
Se cumple un nuevo aniversario del “Cordobazo”, una de las rebeliones populares y laborales más importantes de la Argentina y de América Latina. En aquellos días de 1969, obreros y estudiantes hartos de la represión, los despidos, el congelamiento de salarios y una política económica que implementó una serie de medidas para abrir los mercados internos a los monopolios internacionales, se sublevaron en contra de la Dictadura militar del General Juan Carlos Onganía.
Bajo aquel gobierno se desactivó la Comisión del Salario mínimo, vital y móvil, se buscó suspender el “sábado inglés” (jornada laboral reducida a la mitad) y se sancionó una ley de represión automática para huelgas y conflictos sindicales.
Además, se intervinieron sindicatos suspendiéndose las personerías gremiales. La Dictadura también modificó la Ley de Indemnizaciones por despidos, aumentó la edad jubilatoria, persiguió y encarceló a los militantes políticos y sindicales e intervino las universidades, que fueron consideradas “centros de subversión y comunismo” por la propaganda oficial.
La pueblada de la capital cordobesa también se replicó en otras ciudades del país como Rosario y Mendoza. Allí, el referente del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, Agustín Tosco, fue uno de los principales protagonistas. Un símbolo y referente de muchos sucesores militantes sindicales, que escribió años después:
“El Cordobazo fue la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.”
Rescatar la gesta del Cordobazo es luchar también contra los ataques que en estos momentos padecemos la clase trabajadora y estudiantil, muy similares a los de 1969.
Hoy sufrimos un gobierno que congela los salarios, despide trabajadores y trabajadoras estatales, precariza las condiciones laborales, destruye la industria nacional y el mercado interno, ataca a las universidades y al sistema científico, ajusta la salud pública y propaga violentos discursos de odio. Esto nos impone construir unidad para luchar contra este enemigo de clase.
Ante los atropellos del gobierno nacional, debemos recuperar y seguir reivindicando las banderas que levantaron Agustín Tosco y decenas de compañeros comprometidos con su tiempo. Si logramos retomar su legado, podremos derribar los avances que el liberalismo, detrás de un Gobierno democrático, aplica contra el pueblo argentino.
Desde el Sindicato Luz de Fuerza Mar del Plata, coherentes con nuestra historia y nuestros ideales, seguimos resistiendo y combatiendo. Sabemos que solo la unidad y la organización de la clase trabajadora podrán derrotar cualquier intento de ir contra nuestras conquistas.
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