Un nuevo estudio muestra que el cáncer de apéndice se está volviendo más común entre las generaciones más jóvenes, reflejando un patrón que ha estado ocurriendo con otros tipos de cáncer desde la década de 1990.
Las tasas de incidencia de cáncer entre los miembros de la Generación X fueron de dos a tres veces mayores que entre las personas nacidas en la década de 1940, según el estudio, publicado el lunes en la revista Annals of Internal Medicine. Las tasas entre los millennials mayores, nacidos en la década de 1980, fueron cuatro veces mayores.
A pesar de estos aumentos, el cáncer de apéndice sigue siendo extremadamente raro. Se estima que los médicos diagnostican alrededor de 3.000 nuevos casos en Estados Unidos cada año, en comparación con más de 150.000 casos de cáncer colorrectal.
Los hallazgos surgen en un momento de creciente preocupación por la aparición temprana de ciertos tipos de cáncer, incluidos el colorrectal, de mama y renal. La nueva investigación describe lo que se conoce como el efecto de «cohorte de nacimiento», es decir, una enfermedad que se vuelve más común entre generaciones sucesivas.
«Tal efecto da credibilidad a la idea de que las personas nacidas después de un cierto período tuvieron exposiciones similares a algo que está aumentando su riesgo de cáncer más que entre las personas nacidas décadas antes», dijo Andrea Cercek, oncóloga del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, quien no participó en el estudio.
«Y el hecho de que los investigadores hayan observado efectos generacionales similares en cánceres colorrectales y gástricos sugiere que puede haber algunos factores de riesgo compartidos entre estos cánceres y el cáncer de apéndice», dijo Andrew T. Chan, gastroenterólogo del Hospital General de Massachusetts, que investiga la epidemiología del cáncer de colon y tampoco estaba involucrado en el estudio.
La dieta es una de esas posibilidades, dijo el gastroenterólogo. El consumo de alimentos ultraprocesados ha aumentado con el tiempo, y estos alimentos — especialmente carnes procesadas y bebidas azucaradas — han sido asociados con un mayor riesgo de cáncer de colon.
«Las tasas de trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes — ambos asociados con cánceres de colon y estómago — han aumentado con el tiempo. Los jóvenes, en particular, pueden estar cada vez más expuestos a los efectos negativos de la obesidad y la diabetes en una etapa de la vida en la que son posiblemente más susceptibles al desarrollo de cáncer», dijo Chan.
También se cree que el alcohol y los cambios en el microbioma intestinal aumentan el riesgo de algunos tipos de cáncer gastrointestinal.
«Los científicos aún no saben si alguno de estos factores ambientales influye específicamente en el cáncer de apéndice», dijo Andreana Holowatyj, profesora asistente de hematología y oncología en el Centro Médico de la Universidad Vanderbilt y autora principal del nuevo estudio. «Como el cáncer es tan raro, hay muy poca investigación sobre sus causas».
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Ella y otros expertos afirmaron que probablemente hay una serie de factores en juego, incluida la genética. Un diagnóstico más preciso también podría ser responsable de parte del aumento documentado. Hasta hace poco, algunos cánceres de apéndice — que a menudo se diagnostican incidentalmente cuando alguien con apendicitis tiene el apéndice extirpado — eran clasificados erróneamente como cáncer de colon.
La autora afirma que es poco probable que el aumento del cáncer de apéndice sea solo una cuestión de clasificación mejorada.
«Los investigadores encontraron un efecto generacional particularmente fuerte para un tipo específico de cáncer que siempre ha sido clasificado como cáncer de apéndice. Los médicos que tratan la apendicitis también han dejado de recurrir a la cirugía siempre que sea posible», dijo Cercek, lo que significa que más diagnósticos de cáncer después de apendicectomías tampoco estarían influyendo en el resultado.
Un esfuerzo de investigación llamado Appendiceal Cancer Consortium está trabajando para reunir datos y muestras de varios estudios para comprender mejor los factores de riesgo y los marcadores biológicos específicos del cáncer de apéndice.
Aunque no hay una buena manera de detectar el cáncer en este momento, los científicos esperan que más conocimiento sobre la enfermedad conduzca a una mayor conciencia sobre los síntomas y, tal vez, a una detección más temprana.
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En otra investigación, Holowatyj descubrió que el 77% de los pacientes diagnosticados con cáncer de apéndice presentaban al menos un signo o síntoma de alguna condición abdominal, como dolor o hinchazón. A menudo, estos síntomas duraban meses, en comparación con los síntomas más agudos que generalmente llevan a las personas con apendicitis a buscar atención. «Hay una oportunidad y una ventana para la intervención allí», dijo Holowatyj.
Para Richard Thoma, un maratonista diagnosticado con cáncer de apéndice en 2023, los primeros signos de la enfermedad fueron hinchazón y fatiga, que los análisis de sangre no podían explicar y que no se resolvieron con cambios en la dieta. Finalmente, un examen reveló que tenía cáncer en el apéndice y en la cavidad abdominal. Se sometió a una cirugía de 12 horas para extirpar el cáncer, así como partes del colon, estómago, bazo, vesícula biliar y recto, seguida de quimioterapia calentada administrada directamente en el abdomen. «Se refieren a ella como la madre de todas las cirugías», dijo Thoma.
Salió del hospital con una intravenosa para administrar nutrientes directamente en el torrente sanguíneo y con una bolsa de ostomía para recolectar desechos. Su peso bajó de 82 kg a 60 kg. El cáncer regresó en 2024, y se sometió a una segunda ronda de cirugía y quimioterapia.
Hoy, no muestra evidencia de cáncer de apéndice y tiene un plan para aumentar la conciencia y recaudar fondos para la investigación sobre la enfermedad: correrá el Maratón de Nueva York este otoño.
O Globo – GDA
