12.1 C
Buenos Aires
martes, junio 17, 2025

Abal Medina padre, el hombre que mejor conoció al último Perón

Más Noticias

Juan Manuel Abal Medina (padre), quien perdió la vida este lunes a los 80 años, fue acaso el hombre que conoció más de cerca las vicisitudes y la intimidad política del último Juan Domingo Perón, el líder justicialista que volvió al país para iniciar su tercera presidencia después de 18 años de exilio forzado y proscripción, encontrándose con una Argentina desbordada por la violencia.

Protagonista ineludible de ese fatídico “tercer peronismo”, Abal Medina era un joven abogado de familia acomodada con formación en el nacionalismo católico cuando le presentaron al general en 1971.

La sintonía fue inmediata y al año siguiente, con tan solo 27 años, ya había sido ungido como secretario general del Partido Justicialista y delegado personal de Perón en la Argentina, en reemplazo de Héctor Cámpora, quien meses más tarde terminaría siendo el candidato presidencial del Frente Justicialista de Liberación (Frejuli).

Como delegado, fue artífice central del «Operativo Retorno» de Perón, quien a una edad avanzada, con una falta evidente de reflejos políticos y problemas de salud quiso volver al país desde España, donde se había radicado en el exilio, con una mirada mucho más ecuménica que la que había tenido en décadas anteriores.

La violenta Argentina de esos años, como bien retrata Abal Medina en su libro autobiográfico “Conocer a Perón” (que fue un fenómeno comercial y de mucha circulación en ámbitos militantes en 2023) no era apta para la cultura de la reconciliación que el líder quería propiciar desde la acción política.

Las luchas intestinas en el peronismo y el derramamiento de sangre eran una constante de la realidad argentina en los tempranos años 70, y el Perón “hervíboro”, cercado por un entorno que buscó aislarlo desde un primer momento, jamás pudo adaptarse a una dinámica que exigía un temple distinto. 

El «Viejo» había llegado demasiado tarde a una Argentina que solo hablaba el lenguaje de la violencia política.

Abal Medina vivió en carne propia esta tragedia con el asesinato en 1970 de su hermano Fernando, víctima de una redada policial a metros de la estación William Morris. 

Fernando Abal Medina había sido parte del grupo fundador de Montoneros junto a otros jóvenes que como él tenían origen en el nacionalismo católico, como Norma Arrostito, Sabino Navarro y Mario Firmenich.

Este grupo es el que había ejecutado la “Operación Pindapoy”: el secuestro y posterior ejecución revolucionaria del dictador militar Pedro Aramburu, líder de la autodenominada “Revolución Libertadora” que derrocó a Juan Domingo Perón mediante un golpe de Estado.

Fernando, dos años menor a Juan Manuel, se había formado intelectualmente bajo el ala del escritor y poeta cristiano Leopoldo Marechal, figura central de la cultura vernácula que fue una inspiración para ambos hermanos.

En la casa del autor de “Adán Buenos Ayres”, los dos muchachos conocieron a Arturo Jauretche, Pepe Rosa y otros referentes políticos que completaron su formación y los acercaron al peronismo.

Antes de esos sucesos, Abal Medina había militado en la Guardia Restauradora Nacionalista (GRN) de Julio Meinvielle, un sacerdote que tenía una fuerte influencia en el nacionalismo católico de la época.

En esa agrupación nacionalista ortodoxa, antiperonista y filo franquista, a la que se unió cuando finalizaba sus estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, Abal Medina conoció a Marcelo Sánchez Sorondo, de quien se convirtió en su secretario privado.

Este dirigente político -que provenía de una familia tradicional de clase alta- dirigía junto a Ricardo Curutchet la publicación semanal de noticias “Azul y Blanco”. Abal Medina se unió al equipo editor y participó de esa experiencia.   

Al desembarcar en el peronismo, Abal Medina tenía la virtud de cultivar relaciones políticas tanto con los compañeros de su hermano fallecido, que se encuadraban en la Tendencia peronista de izquierda, como con los militares nacionalistas y el movimiento sindical ortodoxo, liderado por Lorenzo Miguel y José Rucci.

