Émilie Dequenne entró en el mundo del cine por la puerta más grande que pueda imaginarse, un auténtico arco de triunfo: fue la protagonista de Rosetta, la primera de las dos Palmas de Oro obtenidas por los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne en el festival de Cannes de 1999. El Jurado, presidido por David Cronenberg, también quiso premiar a la actriz que había llevado toda la película sobre sus hombros. Nacida en Beloeil (Bélgica), Dequenne había sido descubierta, con apenas 17 años, por el tándem no menos belga que, con La promesa (1996), ya había revolucionado el cine social con un estilo muy personal, próximo al documental, caracterizado por una cámara al hombro con la que seguían muy de cerca a sus antihéroes proletarios. “Rara vez una actriz ha marcado la historia del festival de Cannes como Émilie Dequenne cuando apareció con Rosetta”, ha declarado Thierry Frémaux, responsable de la programación del festival de festivales.
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