El Instituto Nacional de Teatro (INT) es mucho más que una entidad de apoyo a las artes escénicas; es un puente entre el arte y las comunidades que más necesitan ser escuchadas. Esta semana, cientos de personas se reunieron frente a su sede para realizar un «abrazo simbólico», un gesto cargado de simbolismo y resistencia frente a las amenazas que enfrenta la institución en el actual contexto político y económico.
La movilización no fue solo un acto de solidaridad hacia el INT, sino una declaración de principios: la cultura no es un lujo, es un derecho. La política de este organismo ha sido clave para llevar teatro a lugares donde muchas veces faltan escuelas, hospitales y servicios básicos, creando espacios de encuentro y reflexión en comunidades rurales, barrios marginados y pueblos olvidados.
Durante la jornada, se escucharon palabras de artistas, gestores culturales y ciudadanos comprometidos que recordaron cómo el teatro trasciende lo artístico. El INT ha sido un motor para el desarrollo social, ofreciendo una herramienta transformadora que ayuda a sanar, cuestionar y empoderar a quienes viven en contextos de vulnerabilidad.
Sin embargo, el panorama es preocupante. Los recortes presupuestarios, las políticas de ajuste y el debilitamiento de las instituciones culturales son amenazas que buscan reducir el impacto de iniciativas como las del INT. Este abrazo simbólico fue, en esencia, un llamado de atención para que no se subestime la importancia del arte en la construcción de un tejido social fuerte, solidario y con memoria.
La cultura es, quizás, una de las primeras víctimas de las crisis económicas, pero también es una de las herramientas más poderosas para salir de ellas. En tiempos de incertidumbre, necesitamos más arte, no menos. Necesitamos más espacios donde la empatía y la imaginación puedan florecer, no menos.
El abrazo al INT nos invita a reflexionar sobre el papel del Estado en garantizar el acceso a la cultura y el deber de todos los ciudadanos de proteger estos espacios. No solo se trata de preservar una institución; se trata de defender la posibilidad de soñar juntos un futuro mejor.