-¿Tres?
-Tres.
-Ufff, hay tantos -resopla, pero acepta el desafío de Revista GENTE. Entonces Morena Beltrán (26) se anima a resumir los tres momentos más relevantes de su joven carrera:
-Uno, cuando recién iniciaba y armaba hilos opinando sobre fútbol para Twitter. Adoraba el proceso de ver partidos, cortar jugadas piolas, examinar funcionamientos de equipos. Lo disfrutaba a full. Existía esa magia de no ser conocida, la de la no-popularidad, el hecho de que la gente todavía no haya sacado conclusiones sobre vos, ¿viste? El anonimato te brinda otra frescura, al menos yo sentía eso. Se me acercaban futboleros a los que realmente sólo les importaba el juego, entusiastas que “la sentían” como yo…
-¿El segundo momento?
-Cuando me largué a conducir en ESPN noticieros con compañeras mujeres. Algo icónico. Arranqué junto a Agostina Larocca y Mechi Margalot, y luego me llevaron al prime time de las nueve de la noche (SportsCenter nocturno) con Agos Scalise, lo que hizo ruido porque ¡éramos dos minas frente al noticiero emblema de nuestra señal! Y tercero… -respira profundo.

-¿El Mundial 2022?
-Tal cual. Irrepetible, en el otro lado del mundo. Le sumaría el sorteo previo, que significaba conocer la ciudad en la que íbamos a estar y mi primer vínculo con el evento más importante de mi profesión… Aunque podría agregarte que además cubrí Copas Libertadores y Sudamericanas, definiciones de Champions -donde van todos los flashes-, la Copa América Estados Unidos 2024 y demás, debo reconocer que a mí el día a día el fútbol argentino me resulta espectacular. Asistí a finales en las que no participaron Boca y River, por ejemplo, y me maravilló conocer las historias de los pibes que la jugaban, la de los hinchas que viajaban para no perdérselas. Más allá que hay cosas que no comparto de cómo está organizado nuestro fútbol, para mí todo lo relacionado a él que sucede puertas adentro, en nuestro país, es súper valioso.

-¿Por qué los periodistas deportivos no suelen revelar de qué equipo son hinchas?
-Algunos lo hacen. A mí no me resulta cómodo porque voy todos los fines de semana a distintos estadios, cubro el campo de juego y convivo con la gente. Igual no es algo que pueda definirme. Por ahí de más chica me identificaba como hincha. Pero ya de más grande el tema cambió rotundamente, y empecé a identificarme con el fútbol desde el juego. Me dejó de interpelar ese sentimiento de hincha, para darle lugar a otro más profesional. Yo trato a todos los equipos por igual. Y me lo tomo con naturalidad. Al final de cuentas la gente va a pensar lo que quiera pensar. En estos tiempos en los que el periodismo parece una carrera cada vez más veloz por ver quién dice la cosa más extravagante y más explosiva, para mí es todo lo contrario. Soy de los que piensan que tu trabajo en el tiempo termina mostrando lo que sos.
-Su trabajo en el tiempo mostró un picante ida y vuelta nada menos que con Riquelme…
-Ufff, sí, ese fue un día… No sé si de los peores, pero…

