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domingo, junio 15, 2025

Adabel Guerrero confiesa la gran transformación que vivió al ser madre y cuál es su nueva profesión: «Es muy gratificante cuando veo que generan un cambio»

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En el marco del sexto aniversario de Sex, la obra creada por José María Muscari que revolucionó la escena teatral porteña, Adabel Guerrero se toma un momento para mirar hacia atrás. Presente casi desde los inicios del show, la bailarina y actriz reflexiona sobre los cambios que atravesó en estos años: desde el posparto hasta el redescubrimiento de su sensualidad, pasando por la maternidad, el coaching y su rol como mentora de otras mujeres.

“Estamos todos muy contentos porque que una obra que esté en cartel y se renueve durante tanto tiempo es impresionante. Yo estoy hace cinco años, casi desde el comienzo”, dice con orgullo.

El gran cambio que le trajo la maternidad

Adabel debutó en Sex en 2020, en plena pandemia, cuando su hija Lola tenía apenas dos años. “Después de tener a Lola, que fue mi primera hija, yo sentía mi cuerpo diferente. Sentía que mis pechos eran solo para amamantarla a ella. Yo me sentía muy mamá y mi sensualidad y sexualidad estaban en otro lado”, recuerda.

Con la libido puesta en la crianza, reconoció una necesidad: “Me costó muchísimo reencontrarme para sentirme sensual de nuevo. Creo que Sex fue una gran ayuda. O lo hacía o la pasaba mal. De a poco fui volviendo a sentirme sensual y me encaminé”.

Adabel Guerrero habló con revista GENTE sobre los cambios que vivió al ser madre y cómo se encuentra su presente laboral.

La maternidad no sólo transformó su percepción del cuerpo: también modificó su escala de valores. “Las prioridades me cambiaron totalmente. Antes de mi hija, para mí lo más importante era mi profesión y estaba todo el día dedicada a eso. Hoy por hoy mi prioridad es mi hija. A ella le pasa cualquier cosa y estoy ahí”, dice con seguridad.

La divertida explicación de por qué Lola no la puede ir a ver al teatro

La exposición del show, con su propuesta súper explícita, también generó situaciones insólitas en su entorno. “Muchas veces las mamás de las compañeritas del cole me fueron a ver… Se habla de Sex. Una vez le hicieron hacer un dibujito a mi hija sobre los trabajos de los papás y Lola me dibujó y escribió ‘Sex’. ¡Me quería morir! (risas) Igual, todos ya saben, pero me dio un poco de vergüenza”.

Sin embargo, asegura que nunca fue señalada por su trabajo: “No siento que alguien me haya mirado mal por el laburo que hago. Cuando lo pienso, me doy cuenta de que soy yo misma. Después se acercan y me dicen: ‘Che, te fui a ver y estuvo increíble’. La obra se posicionó en un lugar en el que se sabe de qué se trata. Si bien está atravesada por la sexualidad, está muy apalancada por artistas y el mensaje está bueno”.

Respecto a cómo le explica a su hija por qué no puede ir a verla al teatro, dice: «Le digo que no me puede venir a ver porque decimos muchas malas palabras… Entonces ella entiende que es algo para gente grande porque no puede escuchar eso. Yo ya no sé cómo explicarle. Tiene 7 años ya…”. Adabel se ríe, pero también reconoce: “Los chicos ahora vienen muy avanzados. Mi hija ya la tiene muy clara. Obviamente hay cosas que no sabe. Más adelante veré qué explicación le doy”.

La hija de Adabel Guerrero sigue sus pasos

Aunque nunca quiso imponerle un camino, la herencia artística parece inevitable. “Yo siempre dije que a Lola no la iba a obligar a nada. Yo quiero que ella sea libre, pero ya viene en los genes. Ella ya se mueve sola. Ni siquiera baila porque me haya visto a mí, porque cuando empecé con Sex ella era muy chiquita. Baila porque lo ve en TikTok y las coreografías de Tini… Es más, una vez le quise enseñar y me decía: ‘Pero si vos no sabés’. Dios, si tan solo me viera…”, dice con simpatía.

Además, detalla cuáles son las cualidades artísticas de su hija: “Tiene muy buenas condiciones físicas para el baile. Te das cuenta porque es laxa, agraciada y lo lleva en el alma. Cuando canta la escuchás cantar con unas ganas… Ahora está con los musicales en la escuela y no se quiere perder ni un ensayo”.

“Yo siempre dije que a Lola no la iba a obligar a nada», asegura la bailarina sobre su hija.

Su nueva profesión y el vínculo con su carrera artística

En la pandemia, Adabel sumó otra faceta: se formó como coach ontológica. “Yo había estudiado hasta tercer año la carrera de psicología. Me atraviesa y me gusta mucho todo lo que es entender el comportamiento humano. Tiene que ver con mi historia y con querer modificar cosas que vengo arrastrando del pasado. Quería hacer algo y me encontré con el coaching”, explica sobre los motivos que la llevaron a formarse en esta disciplina.

Lejos de tomarlo como un pasatiempo, Adabel creó su propia academia: Alas. “No es un hobby y tampoco atiendo amigos. Se me acercan muchas chicas que quieren ser artistas y no se animan. Ya muchas están viajando, compitiendo y hasta tienen su escuela. Tenían todas las condiciones, pero estaban trabajando en un call center ocho horas por día y no se animaban a dar el paso para dedicarse a la danza”, relata sobre algunas de las mujeres que acompañó en su desarrollo personal.

«Tiene que ver con mi historia y con querer modificar cosas que vengo arrastrando del pasado», dice Adabel sobre la elección de formarse como coach ontológica.

El trabajo con cada alumna implica un proceso profundo: “Es de mínimo tres meses, donde trabajamos mucho la autovaloración y también las posibilidades de cómo se encara este trabajo. Ojalá a mí me hubiese llegado alguien así a mi vida. Siempre soñé con tener alguien que me guiara y me acompañara”.

Adabel habla desde su propia experiencia: “A mí me pasó que después de tantos años como bailarina pensé que no iba a poder tener un lugar como actriz y ya grabé mi tercera serie… Yo cuando hice los castings no confiaba en mí. Ahí está… Hay que hacerlo con miedo».

Para cerrar, cuenta con entusiasmo cómo vive estar cerca del crecimiento de sus clientas: «Es muy gratificante cuando veo que generan un cambio. Hasta el día de hoy me escriben algunas chicas que acompañé y es hermoso. Es una relación muy íntima”.

Fotos: Baezershot, gentileza Agencia AB.

Redacción

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