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martes, febrero 25, 2025

¿A qué edad es adecuado darle un celular a un niño? Los expertos te explican qué factores considerar

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Milenka Duarte/El Comercio GDA
Los teléfonos inteligentes se han vuelto esenciales en nuestra vida diaria, pero surge la pregunta de a qué edad deberían tener uno los niños.

Aunque la respuesta depende de cada familia y contexto, la presión por darles un celular cada vez es mayor.

Si bien un celular puede ofrecer ventajas, como el desarrollo de habilidades digitales, también expone a los niños a riesgos, como el acceso a contenidos inapropiados.

Por eso, es crucial que los padres comprendan que dar un teléfono implica preparar a los niños para un mundo digital que requiere supervisión y responsabilidad.

Niños celular
Niños usan el celular en la escuela.

Foto: Freepik.

¿Cuál es la edad ideal para que un niño tenga su primer celular?

Aunque no hay una edad universalmente recomendada para que un niño tenga su primer teléfono, diversos estudios sugieren esperar hasta la adolescencia temprana, entre los 12 y 14 años, cuando el razonamiento abstracto y el juicio crítico están más desarrollados, y los niños tienen una mayor autonomía y responsabilidad, señaló Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de Clínica Internacional.

Por lo tanto, más allá de la edad, lo más importante es que antes de darles un teléfono, los padres evalúen varios factores claves para poder tomar una decisión informada:

Necesidad real: Es importante preguntarse si el teléfono es realmente necesario para la seguridad y comunicación del niño o si es solo un deseo. Si el menor pasa mucho tiempo solo o fuera de casa, un celular puede ser útil, pero es clave diferenciar entre necesidad y conveniencia.

Madurez y responsabilidad: No todos los niños están preparados para manejar un teléfono de manera responsable. Los padres deben evaluar si su hijo entiende las responsabilidades que conlleva, si es capaz de gestionar su tiempo y priorizar las tareas sin que el dispositivo afecte su rutina diaria.

Normas familiares y supervisión: Establecer reglas claras sobre el uso del teléfono es esencial. Esto incluye definir horarios, aplicaciones permitidas y normas sobre el acceso a redes sociales. También es fundamental que los padres evalúen si podrán supervisar el uso del dispositivo e intervenir si es necesario, asegurando que el niño esté protegido frente a riesgos en línea.

Impacto en su bienestar: Es importante considerar cómo el uso del teléfono, puede afectar la salud física y emocional del niño. Como indicó el doctor Alberto Alegre Bravo, psicólogo y coordinador académico de la carrera de psicología de Continental Florida University, factores como el tiempo de pantalla, la exposición a contenidos inapropiados y los posibles riesgos de las redes sociales deben ser analizados para fomentar un equilibrio saludable. El uso de herramientas de control parental puede ser una opción útil para supervisar y proteger su actividad digital.

¿Cómo influye el uso temprano del teléfono en el desarrollo integral de los niños?

Desarrollo emocional: Según el psicólogo y docente, Juan José Soza Herrera, el uso temprano y sin control del teléfono puede afectar el desarrollo y la madurez emocional de los niños de diversas maneras. En primer lugar, puede perjudicar su capacidad para regular emociones al fomentar la dependencia digital y reducir la tolerancia a la frustración.

Del mismo modo, al estar expuestos constantemente a redes sociales y comparaciones con otros, los niños pueden desarrollar inseguridad, ansiedad y problemas de autoestima, ya que buscan validación en interacciones virtuales en lugar de construir confianza en sí mismos a través de experiencias reales.

“A esto se suma el riesgo de experiencias negativas en línea, como el ciberacoso, que pueden agravar estos problemas. Por ello, es fundamental fomentar un uso equilibrado y supervisado del teléfono, promoviendo actividades que fortalezcan la autoestima, la interacción social y el manejo saludable de las emociones”.

