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lunes, marzo 3, 2025

A 5 años del boom del home office: qué pasó en la oficina y cuál es el modelo que más quieren los empleados hoy

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Hace cinco años, las oficinas eran el epicentro de la vida laboral: escritorios compartidos, reuniones y el bullicio del día a día. Pero la pandemia lo cambió todo. De un día para otro, millones de trabajadores llevaron su rutina a casa, transformando mesas de comedor en estaciones de trabajo y redefiniendo lo que significa «ir a la oficina».

Actualmente, el home office ya no es una medida de emergencia, sino una realidad que ha cambiado para siempre la forma de trabajar, comunicarnos y equilibrar nuestras vidas. Según los especialistas, en la actualidad, los modelos de trabajo remoto e incluso híbridos son muy buscados en especial por los jóvenes, con dos focos marcados. Por un lado están aquellos que aspiran a poder trabajar desde cualquier lugar del país o del mundo. Por otro lado, los que buscan -y necesitan- el home office para tener varios empleos a la vez y así llegar a fin de mes.

Facundo Petit, trabaja en el área de IT Country Lead de Accenture Argentina y cuenta a Clarín que su trabajo antes de la pandemia era cien por cien presencial. Su empleo, hasta ese momento dependía de asistencia in situ para dar soporte a los colaboradores, revisar cuestiones de conectividad y asistir en salas de reunión, entre otros.

Luego de la pandemia, cuenta que las modalidades de trabajo cambiaron ampliamente: “Sin dudas para nosotros fue un desafío enorme y lo continúa siendo. Hoy en día, más de 50 colaboradores de nuestra área de IT tienen una presencialidad promedio de tres días por semana en las oficinas. Para lograr este número, que para nosotros es un montón, tuvimos que modificar muchos procesos, adaptar nuestros servicios de soporte, migrar cientos de conectividades dedicadas a un entorno cloud, etc. Hoy en día, es algo totalmente consolidado”.

En el caso de Facundo sintió que este cambio, definitivamente, lo benefició. Porque por un lado tuvo el desafío de adaptar nuevas tareas y procesos para ser más flexibles en cuanto a la presencialidad .

La pandemia marcó un antes y un después en el trabajo presencial y modificó sistemas de funcionamiento. Foto: Shutterstock
La pandemia marcó un antes y un después en el trabajo presencial y modificó sistemas de funcionamiento. Foto: Shutterstock

”Tiempo atrás costaba pensar que nuestro trabajo podría llegar a tener una modalidad híbrida. Hoy, ya es un hecho que todo el equipo pueda hacerlo cumpliendo sus tareas sin mayores problemas. Es beneficioso para los que estudian, los que tienen familia, quienes viven a más de una hora de la oficina. Apagar la PC 6PM y ya estar en tu casa, no tiene precio. Los beneficios del trabajo remoto tienen un valor agregado para cada profesional casi imposible de reemplazar. Incluso, hoy día Accenture tiene dentro de su programa federal, cientos de colaboradores trabajando en provincias donde no hay oficinas físicas”, remarcó el líder del área de IT.

Randstad es una empresa de servicios de recursos humanos que conecta a personas con empleos y a empresas con talento, ofreciendo soluciones para el desarrollo profesional. Desde la experiencia de la compañía, Andrea Ávila, CEO para Argentina, aseguró que “como la gran mayoría de las organizaciones, a nivel global, la transición al home office fue masiva y no voluntaria al llegar la pandemia en el 2020”.

“El paso de la pandemia forzó un experimento masivo que obligó a todas las organizaciones a adaptarse y probar el trabajo remoto, y eso incluyó tanto a las empresas que por cultura y estilos de gestión eran más afines a esta posibilidad, como a las que siempre han tenido una posición contraria a los esquemas de flexibilidad y trabajo remoto”, consideró.

A cuatro años de la llegada del home office, la especialista asegura que el trabajo remoto “sí funciona, por lo que en gran medida es algo que llegó para quedarse, ya sea con esquemas 100% a distancia o con formatos híbridos que combinan días en la oficina y días de home office”.

