
Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene observación continua para informar a la población sobre cualquier cambio en las medidas de seguridad ante una posible emergencia.
Este 9 de marzo el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que notifica la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

Actividad: El observatorio del Volcán de Fuego reporta condiciones favorables para la visualización del cráter. En las últimas horas se han reportado explosiones de intensidades débiles, moderadas y fuertes, estas han elevado columnas de gases de un color grisáceo con alturas de 4500 a 4800 msnm (14,764 a 15,748 pies), estas se desplazan hacia el oeste debido a la dirección del viento. Las explosiones han sido acompañadas por retumbos de intensidad moderados a fuertes y onda de choque. De igual forma se logró observar material incandescente expulsado hasta 300 metros sobre el nivel del cráter, esto en dirección a las diferentes barrancas. Debido a la acción del viento se espera caída de ceniza fina en Panimache I e II, Yepocapa y sus alrededores. Este tipo de actividad es descrita dentro del boletín especial BEFGO-001-2025 por lo que es preciso atender a las recomendaciones que se describen en el mismo.
Actividad: El Observatorio del Volcán de Pacaya reporta condiciones atmosféricas favorables para la visualización del cráter Mackenney. Se presentan desgasificaciones débiles las cuales elevan columnas de vapor de agua y otros gases magmáticos, estos son desplazados hacia el noroeste debido a la dirección del viento. No se ha observado incandescencia, ni se han escuchado explosiones o retumbos.
Actividad: El observatorio del Complejo Volcánico Santa María-Santiaguito reporta condiciones atmosféricas favorables para la visualización del Domo Caliente. Se reportan entre 1 a 2 explosiones por hora de características moderadas que elevan columnas de gases con una tonalidad grisácea a una altura de 700 metros sobre el nivel del cráter, estas son desplazadas hacia el suroeste debido a la dirección del viento por lo que se espera caída débil de ceniza fina sobre La Tranquilidad, San Marcos Palajunoj y sus alrededores. La actividad se mantiene en un nivel elevado, por lo que existe la posibilidad de que, debido a las explosiones o por efecto de la gravedad, parte del material acumulado colapse y genere flujos piroclásticos de largo alcance hacia el suroeste, sur y sureste. Por estos motivos seguir las recomendaciones descritas en el boletín especial BESAN-002-2025.

Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren la mayor de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las áreas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
A pesar de que en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) reconoce únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las diferencias, en el presente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de vigilancia de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor relevancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos destruyeron parte de la vegetación de los alrededores y escondió parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 extraviadas y 600 heridos; así como dos millones de habitantes damnificados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en poblados de 45 kilómetros a la redonda.