-No nos quedó esa imagen.
-¿En serio? Bueno, gente del ambiente del fútbol que respeto mucho me lo ha marcado también. Pero la realidad es que no fue un día feliz: salí del programa y aparecieron una catarata de comentarios y de mensajes que opinaban distinto, jajaja. Es que Román genera muchísima adhesión. El mismo fanatismo puro por un ídolo máximo -un fanatismo hasta ciego, diría yo- que Marcelo Gallardo en River. Y como además tiene una manera muy particular de contestar… No me lo tomé personal, sin embargo tampoco dejó de ser una respuesta que yo no tendría con alguien. Es especial porque la mía era una pregunta buena, puramente de fútbol.
-Usted le consultó sobre su gusto por los volantes centrales y sus características.
–Y me contestó una obviedad, como que los volantes centrales y el resto de los jugadores lo que deben hacer es darle la pelota a los que lucen el mismo color de camiseta. Yo, cabeza dura como siempre, seguí el tema y le preguntaba y repreguntaba, mientras las caras de mis compañeros en el estudio parecían sugerir: “¡No sigas porque te va a revolear de nuevo!”. Lo cierto fue que esa noche volví angustiada y llorando a mi casa de Saavedra. Porque aunque yo intento que lo que digo sea redondo y con el tiempo me fui ganando el respeto, no deja de existir ese prejuicio con la mina. Uno cree que no, pero al final sigue.
-¿Siente que todavía hay gente al acecho esperando para confrontarlas?
-Sí, hay quienes esperan que la digas un poquito cuadrada para confirmar sus propias teorías; que algo ocurra para que sientan que guardaban razón sobre lo que pensaban. Lo mismo ocurre hacia los futbolistas: hay quienes están esperando que alguno cometa un error para confirmar que, «como te dije, era un burro”.

-Lo cierto fue que llegó afligida a su casa luego del cruce con Román…
-Sí, porque me recontra esfuerzo para salir ojo de la tormenta, como para que vengan así a pincharme el globo tipo de 100 a 0, cuando yo no le quise enseñar nada a nadie. Pasa que, obvio, también me criticaban en distintos lados: “¿Cómo le vas a enseñar de fútbol a Riquelme?” Error. Sólo quería comprenderlo, preguntarle su punto de vista, porque me generaba una contradicción descubrir que al tipo que idolatra, no sé, a Sergio Busquets, después no le guste esa clase de volante central… Igual, a la distancia, siento que si me volviera a suceder, reaccionaría igual, simplemente porque es mi manera de ser. No lo podría evitar. Pero bueno, nada, también hay contextos y cómo se brinda la gente. O sea, yo quiero hablar de fútbol, pero si vos no querés hablar, no hablaremos. Porque un diálogo es de a dos, y lo voy a respetar.
-Igual comparte que, comparando con tiempos no tan lejanos, se aplacó un poco la mirada crítica frente a la opinión de una mujer en materia futbolística, ¿cierto?
-Claramente cambió, aunque nos encontramos a mitad de camino. Yo lo miro desde el lugar en el que estoy y porque no somos muchas las que opinamos. Ojo, tampoco planteo una cuestión de cupo, ni en pedo. Hablo de intentar elevar la vara para todos, hombres y mujeres.

-¿Qué experiencias machistas ha experimentado cubriendo partidos?
-Las sentís en las “chiquitas”, en los mano a mano, cuando por ejemplo te postergan en la zona mixta, al preguntar algo y que no te llegue la respuesta. O cuando te inventan algo o buscan una segunda intención donde no la hay, cosa que no pasa si se trata de un hombre. Como contrapartida, las otras “chiquitas” que te hacen sentir súper incluida llegan cuando los colegas te invitan a asados, comidas y salidas en grupo para hablar de fútbol.
-¿Los piropos en la cancha también bajaron de tono?
-Nnnnnno. El noventa por ciento de los piropos va por el lado de siempre. Igual yo siento que no se grita tanto, que el promedio bajó. Luego, fuera de las barbaridades que te gritan, a veces surge algo más ingenioso, que no tiene que ver con el físico ni con la apariencia.
-¿Cuál ha sido el mejor piropo que ha recibido en una cancha de fútbol?
-“¡Qué ganas de cebarle mate un domingo a la mañana mirando la Premier!”, me fascinó.
Fotos: Chris Beliera
Producción y estilismo: Jazmín Ochoa
Arte digital: Darío Alvarellos
Filmación y edición de videos: Martina Cretella
Maquillaje y peinado: Ana Paula Amaya Santi (@Anapaulapuntocom)
Looks: Natalia Antolín (@nantolin), Imán (@iman_official), Mono fuk (@mono.fuk), Puma (@pumaargentina), En lo de Antonia (@enlodeantonia -calzados-) y Satora company (@satoracompany -accesorios-)