Al ser consultada sobre cuáles son las principales ventajas y desafíos que perciben en esta modalidad, la especialista consideró que desde la perspectiva de las personas observan que hay mayor claridad respecto a las prioridades personales y laborales, y la flexibilidad y la búsqueda de un mayor equilibrio entre trabajo y vida son centrales y pesan cada vez más en las decisiones de la carrera laboral. “Eso es lo que en gran medida impulsa a las personas a buscar empleos que les permitan trabajar de manera remota, aunque sea parcialmente”, remarcó.

El formato híbrido, con algunos dias en la oficina y otros en casa, es el que en general se terminó imponiendo en las empresas. Foto: Shutterstock.El formato híbrido, con algunos dias en la oficina y otros en casa, es el que en general se terminó imponiendo en las empresas. Foto: Shutterstock.

Sin embargo, sostiene que la presencialidad y el contacto cara a cara tienen innumerables beneficios, tanto para los colaboradores como para las empresas, por lo que las organizaciones han ido ensayando a lo largo del tiempo distintos esquemas que combinan ambas modalidades.

Según datos de Randstad, el 31% de los trabajadores argentinos trabaja actualmente de manera remota bajo algún esquema, mientras que el 69% lo hace de forma presencial a tiempo completo. Ávila enfatizó que “la flexibilidad es una prioridad para muchos trabajadores, pero esta expectativa a menudo entra en tensión con las necesidades de las empresas en términos de productividad, generación de vínculos y transmisión de cultura organizacional”.

Georgina Barran, directora de RRHH de Accenture Argentina, destaca que en el caso de la compañía el proceso fue más fluido gracias a su programa “Accenture Flexible”, lanzado hace más de 15 años. Este programa ofrecía opciones de flexibilidad laboral que incluían el home office, permitiendo a los equipos adaptarse rápidamente a los cambios que trajo la pandemia. “Gracias a este programa, ya estábamos preparados tecnológicamente y desde la gestión para trabajar 100% desde casa. Con el tiempo, entendimos que la modalidad híbrida es la mejor opción, ya que combina la cercanía con los clientes y la generación de confianza dentro de los equipos”, señaló Barran.

Ambas ejecutivas coinciden en que los modelos híbridos han sido una solución efectiva para balancear las necesidades de las empresas y los trabajadores. “Hoy no hablamos de oficinas, sino de espacios de colaboración, aprendizaje e innovación. Vamos al lugar de trabajo con un propósito: interactuar, crear valor y fomentar la creatividad en equipo”, explicó Barran.

No obstante, Ávila advierte sobre el impacto de la deslocalización laboral, que si bien amplía las oportunidades para los trabajadores, también plantea riesgos para la competitividad de las empresas locales. “La emigración ya no es física, sino virtual, lo que facilita la fuga de talento hacia empresas extranjeras, especialmente en sectores como tecnología”, advirtió.

Desde la perspectiva de los trabajadores, los beneficios del home office son claros: mayor flexibilidad, ahorro de tiempo en traslados y un mejor equilibrio entre vida personal y laboral. Sin embargo, también existen desafíos psicológicos y sociales, como la limitada socialización y las rutinas sedentarias. Por eso, los esquemas híbridos, junto con un acompañamiento adecuado de Recursos Humanos, se presentan como una solución clave para garantizar el bienestar de los empleados.

Un estudio realizado el año pasado por WeWork con la consultora Michael Page coincidió en los beneficio del trabajo híbrido: el 66% de los argentinos encuestados optarían por este modelo si pudieran elegir, y el 81% cree que el híbrido ayuda a tener una mayor productividad laboral, lo que permite balancear el ámbito profesional y el personal.

En cuanto al futuro, se espera que las oficinas continúen evolucionando hacia espacios más abiertos y colaborativos. “Los esquemas híbridos están empujando a una reconfiguración de los espacios laborales. Desde empresas que se trasladan a las afueras de las ciudades hasta aquellas que implementan modelos de coworking o hot-desk”, concluyó Ávila.

La experiencia de los últimos años demuestra que no hay un modelo único que funcione para todas las organizaciones o trabajadores. La clave está en adaptar las propuestas de valor y los esquemas laborales a las necesidades y expectativas individuales, logrando un equilibrio que beneficie tanto a empleados como a empleadores.

Redacción

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