Procurando hacer equilibrio, navegó entre esos dos continentes del peronismo y buscó siempre los puntos de contacto, aún en los momentos de mayor confrontación, cuando ya quedaba cada vez más claro que eran mundos que chocarían irremediablemente en un espiral de violencia. 

La masacre de Ezeiza ocurrida el 20 de junio de 1973 es el ejemplo más gráfico de esta contradicción irresoluble entre las dos alas del movimiento justicialista.

Como hombre de confianza de Perón, Abal Medina le tocó la tarea de armar las listas del Frejuli, con la consigna “Cámpora al Gobierno, Perón al poder”.

Entre otros menesteres, convenció a Rucci de aceptar la candidatura de Oscar Bidegain, cercano a la JP, para gobernador bonaerense.

Además, eligió a su amigo y ex jefe político Sánchez Sorondo como candidato a senador por la Ciudad (fue derrotado por el radical Fernando de la Rua), y también puso en las listas de diputados nacionales a varios dirigentes ligados a la JP revolucionaria.

En ellas se encontraba Nilda Garré (que décadas más tarde se desempeñaría como ministra kirchnerista), con quien inició una relación sentimental, terminando con su matrimonio anterior.

Este grupo de diputados de la Tendencia cercano a las posiciones de Montoneros y del gobernador Bidegain se opuso a que María Estela Martínez de Perón (Isabelita) integrara la fórmula del Frejuli como candidata a vice del general.

La división del movimiento peronista estaba a flor de piel. El parteaguas fue el asesinato de Rucci a manos de Montoneros.

Abal Medina fue testigo de la bronca incontenible que por ese hecho sintió Perón, quien para entonces ya había asumido al frente del Poder Ejecutivo tras la breve presidencia de Cámpora. 

Ese acontecimiento fatal marcó el tono de la relación que a posteriori tendría el líder justicialista con la “juventud maravillosa” que había permitido su retorno en 1972 y nuevamente en 1973.

El distanciamiento de Perón y la Juventud Peronista coincide con el ascenso de José López Rega en el entorno del general, a instancias de su esposa Isabelita.

“El Brujo”, con el apoyo de la primera Dama, se convirtió en ministro de Bienestar Social de Perón y desde esa cartera montó la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), una estructura paraoficial que se propuso como objetivo exterminar a la izquierda peronista, una misión que después retomaría como mayor intensidad la dictudura cívico militar de Jorge Rafael Videla.

Abal Medina observó con sus propios ojos cómo a medida que la salud de Perón iba deteriorándose, López Rega e Isabel iba ganando terreno en las decisiones del Gobierno.

Ambos empezaron a controlar cada movimiento de un Perón sumamente debilitado, y a tomar decisiones en su lugar. 

Con la muerte del general, Isabel asumió la presidencia y López Rega empezó a actuar campante, sin ataduras, en la persecución y represión de las organizaciones guerrilleras peronistas y no peronistas, que pasaron a la clandestinidad. 

Abal Medina, que se había destacado como un leal a Perón y que incluso recibió el destrato de Montoneros, quedó en una posición de peligro. Estaba marcado por López Rega.

Tras dos atentados en su contra fallidos, fue destituido como secretario general del Partido Justicialista.

Se desempeñó como profesional independiente hasta el 24 de marzo de 1976, el día del golpe de Estado cívico militar.

Debió pedir asilo en la Embajada de México, donde vivió hasta 1982, cuando durante la guerra de Malvinas logró un salvoconducto a tierras aztecas que lo puso a resguardo.

Abal Medina vivió en México durante muchos años y combinó funciones en el Estado (fue agente de Inteligencia entre 1988 y 1994) con trabajos profesionales en su propio bufete de abogados.

A los 80 años, murió como consecuencia de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que padeció durante mucho tiempo.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Cómo fue el primer día de La Salada después de 25 días de clausura: controles, policía y pocas ventas

Los vendedores rodean la manzana. Son percheros humanos que repiten precios y acumulan prendas. Son de los que todavía...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img