
Barcelona
Tras meses de negociaciones discretas, el Ayuntamiento de Barcelona y el puerto anunciaron hoy un nuevo protocolo para reordenar la actividad crucerista con el horizonte puesto en el 2030. El nuevo pacto entre ambas instituciones actualiza el alcanzado en 2018, cuando entonces se limitó a siete las terminales de cruceros. Ahora, se da un paso más y se reducirá hasta cinco estaciones marítimas internacionales en los próximos años. Para ello, se derribarán las terminales más antiguas del muelle Adossat (A, B y C) y se construirá una nueva pública con una capacidad para dar servicio a un máximo de 7.000 pasajeros de forma simultánea.
“Esta nueva terminal es esencial en el futuro porque queremos priorizar las cruceros que sean puerto base (inicio y final del itinerario) y también cruceros pequeños”, ha destacado José Alberto Carbonell, presidente del puerto de Barcelona, acompañado del alcalde Jaume Collboni, durante la presentación del nuevo protocolo. Por su parte, Collboni ha asegurado que con esta reordenación se da el paso para “limitar la actividad crucerista y que no crezca más como mínimo”, apostando “por la calidad y no la cantidad”.
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En la línea del anterior convenio, todos los cruceros se concentrarán en el muelle Adossat, el más alejado del centro de la ciudad. Esto pasará cuando cese la actividad en la terminal Sud del World Trade Center del muelle de Barcelona, prevista para finales del próximo año. La terminal Norte, emplazada también en el muelle de Barcelona frente al Maremàgnum y la Rambla de Mar, se clausuró en 2023.
El muelle Adossat actualmente alberga seis terminales de viajeros, la última estrenada a principios de 2025 por la compañía MSC Cruceros con un edificio diseñado por el Taller de Arquitectura Ricardo Bofill, con una superficie interior de 11.500 metros cuadrados. En este muelle también se abrirá otra terminal de cruceros, la G, en el marco del acuerdo de 2018. Actualmente está en construcción y se prevé que empiece a operar en 2027. Esta estación marítima está adjudicada a Royal Caribbean Group, a través de Catalonia Cruise Terminal G S.L.
Las antiguas terminales A y B que se derribarán servirán para realizar una rehabilitación integral del muelle en este ámbito y mordenizar las instalaciones portuarias con la instalación de un sistema Onshore Power Supply (OPS) para la conexión eléctrica de barcos.
La reducción de la infraestructura crucerista en la ciudad fue un punto clave para que el gobierno socialista de Jaume Collboni obtuviera el respaldo de los comunes para sacar adelante las ordenanzas fiscales de este año. El año pasado el puerto batió su récord anual de cruceristas con la llegada de 3,65 millones pasajeros, superando la anterior marca más alta registrada en 2019, cuando hubo 3,1 millones. Todo ello, en un momento que el alcalde ha impulsado una estrategia para gestionar y poner límites al turismo existente. Collboni apuntó que con esta reordenación se prevé recudir la capacidad de las terminales alrededor de un 16%, pasando de una capacidad máxima para atender a unos 37.000 cruceristas simultáneos actualmente a unos 31.000 en el 2030.
Mejoras en la movilidad
De forma paralela, con esta reordenación se impulsarán otras actuaciones para mejorar la movilidad del entorno. Por ejemplo, se desdoblará el puente Porta d’Europa que conecta con el muelle Adossat creando otro nuevo, cuyas obras empezarán en 2027 y se prevé incorporar aceras más amplias para los peatones y un carril bici.
Otro cambio relevante en la movilidad será la construcción de un corredor verde por el frente litoral de Montjuïc destinado al transporte público, taxis, bicicletas y viandantes que conectará la plaza de les Drassanes con el barrio de la Marina del Prat Vermell y la Zona Franca.
Todas estas nuevas actuaciones supondrán una inversión público-privada al puerto de Barcelona de 185 millones de euros.