El 8 de octubre de 2001, Salta se estremeci con una de las noticias ms dolorosas de su historia reciente: el asesinato del Padre Ernesto Martearena, un sacerdote de 57 aos que haba dedicado su vida a los ms necesitados. Su compromiso con los salteos fue tan grande que, con el tiempo, el estadio mundialista de la zona sur pas a llevar su nombre en homenaje a su legado.
Martearena fue creador de ocho comedores comunitarios, un centro de asistencia para nios con VIH, una granja de recuperacin de adictos y hogares para personas de bajos recursos. Su labor social alcanzaba a ms de 2.000 personas en situacin de vulnerabilidad, convirtindolo en un referente indiscutido de la solidaridad saltea.
El crimen ocurri en la parroquia Nuestra Seora de Ftima, en Villa Asuncin, donde el sacerdote desarrollaba su trabajo pastoral y social. Aquella noche, luego de compartir una cena con un colega y un amigo, fue atacado en el hall de su residencia por dos jvenes a los que haba ayudado: Javier Alfredo Alans Colausti (21 aos), su ahijado, y Marcelo Castillo (19), monaguillo de la parroquia.
Los asesinos fueron detenidos poco despus. Alans Colausti fue capturado en San Salvador de Jujuy, luego de ser identificado por vecinos que lo vieron intentar sacar dinero del cajero con la tarjeta del sacerdote. Castillo, en tanto, fue apresado en su casa y confes haber participado en el hecho bajo los efectos de las drogas. Ambos fueron condenados por la Justicia.
El asesinato del Padre Martearena dej una profunda herida en la sociedad saltea. Miles de personas participaron de su sepelio y, hasta el da de hoy, su nombre es sinnimo de entrega, fe y compromiso social. En 2011, el Vaticano lo incorpor a la lista de mrtires del siglo XX, reconociendo su sacrificio y vocacin pastoral.
El Estadio Padre Ernesto Martearena, inaugurado en ese mismo ao, inicialmente tena el nombre de estadio Mundialista de Salta, luego pas a tener su nombre y es mucho ms que una obra deportiva: es un smbolo de memoria y gratitud hacia un hombre que dedic su vida a servir a los dems.
«> Padre Martearena, brindando la misa en la parroquia Nuestra Seora de Ftima, en Villa Asuncin.
A 24 aos de su asesinato, los salteos siguen recordando al Padre Ernesto como un ejemplo de valenta, compasin y amor al prjimo. Su vida, marcada por el compromiso y la fe, contina inspirando a nuevas generaciones en la bsqueda de una sociedad ms justa y solidaria.