Desarrollo social: El uso del teléfono puede influir tanto positiva como negativamente en el desarrollo social de los niños. Como explicó el experto de Continental Florida University, un uso excesivo puede reducir las interacciones cara a cara, afectando habilidades esenciales como la empatía, la comunicación verbal y la resolución de conflictos. También puede fomentar el aislamiento si el niño prioriza la pantalla sobre la convivencia, reduciendo su participación en actividades grupales y juegos al aire libre, fundamentales para la construcción de relaciones en el mundo real. Además, el acceso temprano a redes sociales puede incrementar la presión por la aprobación de los demás y el riesgo de bullying o comparación social.

Por otro lado, cuando se emplea de manera equilibrada y supervisada, la tecnología puede fortalecer la comunicación con amigos y familiares, especialmente en casos de distancia física. Igualmente, permite el acceso a comunidades en línea donde los niños pueden compartir intereses comunes, enriqueciendo su desarrollo social.

“Un niño puede sentirse excluido si no tiene un teléfono, ya que muchas interacciones sociales y escolares ocurren en línea. Esto puede generar aislamiento y presión social. Ante estos casos, los padres pueden ayudar validando sus sentimientos y explicando que, aunque el teléfono facilita la conexión, no es esencial. Por ello, fomentar la autoestima, organizar actividades sin tecnología y enseñar habilidades sociales fuera del entorno digital son estrategias clave. También pueden considerar opciones intermedias, como teléfonos básicos, y modelar un uso equilibrado de la tecnología para que el niño maneje mejor la presión social”, agregó el doctor Alegre.

Desarrollo cognitivo: De acuerdo a la psicoterapeuta, el uso excesivo de celulares y otros dispositivos electrónicos puede afectar a funciones cognitivas como, la atención, la concentración y la retención de información, lo que influye en el rendimiento académico. Un estudio de la American Psychological Association (APA) reveló que los adolescentes que pasan más de cinco horas al día en redes sociales presentan un desempeño académico significativamente menor.

Por su parte, Juan José Soza destacó que, el acceso incontrolado a videojuegos y redes sociales puede perjudicar el desarrollo de habilidades cognitivas como la planificación y la resolución de problemas. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que su uso moderado y supervisado puede fomentar habilidades tecnológicas y de multitarea.

El uso del teléfono antes de dormir también puede afectar la calidad del sueño debido a la luz azul de las pantallas, que interfiere con la producción de melatonina y dificulta el descanso. Como consecuencia, Alberto Alegre advirtió que, la falta de sueño impacta negativamente en la concentración, la memoria y el rendimiento académico.

“La exposición excesiva a dispositivos durante la noche puede generar una dependencia de la estimulación constante, dificultando la relajación y alterando los patrones de sueño. Esto puede derivar en fatiga crónica, lo que reduce la capacidad de retener información y disminuye la motivación para estudiar”.

¿Cómo saber si un niño no está usando responsablemente el celular?

Según los especialistas, cuando un niño no está utilizando correctamente un teléfono, puede presentar varias señales de alerta. Entre ellas se incluyen:

Aislamiento social: El niño evita actividades habituales como jugar con amigos o practicar deportes, prefiriendo pasar tiempo en redes sociales o juegos en línea.

Irritabilidad o ansiedad: Muestra cambios de humor, irritación excesiva o ansiedad cuando se le restringe el acceso al dispositivo.

Bajo rendimiento escolar: Se observa una disminución en las calificaciones debido a la distracción constante con el teléfono celular.

Problemas de sueño: Tiene dificultades para dormir las horas recomendadas por el uso excesivo del celular antes de acostarse.

Cambios en el comportamiento y estado de ánimo: Presenta agresividad, tristeza sin motivo aparente o dependencia emocional por las interacciones en línea.

Desinterés en actividades fuera de la pantalla: Pierde interés en hobbies o actividades que antes disfrutaba, como deportes o lectura.

Uso excesivo del dispositivo: No respeta los límites de tiempo establecidos para el uso del teléfono.

Obsesión con revisar el teléfono: Revisa constantemente el dispositivo, incluso en momentos inapropiados o peligrosos.

Secretismo sobre su actividad en línea: Oculta sus actividades digitales, evita hablar sobre lo que hace en redes sociales y se encierra para usar el teléfono.

