anexó Jerusalén Este, una acción que no ha sido reconocida por la comunidad internacional. Por esta razón, la mayoría de los países mantienen sus embajadas en Tel Aviv, como forma de no interferir en las negociaciones sobre el estatus final de la ciudad.
La controversia en torno a la ubicación de las embajadas cobró nueva relevancia en diciembre de 2017, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció a Jerusalén como capital de Israel y ordenó trasladar la embajada estadounidense desde Tel Aviv.
Esta decisión rompió con décadas de consenso diplomático internacional y provocó una fuerte reacción del liderazgo palestino, que la consideró una medida unilateral que socavaba las posibilidades de una solución negociada.