Me es muy difícil entender cómo hay gente que no se indigna al ver lo que viven nuestros jubilados, lxs jóvenes que luchan a su lado y lxs periodistas que documentan lo que pasa cada miércoles en el congreso. Semana tras semana somos testigos de un operativo violento, ideado por una violenta. Un operativo que reprime a quienes piden una jubilación digna y un sistema de salud justo o a quienes alzan la voz en contra de un plan económico que no lxs incluye.
Un plan llevado a cabo por un gobierno excluyente, hambreador, que recorta derechos y termina beneficiando a los más privilegiados. Un gobierno que lleva un plan para complacer los pedidos del FMI y de EE.UU. No importa las consecuencias que tenga sobre el pueblo y como resultado, hay cada vez más gente orillada, marginada y expulsada de la vida social, política y económica.
Lo hacen delante de las cámaras, sin ningún tipo de vergüenza, discreción o humanidad. Lo hacen para sembrar miedo, para decirnos que si nos manifestamos en las calles y defendemos nuestros derechos, nos arruinan la vida con un gas disparado hacia la cabeza o podemos llegar a perder la visión de un ojo. Nos quieren disciplinar a través del terror, y nos quieren hacer naturalizar la represión.
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Reprimen y detienen a quienes luchan por no tener que elegir entre pagar el alquiler o tener un plato de comida en la mesa, a quienes reclaman por sus medicamentos. Reprimen y detienen a quienes luchan por el futuro, pero no olvidan el pasado y se niegan a que se repita. Reprimen y detienen a quienes denuncian la cruel realidad a la que se lxs enfrenta y a quienes se organizan.
Pese a todo esto, ahí están todas las semanas, con convicciones y un coraje que se lleva por delante al miedo.
A lxs jubiladxs les quiero decir que no están solxs, que lxs jóvenes no somos ajenxs a su lucha, la bronca la transformamos en organización porque creemos que podemos pelear todxs juntxs por una sociedad que no nos margine. No queremos vivir para trabajar ni trabajar para vivir.
“Cuando el fuego crezca quiero estar ahí”
Pía Villar