¿Cómo preparar a un niño para usar un celular de manera segura?

Establece límites saludables:
Definir horarios específicos para el uso del teléfono ayuda a equilibrar su tiempo con otras actividades esenciales, como el estudio, el deporte y la convivencia familiar. Se recomienda restringir su uso durante las comidas y antes de dormir para evitar interrupciones en la interacción social y el descanso. Además, establecer momentos sin pantallas fortalece los vínculos con la familia y los amigos.

Según Liliana Tuñoque, en el caso de los menores, se recomienda un máximo de dos horas a la semana, siempre bajo supervisión parental. Sin embargo, si el uso del celular es por motivos académicos, la doctora Amelia Cerrate, oftalmóloga de la Clínica OftalmoMedic, aconsejó no exceder los 20 a 30 minutos seguidos, hacer pausas visuales, mantener una buena iluminación y una distancia mínima de 30 centímetros del dispositivo para no dañar la visión.

Educación digital y privacidad:
Es fundamental que los niños comprendan los riesgos en línea, como el ciberacoso, el contacto con desconocidos y la exposición a contenido inapropiado. Como destacó Alegre Bravo, también deben aprender la importancia de proteger su privacidad, evitando compartir información personal, como direcciones, rutinas diarias o fotografías en redes sociales. A medida que crecen, desarrollar el pensamiento crítico les permitirá identificar posibles amenazas y actuar con precaución.

Supervisión y control parental:
Las herramientas de control parental pueden ayudar a restringir el acceso a contenido inadecuado y gestionar el tiempo de pantalla. Sin embargo, la supervisión debe complementarse con una educación digital que fomente la autonomía y la autorregulación del niño. Es clave que los padres expliquen el propósito de estas medidas para que los niños las perciban como una protección y no como una imposición.

Valores y comportamiento en línea:
El respeto y la comunicación asertiva son tan importantes en el mundo digital como en la vida real. Los niños deben saber cómo actuar ante situaciones de ciberacoso y comprender que sus palabras y acciones en línea tienen consecuencias. Enseñarles a ser amables, a no compartir ni difundir información sin consentimiento y a tratar a los demás con empatía, les permitirá desarrollar una relación sana con la tecnología, añadió la especialista de la Clínica Internacional.

Alternativas al uso del teléfono:
Fomentar actividades fuera de la pantalla, como la lectura, el deporte y el tiempo en familia, ayuda a prevenir la dependencia digital. Establecer espacios sin tecnología, como juegos de mesa o salidas al aire libre, refuerza la importancia del contacto humano y promueve un equilibrio en el uso de dispositivos electrónicos.

Consecuencias del mal uso:
Es esencial que los niños comprendan las implicaciones de un uso irresponsable del teléfono, incluyendo aspectos de seguridad y posibles consecuencias legales. Deben aprender a configurar sus cuentas de manera segura, mantener perfiles privados y evitar interactuar con desconocidos en línea. También es importante que sepan cómo actuar si se sienten incómodos con alguna situación, ya sea bloqueando usuarios, denunciando contenido o buscando apoyo en un adulto de confianza.

Comunicación activa y acompañamiento:
Crear un ambiente de confianza donde el niño pueda hablar abiertamente sobre su experiencia digital es clave. Escucharlo sin juzgar y brindarle orientación le permitirá tomar decisiones más seguras. Los padres deben involucrarse en su mundo digital, conocer las plataformas que usa y mantener conversaciones periódicas sobre su comportamiento en línea. Si se detecta algún problema que afecte su bienestar emocional, buscar apoyo profesional puede ser una opción valiosa.

Por último, es importante comprender que, preparar a un niño para usar un teléfono de manera segura no se trata solo de imponer reglas, sino de educarlo y acompañarlo en su desarrollo digital. Al combinar supervisión, diálogo y autonomía progresiva, los padres pueden ayudar a sus hijos a navegar el mundo digital de manera responsable, asegurando que su experiencia con la tecnología sea positiva y segura.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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